El paisaje del agua en Gran Canaria está conformado por miles de obras construidas para el aprovechamiento de aguas superficiales (acueductos, estanques, presas) y de alumbramiento de aguas subterráneas (zanjas, galerías, pozos). En la actualidad muchas de nuestras antiguas y maduras construcciones del agua desaparecen bajo la magnitud del decorado actual que presenta el denso paisaje insular: casas, poblaciones, pistas, carreteras, autopistas, vegetación, vertederos, escombros, industrias, parcelas de cultivo (al aire, invernaderos o bajo malla), cartelería política y empresarial, solares, áreas marrones, líneas eléctricas, muros, cadenas, vallas y lo demás. Un panorama antrópico de tal magnitud donde los observadores [propios y extraños] no pueden percibir apasionadamente los detalles culturales y técnicos de nuestro gigantesco pasado en busca del agua... para poder vivir.
Ante esta realidad preexistente aportamos en esta entrada de blog una pequeña colección de imágenes de algunas de nuestras construcciones del agua:
Toma de agua. Presa de Cuevas Blancas
Presa de Siberio [Foto Pepe Dévora]
Presa de Casablanca. Los trabajos de revestimiento llevados a cabo en el vaso de la presa inferior de Casablanca, comprendieron muros de impermeabilización en los estratos de las coladas, revestimientos de fábrica en grandes extensiones del vaso y sellado de grietas con mampostería.
Túnel de desagüe del aliviadero de la Presa de Majada Alta [Foto Juan Palomo Domínguez]
Estribo derecho de la Presa de Granadillar: la Catástrofe del Toscón (febrero de 1934).
Monumento conmemorativo de la construcción de la Presa de Soria.
Contrafuertes en el muro perimetral del vaso de la Presa inferior del Pinto: La Represa
Detalle del paramento de aguas arriba de la Presa de Cuevas Blancas: escala, juntas y mampuestos.
El agua no sólo hace variar el paisaje (...) sino también ... la manera de ser y pensar de los hombres [Federico Macau Vilar, 1960]
Mampostería ciclópea del paramento de aguas abajo de la Presa de Cuevas Blancas.
Es incuestionable la belleza que tienen las obras del agua antiguas y maduras en un territorio insular pequeño de 1.558 kilómetros cuadrados de cumbre, barrancos, interfluvios y costa. Una isla con un tesoro patrimonial del agua de gran interés cultural e histórico, que hay que conservar, facilitar el acceso y reconocer su valor.