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¿Para cuándo el respeto a nuestros ríos?

Sobre el blog

CIREF
Centro Ibérico de Restauración Fluvial.

Temas

  • Desecación de cauces por exceso de regulación y ausencia de caudales ambientales (CIREF)

La Federación Nacional de Comunidades de Regantes de España, a través de su presidente, Don Andrés del Campo, publicaba hace unos días un artículo en iAgua, titulado “¿Para cuándo las obras de regulación?”. Desde el Centro Ibérico de Restauración Fluvial (CIREF) creemos que es conveniente hacer algunas reflexiones y consideraciones al respecto.

Sin dejar de reconocer que algunas obras de regulación han supuesto en determinadas regiones manifiestos beneficios económicos directos, no podemos dejar de recordar que en muchos casos ha sido a costa de fuertes costos ambientales y en ocasiones también sociales.

Es cierto que en España hay actualmente, como en otros muchos temas, una “cuasi parálisis hidráulica” y somos los primeros en denunciarlo, pero el arranque pretendido en el artículo no podemos compartirlo.

No podemos seguir tratando al agua desde un punto de vista exclusivamente mercantil, clásico y cortoplacista

¿Tenemos los planes hidrológicos muy retrasados? Cierto y nos duele, pues la Directiva Marco del Agua 2000/60/CE abrió unas grandes esperanzas estableciendo conceptos como el “estado ecológico” y otros que deberían desarrollarse a través de dichos planes. Recordemos que el considerando primero de esta directiva dice “El agua no es un bien comercial como los demás, sino un patrimonio que hay que proteger, defender y tratar como tal.”

No podemos seguir tratando al agua desde un punto de vista exclusivamente mercantil, clásico y cortoplacista, sino como centro de todo un ecosistema y fuente de diversos servicios. Estos servicios ambientales son generalmente olvidados, aunque cada vez se consideran en mayor número de estudios científicos y económicos; su desconocimiento general hace que olvidemos una parte relevante de lo que sería una valoración económica más realista de la gestión del agua. Dicho sea de paso, uno de los grandes obstáculos para aplicar los regímenes de caudales ecológicos es que nadie habla de los numerosos beneficios reales que nos aportan.

Por lo tanto, exijamos que se aceleren los planes hidrológicos pero siendo fieles a lo que establece esta directiva.

Tampoco compartimos afirmaciones como la de que no debemos dejar los caudales ecológicos en manos de las autonomías que actúan de acuerdo a criterios políticos y arbitrarios. Más bien diríamos que, gracias a los esfuerzos de algunas autonomías y de diversas instituciones y entidades, el tema de los caudales ecológicos no acaba de enterrarse del todo y existen tímidas esperanzas de que en algunos casos se puedan respetar. En todo caso, son el conjunto de administraciones, las autonómicas y las del estado, las que deben tratar estos temas con respeto a las opiniones técnicas fundadas.

Para los daños producidos por sequías o por inundaciones existen las figuras de los seguros y debe recordarse en relación a las inundaciones que en la Directiva 2007/60/CE relativa a la evaluación y gestión de los riesgos de inundación se establece en su segundo considerando que “las inundaciones son fenómenos naturales que no pueden evitarse” y en el Real Decreto 903/2010, de 9 de julio, que transpone dicha directiva, al hablar de las medidas que necesariamente han de incluir los futuros Planes de Gestión del Riesgo de Inundación, se incluyen “Medidas consideradas para promocionar los seguros frente a las inundaciones sobre personas y bienes y, en especial, los seguros agrarios”.

Además, en el artículo se afirma que “impacto negativo del cambio climático será mínimo en las cuencas hidrográficas que tengan el mayor grado de regulación”, lo que, además de ser una afirmación simplista que no aborda el conjunto de la problemática, carece de rigurosidad científica. Cierto es que el aumento de las temperaturas y la reducción de precipitaciones afectará cada vez más a la agricultura española. Sin embargo, si el sector agrario quiere realmente avanzar en la adaptación al cambio climático, es fundamental apostar por una industria agrícola sostenible que apueste por variedades locales adaptadas a cada región y más resistentes a las sequías; que reduzca el uso de fertilizantes sintéticos, que refuerce la fertilidad del suelo y aumente el contenido de carbono en el suelo y su capacidad de almacenamiento de agua.

De acuerdo a todo esto, a la pregunta que se formula la Federación Nacional de Comunidades de Regantes, el CIREF antepone otra: “¿Para cuándo el respeto a nuestros ríos?”