¿Sabías que la superficie mundial de regadíos no para de aumentar año tras año? Actualmente son más de 250 millones de hectáreas los que se dedican a los regadíos. Eso supone aproximadamente un 20% del área cultivada del planeta y supone un 35% del total de la producción de alimentos mundial.
El regadío sustenta una parte importante de los alimentos que consumimos, así que si la crisis del agua avanza hacia un escenario de escasez, algo que muchos expertos comparten, estamos condenados a pasar sed y también a pasar hambre. En España el dato es aún más relevante, oues el 13% de la superficie cultivada se destina a regadío pero eso nos aporta al menos el 60% de nuestra producción agrícola.
Es importante apuntar que el regadío en España sigue siendo la principal fuente de derroche de agua debido a la ineficiencia de los sistemas utilizados, cabe destacar el riego a manta, muy común todavía en cientos de explotaciones agrícolas.
La demanda anual de agua para uso agrícola en España ronda los 25.000 hm3, una cantidad que ronda el 75% del consumo total del país, por lo que resulta evidente que el sector agrícola es el que más posibilidades de ahorro puede aportar, sobre todo si tenemos en cuenta que la mayoría de los expertos coinciden que buena parte de ese caudal se pierde por deficiencias en los sistemas de regadío.
Ya vimos en una entrada anterior que la solución al problema del agua no pasa por construir más embalses, ya que España es lider mundial en agua embalsamada, sino que resolver el problema pasa por:
- Mejor gestión de la demanda.
- Participación activa de las comunidades de regantes.
- Imposición, con el beneplácito de los agricultores, de un ahorro solidario.
- Implicación de los grupos de conservación y ecologistas.
- Mejora de los sistemas de canalización.
- Modernización de cultivos.
- Acceso a nuevas teconologías destinadas a la optimización del riego.
Siguiendo estos consejos se podrá reducir la cantidad de agua que se pierde en el consumo agrícola, que ronda los 850 hm3 anuales. Parece quedar claro por tanto que un agricultor ineficiente un mucho más derrochador que un ciudadano manirroto con el grifo, aunque ambo deban participar de manera activa en la nueva cultura del agua basada en el consumo responsable y sostenible de recursos.
Otra medida que ayudaría a prevenir la escasez de agua sería erradicar los monocultivos intensivos como por ejemplo las plantaciones de especies exóticas que necesitan mayores recursos hídricos que las especies adapatadas al clima de las diferentes regiones.
Como curiosidad, unos datos. Hace 5000 años la población mundial apenas superaba los 5 millones de habitantes y tenía a su disposición unas 5000 plantas comestibles, todas ellas autóctonas; en la actualidad superamos los 7000 millones de habitantes en el planeta y las plantas comestibles apenas llegan a 150 y la mayoría de ellas de regadío, plantas que se cultivan por todo el planeta, sin teneren cuenta la variedad climática existente.
Es necesario que nuestros campos tengan agua, sean regados, pero es mucho más importante imtroducir medidas de ahorro y racionalización para alcanzar una agricultura más eficiente y sostenible.