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La Escasez y Mal Estado del Agua: ¿Genocidio Intencionado?

Sobre el blog

Consuelo Mora
Doctora en Geografía y Antropóloga, Técnico Superior de Apoyo a la Investigación en la Universidad de Extremadura.

A pesar de que el título puede resultar aterrador e incluso desmesurado, no creo exagerar, ya que estamos ante la presencia de actos inhumanos que traen consigo el sufrimiento y la muerte de una gran parte de la población, situaciones éstas que pueden y deberían evitarse, pues no hay argumentos válidos que justifiquen estos hechos, ya que el problema de la escasez de agua, como he dicho en otras ocasiones, dejaría de existir si realmente se buscaran soluciones con la aplicación extensiva de nuevas tecnologías que, como la desalación, por ejemplo, entre otros muchos, representa una fuente inagotable en relación con las necesidades humanas.

Igualmente, disponemos de avances tecnológicos y científicos que nos permiten aumentar las posibilidades de exploración y captación de acuíferos, como también la de desarrollar construcciones hídricas para fomentar el progreso económico y social. Ahora bien, otra cosa bien distinta es el coste económico que ello representa. Coste, y vuelvo a reincidir en   este artículo, que puede y debe ser asumible, ya que en la actualidad es enorme los recursos financieros que se gastan en presupuestos militares a escala mundial, y sólo originan desconfianza y odio entre los diferentes estados, y son por tanto, campos de cultivos para nuevas guerras.

El problema de la escasez de agua, como he dicho en otras ocasiones, dejaría de existir si realmente se buscaran soluciones con la aplicación extensiva de nuevas tecnologías

Luego, en un día como el de hoy, donde se celebra el día Mundial del Agua, hay que decir, claro y alto, que el Planeta que habitamos tiene suficiente agua como para cubrir las necesidades de la población creciente, bien diferente es que a los países ricos, y a la propia oligarquía de los países afectados por la escasez y su mal estado, les interese invertir en el desarrollo de estos territorios y con ello, en el bienestar de todos los habitantes de la Tierra. Por ello, hoy es el día de exigir a los Estados más ricos que asignen más recursos económicos destinados a la cooperación internacional.

Así mismo, me cuestiono una serie de interrogantes que no alcanzo a dar respuestas coherentes, con sentido lógico y racional, pues cómo en un mundo globalizado, donde la tecnología y la comunicación deberían ir uniendo a los distintos espacios, a través de las transformaciones necesarias en todos los aspectos (políticos, sociales y económicos) dando un carácter global, abriéndose a un mundo más justo, más equitativo y solidario, y acabar así con la brecha tan extremada entre países ricos y países pobres, o lo que es lo mismo, la opulencia y el despilfarro de unos pocos, frente a la escasez y la penuria de una inmensa población que muere de sed y de hambre.

Consecuentemente, habría que preguntarse, ¿Dónde quedan los Derechos Humanos?, ¿Dónde la garantía de una vida digna? Y eso que el Derecho Internacional considera que toda persona, independientemente de “la raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole…,” por el mero hecho de su condición humana los lleva inherentes.

Así pues, dónde están las instituciones internacionales, las asociaciones, las fundaciones, etc, que velan por el Derecho Internacional, por el desarrollo económico y social… en fin, por todo aquello que está interrelacionado con los Derechos Humanos, y que lleva implícito la preocupación por la supervivencia y prosperidad de todas las personas, y en especial por la inmensa población desfavorecida del planeta.

