El estanque en cueva principal de la 'Finca' en ruinas de San Rafael (Telde - Gran Canaria) es, en espíritu, otra magna obra hidráulica que pertenece al tiempo y que tiene, además, el sentimiento de la cueva.
Este monumento de artesanía cueviforme es una obra de arte intacta que merece ser comprendida por el resto del mundo, de ahí el modo contemplativo escogido: una colección de fotos en color con inauditas perspectivas de su muro de cierre, escalinata, paredes, pilares, suelo, techo, escombros, etc.
Es incuestionable mi falta de talento fotográfico, pero he tratado de capturar la esencia de la profundidad de lo construido por el agricultor para almacenar el agua [el oro líquido], con el objetivo de estremecer a propios y extraños.
Esta creación humana en cueva se localiza en la margen derecha de un Barranquillo Seco, espacio natural que fue transformado por la construcción de la antigua Agricultura en una gigantesca finca de bancales, con varios estanques, una extensa red de acequias y varias edificaciones de grandeza peculiar (casa-ermita, pozo, etc.) Las posibilidades culturales de esta enorme finca son expansivas, pero la función pública carece de interés, sensibilidad y cuidado por lo nuestro: obras maestras que son patrimonio de todos los ciudadanos y no sólo de los vándalos (evitables con vigilancia y cuidado).
De camino al estanque en cueva pude observar el antiquísimo Pozo Benjumea y su estanque inmediato, dos megaestructuras bien visibles de aquella brutal agricultura de la batalla del agua. La verticalidad cultural de los estribos del estanque, así como las líneas horizontales de su pared, la escalinata de acceso al fondo, y la altura y dimensiones de la obra, conservan el pasado en su piedra del aquel paisaje histórico de la finca. Ahora bien, descender al fondo construido del baranquillo (terreno de cultivo) permite observar el volumen del viejo pozo, así como su valor histórico. Cerrado en boca, la sala de máquinas sigue siendo un museo.
Ruego al lector que la contemplación de las dos imágenes sea suficiente para admitir el valor histórico y de antiguedad que tienen ambas piezas. Sin utilidad desde hace décadas, sólo nos queda la admiración de sus formas, materiales, espacio y tiempo; siempre con el objetivo de su conservación y mantenimiento, trabajo de todos.
Estanque en cueva de San Rafael
El sentido íntegro del estanque en cueva de San Rafael se condensa en su revestimiento, en su escalinata, en sus 9 pilares, en su altura (5 m aproximadamente), en su irregularidad estructural, en su techo de toba, en su suelo de lajas, y en su tiempo y espacio. Sin decorado, sólo arte primitivo para almacenar agua, lo fundamental. Ahora bien, sus pilares son arquitectura de una dignidad indescriptible, poderosas esculturas de la gravedad interior. Al descender al fondo del estanque se siente la tensión de los pilares y la profunda soledad del espacio. Para comprender el fenómeno no basta con una colección de fotos en color, pero el siguiente recorrido fotográfico intenta reflejar, en lo posible, la expresión artística que tiene este viejo estanque en cueva de la Gran Canaria.
¡Obra digna de admiración! El estanque en cueva de San Rafael nos revela la magnitud del trabajo realizado por el agricultor, por consiguiente, nos encontramos con otra obra hidráulica de Gran Canaria ejecutada por aquellos buenos maestros de la construcción. Expresión personal.