El presidente de la Confederación Hidrográfica del Ebro, Rafael Romeo, ha presentado esta tarde en la sede del Organismo, la edición facsímil del “Reconocimiento Hidrológico del Valle del Ebro”, publicado en 1865 por el ingeniero Pedro Antonio de Mesa y que recoge los datos de aforo recopilados durante el verano de 1863 por las denominadas brigadas hidrológicas de la Junta General de Estadística.
El documento original se guarda en la biblioteca de la Confederación y la publicación de este facsímil coincide en 2009 con la redacción del nuevo Plan Hidrológico de la Demarcación del Ebro. De hecho, el “Reconocimiento” es un trabajo pionero que sirvió de base para el desarrollo de posteriores estudios hidrológicos, los primeros los de Manuel Lorenzo Pardo, fundador, en 1926 de la Confederación del Ebro, el primero organismo de cuenca del mundo.
Este documento de gran relevancia se incluye en una serie de trabajos geográficos encargados a la Junta General de Estadística durante el Gobierno de O´Donnell y su objetivo era conocer la riqueza hidrológica de España. Los trabajos realizados en el verano de 1863 buscaban conocer los caudales de estiaje (los que se registran en verano) de los ríos de la Cuenca del Ebro, lo que permitiría saber cuáles eran los recursos mínimos de los que se dispondría para el desarrollo de regadíos.
Las conclusiones elaboradas por el autor, aunque se basaban sólo en datos de un único periodo de estiaje y no cubren tampoco todo el territorio de la Cuenca, destacan hoy en día porque presentan valores totalmente razonables que incluso siguen siendo válidos en algunos puntos.
Datos del estudio
Pedro Antonio de Mesa recorrió más de 20.000 kilómetros a caballo por las márgenes de los ríos Ebro, Guadalquivir, Duero y Guadiana entre los años 1862 y 1865 para realizar los reconocimientos encargados. Las brigadas hidrológicas comenzaron los aforos el 4 de julio de 1863 y los finalizaron posiblemente en octubre En total recoge datos de 231aforos en los ríos de la Cuenca, prestando más atención a la cabecera del Ebro y los afluentes de la margen izquierda, por ser más caudalosos que los de la margen derecha.
De los datos recogidos se destaca el hecho de que en los meses de verano, en los que se desarrolla la campaña de riegos, existen cauces que quedan totalmente secos, principalmente en la margen derecha del río, al no tener piezas de regulación que garanticen caudales de mantenimiento.
Junto con los aforos realizados, Antonio de Mesa ofrece interesantes noticias sobre el estado de la agricultura en la Cuenca del Ebro. En su informe destaca que por provincias en el Valle del Ebro existen 225.674 hectáreas de riego y 3.217.391 de secano. Además, indica que un 75% de las tierras regables se dedicarían al cereal, mientras que el resto se reparten entre viñedos, olivares y prados.