- Artículo de Narciso Berberana, director general de S&T Aqualogy
Concluyen los chilenos Humberto Maturana y Francisco Varela en su libro “El Árbol del Conocimiento” que “El conocimiento del conocimiento nos obliga”.
Desde la Grecia clásica el término naturaleza ha englobado el saber humano centrado en el sentido y el porqué de la vida. No fue hasta finales del siglo XIX en que se generalizó el término medio ambiente. En el entorno del siglo XX se posicionó como contrapunto del crecimiento económico que no tenía en cuenta las condiciones de vida. Entendida la vida como desarrollo humano y de conservación de la flora, la fauna y los ecosistemas del planeta. En las postrimerías del siglo XX emergen la biodiversidad, el cambio climático y el desarrollo sostenible.
Instalados en pleno siglo XXI existe un amplio consenso en torno a la necesidad de modificar drásticamente nuestro comportamiento. Existe un elevado convencimiento refrendado por las consecuencias recurrentes del cambio climático. Consecuencias medibles y demostradas, sobre las que ya difícilmente se puede poner en duda de que afecten a la vida en nuestro planeta.
Ese largo camino de conocimiento del ser humano, la plena conciencia que tomamos sobre la situación del planeta nos lleva a potenciar entornos de cooperación como el promovido por la ONU en este 5 de junio, Día Mundial del Medio Ambiente #DMMA2015. Hemos adquirido conciencia colectiva sobre la necesidad de modificar nuestros hábitos, pero ¿lo estamos consiguiendo?
Ante las evidencias sólo resta adoptar una actitud: la del compromiso. Compromiso para ejercer con convicción la radical modificación tanto de nuestras acciones cotidianas como de aquellas centradas en la planificación de acciones futuras. Requerimos modificar nuestros procesos productivos, el diseño de los procesos industriales, el transporte, la energía, infraestructuras y servicios. Compromiso para garantizar que la gestión de todos ellos se base en parámetros sostenibles. Compromiso que sugiere que es compatible el desarrollo inherente a la actividad humana y el crecimiento de la población mundial con la conservación de la biodiversidad y de un entorno de respecto a la vida y al planeta.
Retornando al inicio de este post: “El conocimiento del conocimiento nos obliga”. Conocemos las consecuencias, este conocimiento nos obliga a actuar. Un compromiso imprescindible para asegurar a nuestros descendientes un futuro compartido con garantía de vida en el planeta.
Cambiemos CO2 por:
COnocimiento, COoperación, COnsenso, COncienciación, COmpartir, COnservación, COmpromiso, COnvicción.