No obstante, dicho todo lo anterior, esta reflexión también puede ser entendida como un llamamiento a la esperanza, donde todos y cada uno de nosotros tenemos la posibilidad de transformar este mundo en uno mejor, es decir, pasar de la utopía a la realidad, para así salvar a esa parte de los pobladores que viven en la más absoluta de las miserias. Y para que esto sea posible, es preciso el despertar de la humanidad, y ahora es el momento, pues disponemos de la tecnología necesaria de alcance mundial, Internet, donde millones de personas tenemos acceso fácil e inmediato a todo tipo de información y comunicación, rompiendo así las barreras geográficas, donde la distancia ya no es un impedimento para la creación de proyectos de colaboración mundial, y de esta forma, los sueños, los desafíos, de la mayor parte de la humanidad puedan hacerse realidad, y para ello, es obligatorio lograr consensos universales orientados hacia la solidaridad, hacia los más oprimidos, los más excluidos, y movilizar las grandes economías para promover de manera más equitativa el bienestar de toda la humanidad, por ende, es ineludible exigir una agenda de acuerdos mundiales donde la tecnología hidráulica sea considerada como el elemento fundamental para reducir de la pobreza.

Señalar también, aunque sólo sea de puntillas, que los organismos internacionales como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, que son los que velan y se preocupan por el desarrollo de los países pobres, vigilen que el coste del agua no suponga un impedimento para la población de escasos recursos económicos, pues son muchos los países, como por ejemplo Kenia, donde un litro de agua cuesta el doble que el de gasolina. Como también, nos encontramos tierras muy ricas, como Keffer y Nyala (Etiopía), entre tantas y tantas regiones, con grandes posibilidades de desarrollo agrícola (pero no están bien regados, por falta de embalses, cuya construcción no les está permitido por los egipcios) para producir durante todo el año alimentos y cultivos comerciales, acabando así con las hambrunas y fomentando el dinamismo económico de estos espacios tan necesitados, y que requieren riego.

Es inconcebible que lleguemos a emplear como sinónimo de agua “oro azul”, y que los enfrentamientos por su control a escala mundial, puedan incrementarse en los próximos años por parte de los grandes poderes económicos y políticos para monopolizar el agua

En fin, que son muchos los países enfrentados o que están al borde de la guerra, gastando multitud de recursos económicos que bien podrían canalizarse para llevar a cabo infraestructura, nuevas tecnologías etc., es decir, todo aquello para que el derecho al agua potable y el saneamiento como un derecho humano esencial, pueda hacerse realidad, para el pleno disfrute de la vida y de todos los derechos humanos, como así lo declaró en julio de 2010, la Asamblea General de la Naciones Unidas.

Decir además, que es inconcebible, que lleguemos a emplear como sinónimo de agua “oro azul”, y que los enfrentamientos por su control a escala mundial, puedan incrementarse en los próximos años por parte de los grandes poderes económicos y políticos para monopolizar el agua, que es un recurso vital para y de todos los seres vivos.

Así pues, no nos dejemos engañar, pues la escasez de agua no sirve de argumento para generar problemas entre los distintos poderes económicos y políticos, y mucho menos que simbolice la excusa o el motivo de guerras entre países.

Por último, quiero hacer hincapié, que el Ser Humano, independientemente de la cultura, de la religión, del color de la piel y de las diversas formas de vida, todos pertenecemos a la misma especie, a una misma familia y con un destino común, la felicidad, o lo que es lo mismo, bienestar, prosperidad, paz… Por consiguiente, hoy también es el día de reivindicar una sociedad global resiliente, basada en el respeto al medio ambiente, en la equidad, en la redistribución de la riqueza, en la igualdad de oportunidades… en síntesis, en todo aquello que viene contemplado en los Derechos Humanos Universales.

Ahora bien, para que estos Derechos Humanos Universales se cumplan, es necesario dar de lado a todo tipo de fundamentalismo y ecologismo a ultranza[1], para que así los diferentes territorios sean ellos mismos quienes marquen sus metas y objetivos y de esa forma instauren su propio destino, llevando a cabo una gestión más inteligente y racional para ir corrigiendo los desequilibrios.

[1] Tipo de ecologismo con caracteres dogmáticos que está rozando, si es que no está dentro, el fanatismo más incoherente e irracional, al servicio del Club de Roma y de otros poderes menos visibles.