Para cerrar la brecha existente entre la oferta y la demanda de infraestructura, los países de la región deberían invertir el 6,2% anual del PIB entre 2012 y 2020 - unos 320.000 millones de dólares. Según CEPAL, estas inversiones en obras de transporte, energía, telecomunicaciones y agua y saneamiento contribuyen a incrementar la cobertura y calidad de los servicios de infraestructura y permiten aumentar el bienestar general de la población.