La entrada en vigor de la Directiva Marco del Agua (DMA) supuso un gran cambio en la definición y evaluación de la calidad del agua. Se introdujo el concepto de estado ecológico, una expresión de la calidad de la estructura y el funcionamiento de los ecosistemas acuáticos, a través de tres tipos de indicadores: físico-químicos, biológicos e hidromorfológicos.
La CHE ha publicado recientemente el Protocolo de muestreo y análisis para Indicadores Hidromorfológicos
Pese a su menor peso relativo en la calificación final, la variable hidromorfológica es esencial a la hora de poder definir el estado de ríos y lagos. Además, estos indicadores han de ser considerados a la hora de establecer si una masa de agua está fuertemente modificada, según define la DMA.
La valoración de los aspectos hidromorfológicos ha sido abordada por científicos en diversos países de Europa y el resto del mundo, si bien no hay una metodología establecida para su evaluación. Por ello, la Confederación Hidrográfica del Ebro, con la colaboración de distintas administraciones implicadas, ha publicado recientemente el Protocolo de muestreo y análisis para Indicadores Hidromorfológicos. Este documento pretende ser una guía que ayude a conocer en qué consisten y cuáles son los indicadores utilizados actualmente en España, además de describir en detalle los protocolos de mayor interés. Se incluyen también las hojas de campo y formularios de los protocolos descritos.
El río, sus orillas y márgenes son un ecosistema, y una forma de diagnosticar su estado es precisamente mediante estos indicadores. Para ello, se considera el régimen hidrológico (caudales e hidrodinámica del flujo de las aguas y conexión con aguas subterráneas) y las condiciones morfológicas (profundidad y anchura, estructura y sustrato del lecho del río y estructura de la zona ribereña), así como la continuidad del curso fluvial. Además de las definidas por la DMA, conviene tener en cuenta otras variables complementarias, como son los caudales geomórficos (eventos de crecidas y procesos extremos), la geomorfología del cauce (forma en planta), la conectividad con las riberas y llanura de inundación, la dinámica espacio-temporal y la vegetación.
En el caso de los lagos también se evalúan el régimen hidrológico (volúmenes e hidrodinámica, tiempo de permanencia y conexión con aguas subterráneas) y las condiciones morfológicas (profundidad, cantidad, estructura y sustrato del lecho del lago y estructura de la zona ribereña).
En los ríos de la cuenca del Ebro se han utilizado los índices IHF (de Hábitat Fluvial), QBR (de Bosque de Ribera), IHG (hidrogeomorfológico) y RHS (River Habitat Survey). Por su parte, en los lagos, se aplican el índice ECELS (Estado de Conservación de Ecosistemas Lénticos Someros) y el manual de condiciones hidromorfológicas en Lagos del CEDEX.
Se completa así la serie Metodología para el establecimiento del Estado Ecológico según la Directiva Marco del Agua, incorporando los protocolos para indicadores hidromorfológicos a los biológicos ya publicados en 2005. Todos ellos están disponibles en la web de la Confederación Hidrográfica del Ebro.
Este artículo, escrito por Patricia Navarro, Jefe Sección del Área de Calidad de Confederación Hidrográfica del Ebro, ha sido publicado originalmente en el newsletter de la Confederación Hidrográfica del Ebro y se replica aquí con la expresa autorización del autor.