Connecting Waterpeople
Consorcio de Aguas Bilbao Bizkaia
AMPHOS 21
s::can Iberia Sistemas de Medición
RENOLIT ALKORPLAN
Hidroglobal
FENACORE
TRANSWATER
Sivortex Sistemes Integrals
Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico
Fundación CONAMA
ISMedioambiente
GS Inima Environment
Catalan Water Partnership
IAPsolutions
Rädlinger primus line GmbH
Grupo Mejoras
Laboratorios Tecnológicos de Levante
Cajamar Innova
Kamstrup
TEDAGUA
Red Control
Hach
Sacyr Agua
Aganova
Fundación Botín
KISTERS
Fundación Biodiversidad
Aqualia
Idrica
IRTA
AGS Water Solutions
Minsait
Baseform
Amiblu
Xylem Water Solutions España
ONGAWA
J. Huesa Water Technology
DATAKORUM
ICEX España Exportación e Inversiones
Ingeteam
Almar Water Solutions
EPG Salinas
TecnoConverting
Saint Gobain PAM
Lama Sistemas de Filtrado
Asociación de Ciencias Ambientales
CAF
MOLEAER
Innovyze, an Autodesk company
Confederación Hidrográfica del Segura
Schneider Electric
Vector Energy
FLOVAC
AECID
Hidroconta
HRS Heat Exchangers
SCRATS
ADECAGUA
Likitech
Global Omnium
Agencia Vasca del Agua
ACCIONA
Centro Nacional de Tecnología de Regadíos (CENTER)
Filtralite
ESAMUR
Barmatec
LACROIX
ADASA
Molecor

Se encuentra usted aquí

A propósito del Ebro

  • propósito Ebro

El Ebro está en el foco desde 1926, año en que se fundó la Confederación Hidrográfica del Ebro, la CHE para los amigos. Con su creación se materializaba la creación de una mancomunidad de intereses a los que dan lugar los aprovechamientos colectivos de aguas públicas, que exigen administración común, ya prevista en la ley de aguas de 1879. En paralelo aparecía en escena Lorenzo Pardo, su gran impulsor y primer director técnico. Años más tarde, Pardo sería el redactor del Plan Nacional de Obras Hidráulicas (PNOH), de una modernidad apenas superada posteriormente.

El Ebro no sólo es el río más caudaloso de España. Su trayectoria es un trasvase natural de la España húmeda del Norte a la España seca de la Rioja, Navarra y Aragón. Cuando llega a Cataluña se refuerza con el Segre y sus afluentes, pero su trayectoria discurre en buena parte por zonas de cotas altas que no se benefician de forma natural de esa agua.

El levante español mira al Ebro desde muchas décadas atrás. Victoriano Muñoz Oms ideó un sistema de compensación de flujos de agua y de riqueza ya en la Cataluña de 1935, en un corolario del PNOH que en julio de 1936 había de recibir los fondos del Estado para su materialización. Como es sabido, lo que ocurrió en esas fechas fue algo muy distinto.

En 1970, tres años después de que el trasvase del Ter llegara a Barcelona, el ministro Silva Muñoz puso los ojos en el Ebro y en su visita a Barcelona despertó el entusiasmo de la ciudad:

En esta primavera, Franco llega cuando se ha emprendido con decisión la tarea de lograr un aprovechamiento integral de las aguas de Cataluña y tras la traída de las aguas del Ter se va a la regulación del río Llobregat en espera de contar con las aguas del Ebro.[1]

El trasvase del pequeño Ter se veía como una solución transitoria que debía revertirse o complementarse a partir de los años 80 para asegurar el abastecimiento metropolitano, al que se añadía el crecimiento de Tarragona y el regadío de las comarcas intermedias. El 16 de octubre de 1974 ABC lo expresaba así:

El trasvase Ebro-Pirineo Oriental se plantea como una atención a las necesidades hidráulicas en toda la cuenca del Pirineo Oriental -y no sólo a las de Barcelona- y se planteará a partir de 1980.

