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Políticas tarifarias para el logro de los Objetivos de Desarrollo del Milenio

Sobre el blog

CEPAL
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe es el organismo, dependiente de la ONU, responsable de promover el desarrollo económico y social de la región.

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  • Portada del estudio.

A continuación presentamos las conclusiones del estudio “Políticas tarifarias para el logro de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM): situación actual y tendencias regionales recientes” (LC/W.519, enero de 2013) por Gustavo Ferro y Emilio Lentini, que fue presentado en la Reunión de Expertos sobre Políticas Tarifarias y Regulatorias.

El cierre de las brechas de cobertura y calidad de los servicios de agua y saneamiento y el mantenimiento de estos logros en el tiempo, son el nexo principal entre los ODM y los esquemas tarifarios. Estos dan señales a la sostenibilidad (económica y ambiental) de los servicios, a la eficiencia con que se prestan y a la equidad con que se distribuyen sus beneficios en la sociedad.

Sostenibilidad, eficiencia y equidad son atributos esperables del diseño tarifario

Sostenibilidad, eficiencia y equidad son atributos esperables del diseño tarifario. Implican que la recaudación permita mantener en el tiempo el servicio en condiciones por lo menos estables, que se recuperen costos marginales con las tarifas y que los costos medios sean mínimos, que no se discrimine entre clientes y que se atiendan situaciones de carencia de los peor situados; además se suelen agregar requisitos de transparencia que favorecen la aceptación pública y la comprensión de las facturas por los usuarios.

En cuanto a la estructura tarifaria, ésta puede estar conformada por cargos fijos y/o volumétricos, creciendo linealmente o con saltos discretos en bloques, admite también estructurarse a la Ramsey (en función inversa a la elasticidad de los diferentes grupos de consumidores) y contemplar tarifas estacionales (precios diferenciados cuando las condiciones de oferta o de demanda son muy variables entre períodos del año). La indexación conserva el valor real de las tarifas en el tiempo, y según el país, tiene un grado mayor o menor de automaticidad.

Los subsidios pueden ser a la oferta (prestador) o a la demanda (los clientes). En el último caso, se puede subsidiar el acceso o el consumo. Cada subsidio tiene un objetivo,
ventajas y desventajas. El subsidio a la oferta puede ser necesario para expandir la red y universalizar el servicio. El subsidio a la demanda puede ayudar a clientes pobres a conectarse y luego a pagar sus facturas rutinarias. La ampliación de la cobertura y mantener a la gente luego en la red, consumiendo y pagando el servicio, tiene un claro rédito en la salud de la población. Por su carácter, los subsidios pueden ser universales en su alcance o focalizados a ciertos grupos meta. Por último, se pueden diseñar como subsidios directos o cruzados. Para estructurar las tarifas entre categorías y adjudicar subsidios se debe recurrir a los costos de provisión por cliente, pero también a las elasticidades; es decir, la reacción de cantidades consumidas (y por ende de la recaudación) a cambios de precios.

La ampliación de la cobertura y mantener a la gente en la red, consumiendo y pagando el servicio, tiene un claro rédito en la salud de la población

Para el análisis de las tendencias en materia tarifaria en la región, dada la heterogeneidad existente tanto en la dimensión y grado de desarrollo de los servicios como en las condiciones socioeconómicas, se tomó una muestra donde estuvieran representados un grupo importante de países, de todas las dimensiones y niveles de desarrollo de la región.

La prestación del servicio difiere entre países por el grado de centralización o descentralización (escala nacional versus regional o municipal), por la forma de propiedad, por la cobertura de la población objetivo (diferente entre grupos sociales, regiones geográficas o entre consumidores urbanos y rurales), la proporción de habitantes que tienen servicio de alcantarillado (casi siempre menor a quienes tienen agua potable de red), el volumen del tratamiento de aguas residuales (normalmente se trata sólo una fracción de ellas), el nivel de calidad de los servicios (muy variable entre países y regiones en cuanto a continuidad, presión, potabilidad, gestión comercial, etc.), la recuperación de costos mediante la tarifa y la capacidad de los prestadores de producir (consumir) excedentes financieros netos que permitan expandir los niveles de prestación, cubriendo brechas de cobertura o bien atendiendo al crecimiento vegetativo y manteniendo en buen estado la red.

