Connecting Waterpeople
Schneider Electric
Likitech
Cajamar Innova
Molecor
ADECAGUA
TRANSWATER
ADASA
Fundación Biodiversidad
ACCIONA
Lama Sistemas de Filtrado
TEDAGUA
Rädlinger primus line GmbH
Saint Gobain PAM
KISTERS
AGS Water Solutions
Global Omnium
Agencia Vasca del Agua
Barmatec
GS Inima Environment
HRS Heat Exchangers
Filtralite
SCRATS
Fundación CONAMA
DATAKORUM
Hidroconta
Asociación de Ciencias Ambientales
CAF
FLOVAC
AMPHOS 21
LACROIX
Kamstrup
Idrica
Centro Nacional de Tecnología de Regadíos (CENTER)
ICEX España Exportación e Inversiones
Almar Water Solutions
Hach
ISMedioambiente
Laboratorios Tecnológicos de Levante
EPG Salinas
Innovyze, an Autodesk company
Catalan Water Partnership
TecnoConverting
IRTA
Grupo Mejoras
RENOLIT ALKORPLAN
Sacyr Agua
Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico
Sivortex Sistemes Integrals
Red Control
Amiblu
Xylem Water Solutions España
Hidroglobal
FENACORE
IAPsolutions
Baseform
MOLEAER
Confederación Hidrográfica del Segura
s::can Iberia Sistemas de Medición
ONGAWA
Minsait
Vector Energy
Ingeteam
ESAMUR
Fundación Botín
AECID
Aganova
J. Huesa Water Technology
Aqualia
Consorcio de Aguas Bilbao Bizkaia

De la escasez y la contaminación del agua en Caracas

  • escasez y contaminación agua Caracas

La variable que ejerce mayor presión sobre los recursos hídricos es el crecimiento poblacional, que de acuerdo con estimaciones del Banco Mundial, se duplicará entre 1980 y 2030, superando los 7.000 millones de habitantes. Tendremos más gente y menos agua en vista de los desajustes climáticos y la contaminación. Esa  población en crecimiento necesita cubrir sus necesidades, las cuales expresa a través de la demanda de bienes y servicios  que impulsan la producción. Si consideramos el agua como un factor productivo esencial para la realización de cualquier actividad económica (con énfasis en la producción agrícola), llegaremos a la conclusión de que cuando el agua escasea, la productividad disminuye y la economía entera se desacelera; ni hablar si depende de la hidroelectricidad. Sin agua no hay trabajo, y por ende, no hay bienes  ni servicios para satisfacer las necesidades de la gente. Es un recurso cuyo valor no hemos sabido apreciar en su justa medida. Por eso es necesario que los gobiernos realicen las inversiones pertinentes en infraestructura para garantizar el abastecimiento del vital líquido, evitar conflictos de uso y fomentar el crecimiento económico sostenible en tiempos de Cambio Climático.

Es importante resaltar que América del Sur es la región que posee las mayores reservas de agua dulce a nivel global (31% de acuerdo con cifras publicadas por el Banco Mundial para el año 2015), las cuales están concentradas en la región amazónica, hogar de los bosques húmedos del trópico. Como era de esperarse, Brasil es el país que cuenta con la mayor riqueza hídrica del mundo, Venezuela está entre los 10 primeros. Entonces nos preguntamos, ¿a qué se deben las limitaciones del servicio? ¿Por qué en el país el suministro es intermitente y la calidad deficiente?

Hablemos de Caracas. De acuerdo con el último censo realizado por el INE en el año 2011, la ciudad aloja 1.943.901 de habitantes, lo que representa el 7,14% de la población total de Venezuela. Si consideramos que por normativa sanitaria Hidrocapital está obligada a distribuir 250 litros de agua por habitante al día en óptimas condiciones, tendremos que nuestra demanda hídrica total se estima en 485.975.250 litros diarios.

Tomando en cuenta que la metrópolis está servida por el mismo sistema hidrológico que fue construido entre 1950 y 1970, y que el manejo de las cuencas asociados a estos es cada vez más ineficiente, no podemos esperar más que desajustes entre la oferta y la demanda hídrica, pues la ciudad ha crecido y mantiene además, una población flotante proveniente de Los Teques, Guarenas, Guatire y La Guaira que incrementa la carga poblacional. Es de esperar que la extensa sequía originada por el fenómeno del Niño en el 2015 haya agravado esta situación, mermando el nivel de los embalses y manifestándose una contaminación más acentuada, en vista de que al disminuir el caudal de los ríos, se cuelan sedimentos y la concentración relativa de cualquier contaminante contenido se incrementa. A todo eso le sumamos los despilfarros por botes de agua que son frecuentes en la ciudad, que también acentúan la escasez y la contaminación existente.

La población venezolana está asumiendo los costos externos derivados de las deficiencias del servicio, no solo en lo concerniente al pago de médicos y medicinas, en vista de que se incrementan las probabilidades de contraer enfermedades relacionadas con la escasez y la baja calidad del agua; sino además, en la construcción de tanques, acarreo de agua, contratación de camiones cisternas, compra de garrafones de agua potable, filtros, plantas de ozono, reparación de bombas y de calentadores y hasta gastos en estudios bacteriológicos para conocer la confiabilidad del agua que se está consumiendo. A esto debemos añadirle la pérdida de productividad  que están experimentando empresarios y comerciantes de la zona, por no contar con el recurso en el momento,  cantidad y calidad conveniente,  aunado a los impactos del racionamiento eléctrico y los cortes de luz presentes en la ciudad, donde hay que resaltar la situación de los centros comerciales, fuente de ingresos para muchos,  los cuales han visto reducido su tiempo de actividad. Los cines y teatros de la ciudad se han visto particularmente afectados por dichas medidas. Esta situación en particular ha sido suscitada por  los bajos niveles que han estado reportando desde hace meses los embalses de Guri, la energía eléctrica que mueve a Caracas proviene de las aguas del río Caroní. El agua es sinónimo de vida, de trabajo, de desarrollo económico y social, sin ella el bienestar de la población se ve seriamente afectado.

¿Qué podemos hacer ante esta situación? El Estado debe realizar inversiones de ampliación y modernización del sistema hídrico existente, aunado a un mejor manejo de las cuencas hidrográficas donde se ubican los embalses, que entre otras cosas implica evitar las talas indiscriminadas, ejecutar planes de reforestación, mantener una estricta vigilancia de los vertidos para exigir el cumplimiento de los estándares de calidad de agua estipulados en el Decreto 883 aún en vigencia, así como también, realizar la reubicación de los invasores de estas zonas protegidas por la ley. La realización de estos cambios es impostergable. En el año 1982 se planeó la incorporación de un nuevo sistema, el Tuy IV, que llevaría agua a Caracas desde un embalse construido en el río Cuira con una capacidad de almacenamiento de 700 millones de litros, pero lamentablemente se encuentra paralizado en la actualidad. Este proyecto de gran envergadura debe ser concluido y apoyado con la construcción de nuevas plantas de tratamiento, sistemas de reutilización del agua, sistemas de riego más eficientes y la promoción de hábitos de consumo racional del recurso. Existe una amplia gama de equipos en el mercado para apoyar esta conducta como los tanques, los sistemas de recolección de agua de lluvia, las pocetas y los grifos ahorradores de agua, entre tantos otros. El objetivo es incrementar la capacidad de contener y distribuir efectivamente el agua, pero también usarla de forma eficiente, ya que la población caraqueña continuará creciendo y le convendría construir su resiliencia al Cambio Climático a la mayor brevedad posible. Nuestra mirada debe estar en el futuro que construimos hoy.