La Sierra de Guara y más en concreto, la cabecera del río Mascún, esconden un rincón de increíble belleza: el Saltador de las Lañas. Aquí, en medio de un umbrío circo, el agua cae en cuatro escalones unos 30 metros a una gran poza de color verde turquesa.
El color de estas cristalinas aguas se repite en toda la Sierra de Guara y se debe a que este es un paisaje kárstico, en el que la disolución de la roca caliza da lugar a este característico color de las aguas y también, a la formación de unos cañones que son la marca que distingue a esta sierra pirenaica. Un claro ejemplo son el Cañón del río Mascún y el Saltador de las Lañas.
Este punto viene a ser aproximadamente la mitad de un recorrido circular (con origen y llegada en Rodellar) por las dos vertientes del río, entre carrascas y campos abandonados que nos acercan hasta el borde de los acantilados. Todo el camino es un mirador natural que permite contemplar las extraordinarias formaciones rocosas de este barranco: los Jardines Colgantes de los Oscuros de Otín; la Peña Los Moros, también conocida como el Castillo, que culmina en dos torres unidas por un puente (para algunos la formación más bella de la Sierra); la Cuca de Bellostas o la Ciudadela, por citar sólo algunas.
Y si las vistas son impresionantes, también lo es la propia senda que en parte del recorrido discurre por cornisas y fajas aéreas, o el cauce del río, con rincones como el Manantial del Mascún o del Delfín.
En el último tramo, antes de seguir el cauce del río Mascún, nos acercamos al pueblo abandonado de Otín, que en su tiempo fue una aldea de cierta importancia y a sus dos famosos quejigos en Otín.y finalmente a la localidad de Rodellar.