En la región hay gran diversidad de sistemas tarifarios, aunque en la mayoría de los prestadores relevados existen esquemas de bloques crecientes, diferenciados por categorías de usuarios. Son excepciones Chile (tarifas lineales en dos partes, sin distinguir entre categorías de usuarios y con ajustes estacionales), la Argentina (fuerte predominio
de clientes no medidos y cobro por superficie con fórmula que incorpora subsidios cruzados) y el Uruguay (donde para los clientes residenciales se aplica una estructura de bloques crecientes, mientras que para los comerciales e industriales las tarifas son decrecientes a medida que aumenta el volumen consumido).

La muestra abarca a 15 empresas que le prestan servicio de agua potable a aproximadamente 26 millones de clientes (es decir, a más de 100 millones de personas) y unos 20 millones de clientes de alcantarillado.

Del estudio se deduce una dotación media de 22 m3/cliente con una factura de 28 USD/mes con un costo de 1,65 USD/m3. Las pérdidas en red ascienden al 38%

Resultan interesantes los promedios de cierto conjunto de indicadores para analizar cuán arriba o cuán abajo están los prestadores individuales. Así, la dotación por cliente es de 22 metros cúbicos mensuales, con pérdidas físicas de 38% de la producción. La factura media por ese consumo ascendería a 28 dólares mensuales con un costo por metro cúbico de 1,65 dólares. Un 83% de los clientes estarían medidos, y los índices de cobertura de costos operativos arrojan 132%, si se incorporan en el denominador las depreciaciones 111% y si se agregan los intereses se llega al 108%.

Los mayores valores tarifarios en dólares lo detentan las empresas del Brasil, Chile, Colombia y SEDAPAL del Perú, y los menores son los de la Argentina y Panamá. En consonancia con dichas características, se puede concluir que, excepto las empresas de estos dos últimos países, existe una tendencia en la región a cubrir los costos operativos

mediante los ingresos tarifarios: los prestadores de Chile son los de más alta cobertura, en segundo lugar estarían las empresas del Brasil y SEDAPAL, y un escalón más abajo, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Paraguay y el Uruguay.

Un rasgo común de las empresas que poseen mayor cobertura financiera es que los consumos facturados se basan en la micromedición y que las dotaciones de consumo se encuentran entre las más bajas. Además, en el caso particular de Chile y Colombia, el consumo por habitante registra una tendencia decreciente desde hace más de una década.

Los mayores valores tarifarios en dólares lo detentan las empresas del Brasil, Chile, Colombia y SEDAPAL del Perú, y los menores son los de la Argentina y Panamá

Estas tendencias también se corroboran mediante las correlaciones entre las variables que ayudan a caracterizar a los prestadores. Por ejemplo, la correlación simple entre la dotación mensual y el precio promedio es de ‒0,64 (congruente con una elasticidad negativa y relativamente baja); entre proporción de micro-medición y dotación, de ‒0,65 (consistente con el hecho de que la medición ayuda a controlar el consumo, máxime cuando la medición tiene correlación positiva de 0,69 con el precio medio; es decir, que quienes más miden, cobran tarifa más elevada); entre pérdidas y medición, ‒0,31 (los medidores ayudan a controlar pérdidas); entre cobertura financiera y factura media, 0,79 sin considerar depreciaciones, 0,85 incorporando depreciaciones y 0,91 abarcando también intereses (tarifas más altas contribuyen a la sostenibilidad).

Otra correlación interesante es la que se registra entre la cobertura de agua potable y los tres indicadores de suficiencia financiera anteriores, que es de 0,61, 0,59 y 0,66, respectivamente. Es decir que los prestadores que exhiben mejor cobertura de costos tienen mayor proporción de la población servida con agua potable. De lo cual podría inferirse que las empresas utilizan su mayor capacidad financiera para hacer frente a las inversiones en expansión de los servicios. 

Texto publicado originalmente en la carta circular Nº39 de la Red de Cooperación de Gestión Integral de los Recursos Hídricos para el Desarrollo Sustentable en América Latina y Caribe y reproducida aquí con expresa autorización del autor.