Muchas son las reseñas que se realizan sobre este recurso como fuente de vida y sustento. Muchos son los foros donde se pone el acento en la necesidad de tratar este recurso como se merece, un bien escaso y difícil de reponer, o al menos no estar en nuestras manos la reposición como tal, dependemos de los entornos climáticos que conlleve al correspondiente almacenamiento para su posterior tratamiento y distribución con una dependencia directa de épocas de sequías y de lluvias. Otro aspecto es el impacto negativo que la sociedad hace una vez utilizado este recurso y consiguiente regeneración para ser reutilizado de nuevo y provocar un impacto menor en nuestro medio ambiente.
Según las últimas encuestas realizadas por diversas entidades el precio medio del agua en España se sitúa entorno a 1,66 € m3, este valor nos puede hacer plantear si el agua es cara o es barata, para ello me gustaría recurrir al título utilizado.
Podríamos entender como precio la cantidad de dinero que se paga por obtener un producto/servicio, así como el tiempo, esfuerzos y molestias necesarios para obtenerlo; sin embargo al hablar de valor podríamos considerarlo como lo que el comprador/consumidor da a cambio de la utilidad que recibe por la adquisición del producto/servicio.
El agua para el consumo humano conlleva su almacenamiento, tratamiento, distribución y suministro que tiene implícito unos gastos que deben ser repercutido como es lógico en el precio final; en nuestro país podemos encontrar sistemas tarifarios que en cierta medida implementan dichos costes a la hora del consumo como tal, pero al mismo tiempo también podemos encontrarnos con situaciones donde las tarifas de abastecimiento son tan bajas que en más de una ocasión se puede llegar a la conclusión de no merecer la pena instalar un contador de agua para controlar los consumos o que los primeros bloques tarifarios sean tal altos que nos pueda hacer llegar a la misma conclusión.
Ante lo expuesto es donde deberíamos considerar el otro aspecto del valor del agua. Como utilidad que nos reporta su valor es incalculable, es necesaria para vivir y por tanto todo control que se realice siempre será eficaz para su conservación a través de una gestión lo más eficiente posible, todo ello nos lleva a la concienciación de la ciudadanía para que con independencia del precio del m3 que tenga en su municipio, en especial aquellos que sean muy bajos, su valor como recurso debe determinar que se realice un consumo responsable del mismo.
Corresponde a todos los agentes involucrados potenciar dicha concienciación del valor frente al precio, la cuestión no sería como amortizar una inversión, que es importante, sino como amortizar una gestión de futuro con la inversión que estemos realizando hoy en día; podemos escuchar reseñas como: “el agua es barata y nos sobra, ¿para qué controlar…?”, pero puede llegar el día que no podamos tener acceso a la misma (por agotamientos de acuíferos, pozos, falta de lluvias, etc..) y se recordará el tiempo perdido o el derroche realizado en el consumo.
Desde Sensus siempre abogamos y apostaremos por la mejor medición posible y así ofrecemos diversas soluciones en nuestro portfolio de productos, pero siempre mirando al futuro, siempre con la apuesta en el valor del agua, no dejemos pasar las oportunidades que tenemos hoy en día con una visión minimalista de gasto o inversión, veamos la situación desde la perspectiva a medio y largo plazo, en beneficio de la sociedad, en beneficio de nuestro entorno y en beneficio de la solidaridad con la población que no tiene fácil acceso a la utilidad que aporta este recurso por vivir en zonas de extrema sequía, puede ser que un día nos podamos encontrar nosotros en la misma situación.
