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¿Saneamiento para todos en 2030? A este ritmo no

Sobre el blog

Alberto Guijarro Lomeña
Ingeniero Industrial y Posgrado en Cooperación Internacional. Agua, saneamiento, Agenda ODS, desarrollo, sostenibilidad, RSE.

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  • ¿Saneamiento todos 2030? este ritmo no

Resulta bastante sencillo identificar problemas globales que afectan a millones de personas en todo el mundo. Situaciones con riesgos para la salud, como la malaria, que afecta a los ingresos de las personas; como el paro, que influye en el crecimiento de los niños; como la desnutrición, que condiciona las posibilidades de obtener una formación adecuada; como el absentismo escolar, que afecta a la dignidad de las personas; como la violencia sobre las mujeres, o que impactan en el medio ambiente, como el cambio climático.

Pero no existen muchos problemas globales que afecten a todos y cada uno de los aspectos anteriores. Y entre ellos, sin duda, destaca la falta de acceso al saneamiento en condiciones adecuadas, que afecta a 1/3 de la población mundial, es una de las causas principales de muerte en niños y niñas menores de 5 años, incrementa el absentismo escolar y reduce la productividad laboral por enfermedades como la diarrea.

Por ello, no sorprende que Naciones Unidas haya reconocido el saneamiento como un derecho humano, o que la Agenda 2030 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) haya incluido el saneamiento entre sus metas, como ya lo hicieron los anteriores Objetivos de Desarrollo del Milenio, aunque en aquel caso la meta quedó muy lejos de alcanzarse.

A pesar de ello, en las últimas décadas se han producido notables avances: entre 1990 y 2015, casi 2.100 millones de personas accedieron al saneamiento en condiciones mejoradas, y el porcentaje de personas que practican la defecación al aire libre se redujo del 24 al 13% a nivel mundial.

"Entre 1990 y 2015, casi 2.100 millones de personas accedieron al saneamiento en condiciones mejoradas"

Pero estos progresos se han producido, en general, en la fracción de población “menos pobre” que en 1990 no tenía acceso, por lo que conseguir que 2.400 millones de personas accedan a saneamiento mejorado de aquí a 2030 no será tarea fácil: quedan las personas más pobres, las que viven en las zonas más alejadas (el 70% de las personas sin acceso viven en zonas rurales), las más vulnerables y marginadas (mujeres, población indígena, personas con discapacidad…).

Por tanto, seamos honestos: el “business as usual” no parece una estrategia adecuada para alcanzar el acceso universal en 2030. Diversos estudios han señalado que el ritmo actual de avance no es suficiente para alcanzar las metas de agua y saneamiento de los ODS, y se estima que serán necesarios del orden de 50.000 millones de dólares anuales para conseguir dichas metas, pero cerca del 80% de los países que reportan sobre su situación declaran carecer de recursos nacionales para hacer frente a estos retos.

Para alcanzar el acceso universal deben producirse algunos cambios importantes. Hacen falta entidades que sepan trabajar con las personas de menores recursos y con las que viven en zonas rurales, a donde muy pocas entidades suelen llegar (ni empresas, ni administraciones y, en ocasiones, ni ONG). Hacen falta más compromisos de todos y trabajar desde un enfoque de derecho humano al saneamiento: gobiernos que prioricen a los más pobres, empresas que desarrollen tecnologías de saneamiento asequibles y adaptadas a los contextos sociales, ONG que quieran trabajar en alianza para multiplicar resultados, universidades que formen profesionales capaces de trabajar con colectivos vulnerables…

Hace falta más inversión, y aquí surgen dos preguntas dirigidas a gobiernos y donantes: ¿cuánto han incrementado su inversión en saneamiento para contribuir a alcanzar las metas globales? ¿Qué nuevas políticas y medidas en saneamiento están desarrollando para llegar a los más vulnerables?

Llevamos un año y medio desde la aprobación de los ODS y, al ritmo actual, en 2030 no se alcanzará el acceso universal. Quizá logremos que otros 1.800 millones de personas accedan a un saneamiento mejorado, pero, ¿qué hay de los otros 600 millones? No podemos conformarnos ni esperar a 2030 para lamentarnos por no haber llegado.

El momento de actuar es ahora, y hacen falta más compromisos eficaces y urgentes. ¿Alguien no se siente aludido?

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