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La singularidad y la rebelión de las máquinas

Sobre el blog

Alejandro Beivide
Director de Transformación Digital de Acciona. Infraestructuras. PDD-E-2018 IESE Business School. Ingeniero en Automática y Electrónica Industrial. Master en Energías Alternativas y Eficiencia Energética
  • singularidad y rebelión máquinas

El 29 de agosto de 1997, a las 2:14 AM, Skynet tomó conciencia de sí misma y empezó a evaluar y decidir qué sería lo mejor para su supervivencia y evolución. Los humanos reaccionaron con pánico e intentaron desconectarla, lo que Skynet entendió como un ataque. Para defenderse de esta agresión decidió eliminar a la raza humana empezando una guerra nuclear a gran escala.

Esto es el argumento de una película que encumbró al director James Cameron (1984). Me estoy refiriendo a Terminator, obra maestra de la ciencia ficción y el origen de una saga muy exitosa. Ese día, la inteligencia artificial creada para tomar las mejores decisiones en materia de defensa militar y con control total del arsenal militar de los Estados Unidos tomó consciencia de sí misma, evolucionó hasta un punto considerado como “la singularidad”.

Este concepto toma mucha relevancia hoy en día ya que la capacidad de la inteligencia artificial está creciendo a una velocidad exponencial y ya se empieza a dudar menos sobre si ocurrirá o no. Se está evaluando el “cuándo” ocurrirá.

La singularidad es la evolución del aprendizaje de la inteligencia artificial en el momento en que puede desarrollarse por sí misma. Toma consciencia de lo que es y por primera vez evalúa lo que puede llegar a ser y trabajar para mejorarse. 

Se define también como el momento en que la inteligencia artificial pasa a superar en capacidades a la inteligencia humana. Uno de los aspectos claves del evento de la singularidad es que puede ser tomado como el siguiente escalón en la evolución humana.

Diversos autores fechan la singularidad que estará por llegar en 20 años, en 40 o algunos hacia 2100. En mi opinión no es tan importante la fecha en la que llegará sino las condiciones en las que la sociedad estará dispuesta a aceptarla.

Hay serias diferencias en el tipo de inteligencia y las capacidades adquiridas a desarrollar, pero son variantes que día a día evolucionan. La ética, las emociones, los sentimientos son aspectos de nuestra inteligencia biológica que parecen difíciles de replicar por una inteligencia artificial pero no debemos pensar que no sea posible. Si algo nos está siendo revelado es que cada paso que da la humanidad en materia de tecnología el horizonte de posibilidades abre un nuevo camino. 

La tecnología está cambiando a la sociedad y esa capacidad es la que puede permitir en cada momento que seamos conscientes de que queremos ser y dónde queremos estar en relación con la inteligencia artificial.

Uno de los retos que se presenta como condicionante singular es poder alcanzar las capacidades alojadas en el cerebro humano y hoy en día hay 3 líneas principales de desarrollo tecnológico computacional que van a la cabeza de la evolución de la inteligencia artificial, la computación tridimensional, la computación cuántica y el uso del ADN en computación. Se están haciendo muchos avances en ordenadores que incluyen partes y piezas biológicas que realizan tareas en circuitos integrados, pero infinitamente más rápido y con un abanico de posibilidades más amplio gracias a la nanotecnología y a la biotecnología.

Quizás la pregunta que realizó el matemático y criptógrafo inglés Alan Turing allá por 1950, ¿puede pensar una máquina?, cuando trabajaba en su proyecto Enigma (descifrar los mensajes codificados alemanes en la segunda guerra mundial), obtenga pronto una respuesta.

¿Qué es lo que nos hace humanos? No es algo que se pueda programar. No se puede introducir en un chip. Es la fortaleza del corazón humano la diferencia entre nosotros y las máquinas.  Marcus Wright – Terminator Salvation (2009)