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Gestionando la escasez, la crisis del agua

  • Gestionando escasez, crisis agua

De todas las crisis ambientales que amenazan el futuro de nuestra sociedad, la del agua es sin dudas la que debe generar mayor angustia. A ninguno de nosotros se nos pasa por la cabeza la posibilidad de que el acceso seguro al agua potable no estuviera garantizado, entre otras cosas porque la vida sin agua, es inimaginable.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) establece en dos litros la ingesta diaria de agua para el correcto funcionamiento de nuestro organismo. Pero es que el agua la necesitamos para otros muchos usos, como la cocción de los alimentos, la higiene, la salud y el confort. Atendiendo a estos usos básicos, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) estableció hace unos años una cantidad mínima para cubrir las necesidades primarias: 50 litros por persona y día.

No alcanzar ese registro mínimo provoca enormes focos de desigualdad, hasta el punto de que en la gran mayoría de países pobres no disponen de más de litros de agua diaria por persona y día mientras que en los países más avanzados superan ampliamente los 200 litros por persona y día (550 en Los Ángeles, EEUU, 400 en Japón). En España, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) registró una media de 130 litros por persona y día en el consumo del hogar para el año 2013.

Aunque ya dijimos en una entrada anterior que el mayor problema radica en el agua destinada a la agricultura, pues supone prácticamente un 75% del total de recursos hídricos del planeta. La superficie planetaria dedicada a la agricultura de regadío se ha multiplicado por seis en los últimos 100 años, eso ha conducido a que la productividad agrícola se haya triplicado, y todavía así no es suficiente. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) prevé que la producción agrícola tendrá que aumentar en un 45% durante los próxioms 40 años para abastecer a la población mundial, que alcanzará los 9.000 millones de habitantes en unos 20 años.

Si estos calculos se cumplen, la demanda de agua que necesitará la agricultura mundial se incrementará en más de 600.000 millones de metros cúbicos, eso corresponde a siete veces el caudal actual del río Nilo. Si tenemos en cuenta que las cuencas de los ríos cada vez transportan menos agua por las continuas obras de canalización y presas ya vamos siendo más conscientes de que tenemos un problema serio.

Y parece que el agua subterránea no es la solución, en torno a un 20% de la producción agrícola mundial depende de la extracción del agua que se acumula en los acuíferos, y los niveles freáticos de los mismos están bajando de manera alarmante, por lo que es cada vez es menos rentable desde el punto de vista ecológico, energético y económico.

La solución pasa por mejrar la eficiencia en el uso del agua, y eso se puede conseguir gestionando de manera más responsable la demanda, el reto en los próximos años debe ser alcanzar una mayor productividad agrícola por litro empleado, en lugar de mayor productividad por hectárea cultivada.

Para finalizar, un dato que es bastante llamativo. La media global para conseguir una tonelada de cereal requiere el empleo de alrededor de 1.000 toneladas de agua, únicamente mejorando los sistemas de riego, evitando las fugas y adaptando los cultivos para mejorar el rendimiento de la tierra se podrían ahorrar hasta 100 de esas toneladas de agua necesarias.