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Mantenerla en lugar de enmendarla

Sobre el blog

Jorge Chamorro
Ingeniero especialista en tratamiento y depuración de aguas y en desalación.

Pensaba que con la que está cayendo actualmente habríamos aprendido algo y en las nuevas situaciones todo el mundo actuaria con cierta lógica, para evitar que se produzcan situaciones cuando menos alegales.

A ver si, entre todos, somos capaces de reconducir determinadas actuaciones, para evitar que todos los agentes participantes no tengan que retorcer sus creencias, y a veces sus principios, para solucionar un problema que, con un mínimo de sentido común, no se deberían de haber suscitado.

La experiencia de numerosas instalaciones en servicio constata que la sequedad de los fangos procedentes de una aireación prolongada difícilmente alcanza el 22 %, con un consumo razonable de polielectrolito (8-12 kg/Tn MS) y una calidad del escurrido razonable (< 2.000 ppm de SS).

Esta situación, conocida por todos en el sector, ha dado lugar a situaciones rocambolescas, exclusivamente en España, cuando los organismos que convocan los pertinentes concursos de proyecto y obra exigen que la sequedad de los fangos (mediante centrifugadoras) sea igual o superior al 25 %.

Los fabricantes de centrifugadoras (multinacionales acostumbradas a ser honestas con las prestaciones de sus equipos) se resistían a dar estos valores y, cuando por razón de garantía, se les exigía alcanzar los mismos, acababan poniendo unos condicionantes a las características del fango de entrada que difícilmente se daría con los fangos procedentes de una aireación prolongada.

Como ninguna empresa quería ser excluida del concurso, todas dan garantías de obtener la sequedad solicitada en el pliego.

Cualquier insinuación, durante la compra de la centrifugadora, de que las prestaciones son muy difíciles de alcanzar se cercena en origen, ya que si alguien lo planteaba es excluido de la posibilidad de vender su equipo.

Generalmente, la situación termina adquiriendo un equipo con unas prestaciones inferiores, no solo con respecto a las exigidas inicialmente en el pliego, sino a las recomendaciones de los fabricantes. Total, como la sanción (en el improbable caso de que se produzca) va a ser la misma poniendo el mejor equipo del mercado o una gama medio-baja, los condicionantes económicos mandan.

Al final, los equipos hay que probarlos y como no cumplen llega la hora de analizar la situación o del reparto de culpas:

1) ¿A quién se le ocurre poner unas prestaciones imposibles de cumplir?

2) ¿A quién se le ocurre ofertar un equipo que no cumple?

3) ¿A quién se le ocurre vender un equipo que no cumple?

4) ¿A quién se le ocurre comprar un equipo que no cumple?

Conclusión: Corramos un tupido velo, aceptemos el equipo, convivamos con la situación y el que venga detrás que…...

Para evitar esta situación solo se necesita que se cumplan tres requisitos muy sencillos:

1) Conocer el mercado del agua y las prestaciones de los diferentes equipos

2) Definir unas prestaciones adecuadas para el equipo que, en el caso de la centrifugadora, podrías ser:

a. Cargas de sólidos en kgSS/h

b. Caudal en m3/h

c. Materia volátil del fango de entrada en %

d. Sequedad de salida

e. Consumo de polielectrolito en kg/TnMS

f. Calidad del escurrido (SS) en ppm

3) Acotar las penalizaciones por incumplimiento de las prestaciones, estableciendo tres niveles:

a. Admisible con rebaja en el precio del 10 % (para desviaciones en los parámetros en +/- un 5 %)

b. Admisible con rebaja en el precio del 20 % (para desviaciones en los parámetros en +/- un 10 %)

c. No admisible (para variaciones superiores al 10 % en determinados parámetros)

Desgraciadamente, todavía hay organismos que confunden sus deseos con la realidad y siguen pidiendo, en este año de gracia de 2013, que la sequedad de los fangos, procedentes de una aireación prolongada y procesados con una centrifugadora, sea igual o superior al 25 %.

Recapacitemos, consultemos a los fabricantes (verdaderos conocedores de las prestaciones de sus equipos), exijamos calidad, definamos unos controles sensatos y el importe económico de los incumplimientos. El mercado, el sector y la opinión pública nos lo agradecerán.