Un caracol del tamaño de una manzana, pequeñas almejas en el fondo de nuestros ríos, un helecho de agua capaz de tornar el río de color verde... Estos son algunos de los nuevos ‘visitantes’ del Ebro.
La presencia de especies llegadas de otros lugares, especies alóctonas o exóticas, suponen una seria amenaza para la biodiversidad
En nuestra cuenca, una de las emblemáticas cuencas mediterráneas, viven especies de fauna y flora nativas, propias de nuestros ríos, integradas en un ciclo natural y en un ecosistema de gran riqueza y diversidad. La presencia de nuevas especies llegadas de otros lugares, especies alóctonas o exóticas como las citadas, suponen una seria amenaza para la biodiversidad. De hecho, su presencia, es considerada por la Unión Internacional de Conservación de la Naturaleza, como la segunda causa de perdida de biodiversidad del planeta.
Estas especies exóticas han sido introducidas en nuestros ecosistemas en algún momento, generalmente a través de una actuación humana, y en un alto porcentaje se desarrollan con gran éxito comportándose como especies exóticas invasoras (en adelante EEI). No sólo se adaptan al nuevo medio, sino que lo invaden por completo, las nuevas condiciones suelen ser ideales para su reproducción y expansión por lo que ejercen una tremenda presión sobre las especies autóctonas relegándolas a pequeños ecosistemas, ocupando su nicho ecológico, consumiendo su alimento y en muchos casos provocando su completa extinción, homogeneizando por completo el ecosistema que inicialmente rebosaba biodiversidad. Además de estos daños ecológicos, la presencia de EEI lleva asociados otros problemas socio económicos, afectando a la industria, a la producción agrícola, a los abastecimientos de municipios y a un largo etc.
El número de especies exóticas invasoras en nuestra cuenca va aumentando, zonas como el Delta del Ebro se han convertido en verdaderos hot-spot de especies exóticas invasoras y en el resto de la cuenca podemos encontrar de todo; galápagos americanos que intimidan al galápago leproso o el galápago europeo, especies autóctonas de nuestra cuenca; mejillón cebra que además de sus repercusiones sobre náyades autóctonas repercute en el desarrollo de actividades que captan agua del río por su gran capacidad de cegar tuberías, rejas y cualquier tipo de conducto e instalación; helechos de agua que tapizan los ríos impidiendo el desarrollo de otras especies y perjudicando los usos del agua; especies de caracoles y almejas utilizadas en acuariofilia que derivan en daños sobre agricultores y moluscos autóctonos, cangrejos de otros continentes que han infectado a los cangrejos autóctonos y continúan su expansión… La presencia de estas EEI, tendrá a la larga una repercusión sobre el estado ecológico de las masas de agua.
Ejercen una tremenda presión sobre las especies autóctonas, relegándolas a pequeños ecosistemas, ocupando su nicho ecológico
Navegar de unas aguas a otras, el trasiego de maquinaria para obras en cauce, pequeños o grandes trasvases de agua, toma de muestras de aguas en diferentes cauces con el mismo material de muestreo, restauración de riberas con especies de procedencia incierta, llenado de balsas o embalses con aguas procedentes de otra cuenca… situaciones habituales que pueden entrañar un grave riesgo para el delicado equilibrio de los ecosistemas de aguas continentales y para las especies que en él habitan.
Evitar estas introducciones de especies exóticas invasoras y su posterior expansión, debe ser preocupación de todos. La Confederación lucha por preservar los ecosistemas naturales de estas invasiones, tratando de alcanzar un buen estado en las masas de agua de la cuenca y dar así cumplimiento a la Directiva Marco del Agua.
Este artículo se publicó originalmente en el Newsletter de la Confederación Hidrográfica del Ebro y se reproduce en iAgua con su expreso consentimiento.