Ciudades que usan la tecnología para mejorar los servicios que prestan a los ciudadanos, y para hacerlo con mayor eficiencia y menos gasto para la Administración. Ese sería, en pocas palabras, el principal objetivo que busca la smart city, un concepto que yo no traduciría como ‘ciudad inteligente’ sino como ‘la gestión inteligente de la ciudad’.
En ese proceso están inmersas numerosas ciudades españolas, 41 de las cuales nos hemos integrado en la Red Española de Ciudades Inteligentes (RECI), con la vista puesta en unir nuestras potencialidades y en compartir nuestras experiencias en innovación tecnológica para avanzar juntos en este campo.
41 ciudades formamos parte de la Red Española de Ciudades Inteligentes, uniendo potencialidades y compartiendo experiencias
La energía, el medio ambiente, la movilidad urbana y las infraestructuras son algunas de las áreas en las que se centra el trabajo de la RECI, que está dando ya sus frutos, con acciones relativas a la eficiencia energética, la gestión eficiente del agua, de los residuos y de las zonas verdes, sistemas inteligentes de transporte, la utilización del teléfono móvil como sistema de pago en servicios públicos, como el transporte o el aparcamiento, o el uso de la realidad aumentada, entre otros.
En el caso concreto de Santander, lo que nos caracteriza es la creación de una plataforma tecnológica única, que haga posible una gestión integral de la ciudad, al incorporar a la misma los diferentes servicios que se prestan. Los primeros serán los de gestión de residuos y limpieza viaria, suministro de agua y alumbrado público. Todos ellos estarán conectados a una misma plataforma, a la que enviarán la información obtenida a través de una red de sensores, que harán posible conocer desde el grado de llenado de un contenedor de basura, hasta el funcionamiento del sistema de abastecimiento de agua y saneamiento, pasando por la intensidad lumínica que se registra en una determinada zona de la ciudad, lo cual nos ayudará en la toma de decisiones y nos permitirá hacer estos servicios más eficientes.
Tomando como ejemplo el agua, el sistema que se está desarrollando integra sensores de caudal de la red, de presión y de nivel de agua en el colector de saneamiento, válvulas inteligentes reguladoras de presión y analizadores en continuo de parámetros de calidad de agua, así como módulos de telelectura para cada cliente, que se pondrán en relación con la red general.
Santander cuenta con una plataforma tecnológica única que permitirá una gestión integral de la ciudad
Se establecerán diferentes indicadores de gestión, como consumos mínimos nocturnos, adecuación de la presión de funcionamiento a las necesidades reales de consumo, umbrales de avisos al usuario y al servicio, calidad del agua e informaciones gráficas de interés. Asimismo, se desarrollarán aplicaciones con una doble línea: las utilidades para el ciudadano y la gestión del servicio.
De esta manera, se podrá consultar información como el consumo, la presión, la caracterización del perfil del usuario, la calidad del agua o el cálculo de la huella de carbono. También puede tener otras utilidades, como la posibilidad de establecer, según un patrón determinado, un universo de usuarios a los que dirigir una campaña de consumo responsable de agua con recomendaciones. Igualmente, se podrá calcular el rendimiento de la red, instantáneo e histórico, elaborar análisis estadísticos y de detección de fugas.
Tanto esta iniciativa como muchas otras que se están poniendo en práctica en otras ciudades, implican la colaboración público-privada. El desarrollo tecnológico no debe ni puede recaer en exclusiva en las administraciones, sino que el tejido empresarial tiene un papel enormemente importante en este ámbito. Así lo estamos entendiendo en la RECI y, por eso, una de nuestras líneas de acción es precisamente la de promover las sinergias entre el sector público y el privado, y de explorar las vías de trabajo conjunto.
La innovación, además de ofrecer nuevas oportunidades de negocio a las empresas y contribuir a dinamizar la actividad económica, genera empleo y supone avanzar en el cambio de modelo productivo. Partiendo de esta base, el apoyo a este sector, que se encuentra en crecimiento y que es previsible que siga expandiéndose en los próximos años, es clave para el desarrollo económico y social de nuestros territorios.