En mi blog he explicado los acontecimientos relativos a esa iniciativa y su desenlace.[2]

Finalmente, el proyecto de Plan Hidrológico Nacional de 2001, que proponía un gran trasvase hasta Almería y uno menor hasta Barcelona, fue abolido en 2005. Desde entonces, dos graves sequías han puesto de nuevo el Ebro en portada.

Los debates públicos habidos recientemente insisten en dos cuestiones: la necesidad de compensaciones territoriales, y la capacidad del Ebro para resolver el déficit de agua de las cuencas internas.

En efecto, la gente del Ebro siempre ha expresado su disgusto por la falta de compensaciones al territorio. Me parece que esa idea nunca puede expresarse como un derecho con el que negociar, pues el agua es un bien público. No obstante, es una cuestión políticamente sensible a la que hay que atender, pues es un elemento clave de la política territorial. La idea de Muñoz Oms -crear y repartir riqueza con el agua- nunca se ha olvidado, pues las comarcas cedentes deben participar de la riqueza que crea el agua.

En efecto, cuando la Generalitat recuperada aprobó la ley de Política Territorial en 1983, el primer y único Plan Territorial Parcial aprobado fue el de las comarcas del Ebro. Que, por cierto, fue actualizado en 2004 y, después de intensos debates, aprobado definitivamente el verano de 2010 con amplísimos consensos y un detallado programa de inversiones que superaba los 2.600 millones de euros. Todo eso está sobre la mesa, con diversos grados de ejecución y sin que nadie hubiera pedido, a cambio, el agua del Ebro. Simplemente, son cuestiones distintas. Importantes las dos, pero distintas.

Sobre la capacidad del Ebro hemos leído declaraciones desafortunadas como las del conseller Mascort “ahora piden conexión con el Ebro porque lleva agua”. Vaya, pues basta con ver la hemeroteca... O las del propio president Aragonés: “no tiene mucho sentido fiar la alimentación del área de Barcelona a la cuenca del Ebro, que también sufre episodios de sequía”.

90 años atrás, Muñoz Oms ya dio respuesta a esos reparos. Muchos años antes del cambio climático, él era conocedor de la irregularidad de los ríos mediterráneos y ya propugnaba la interconexión de Segre, Ter y Ebro para asegurar la prosperidad de toda Cataluña en relación con el agua.

En definitiva, lo que sucede no se sostiene desde el punto de vista técnico ni económico. Hace 90 años que estaba claro y sólo la guerra civil lo detuvo. Los reparos catalanes habrá que buscarlos en otros lugares, quizá en un interés electoral que tampoco se acaba de comprender, si se tiene en cuenta el daño económico, social y ambiental que se está provocando en las cuencas internas. Veremos las consecuencias en las elecciones convocadas para el 12 de mayo.

Tampoco se comprende la oposición de Aragón a un trasvase que supone, aguas abajo de Aragón, una pequeña parte de la aportación del Segre, que ya sucede en el límite con Cataluña.

El rastro de insolidaridad y de confusión con la titularidad pública del agua se observa mejor en la polémica que se produjo cuando se planteó elevar agua del Ebro hasta el Priorat, comarca que pertenece a la misma cuenca. Alguien pretendía compensaciones por esa pequeña actuación intracuenca, que no sería un trasvase ni perjudicaría a nadie. También es cierto que en la CHE están muy tranquilos, pues nadie les ha pedido nada para las cuencas internas de Cataluña. La tormenta por un vaso de agua es estrictamente catalana.

No falta agua sino criterios claros. Alguien debería liderar la reconducción de los debates del agua y, más allá de oportunismos, explicar las cosas como son y resolver con responsabilidad.

 

[1] La Vanguardia 18 de junio de 1970. El programa del ministro había sido inspirado en las peticiones de la Sociedad General de Aguas de Barcelona.

[2] Ver Concesión y dotación. Joan Gaya. iAgua, 26 de diciembre de 2023