Connecting Waterpeople

Se encuentra usted aquí

Agua y Energía

Sobre el blog

Liana Ardiles
Directora General del Agua del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente de España.

Publicado en:

Portada iAgua Magazine

Personalidades

  • Liana Ardiles, en la XIV CODIA

La Conferencia Anual de ONU-Agua recientemente celebrada en Zaragoza puso de relieve lo que ya sabíamos: la importancia de lograr alianzas para mejorar el acceso, la eficiencia y la sostenibilidad del agua y la energía. Bien entrado el siglo XXI, cerca de 800 millones de personas no tienen acceso al agua potable y más de 2.500 millones no disponen de un saneamiento adecuado, unas cifras que debería ser suficientes para que todos los países trabajáramos conjuntamente para solucionar uno de los mayores desafíos con los que se enfrenta la humanidad: el desigual reparto del agua en el mundo.

El compromiso de España por lograr que el acceso al agua sea universal, sostenible y equitativo es fundamental en nuestra política de cooperación. Nuestro país ya jugó un papel pionero en el reconocimiento, por parte de Naciones Unidas, del acceso al agua potable y el saneamiento como un derecho humano esencial. Y España, ahora, también es pionera en su apuesta decidida por un modelo de gestión integrada del recurso que contribuya a la transición hacia un modelo de crecimiento sostenible y bajo en carbono. Un compromiso que el Gobierno de España quiere trasladar al debate relativo a la definición de la agenda post 2015 y a la configuración de los futuros Objetivos de Desarrollo Sostenible, donde el agua debe ocupar un lugar preeminente.

La gravedad de los desafíos que nos plantea la escasez del agua en el mundo exige soluciones innovadoras, sí, pero también soluciones pragmáticas

Atender las nuevas demandas de agua con un recurso cada vez más escaso lleva aparejado un problema complejo como es el aumento de la demanda de energía, que nos obliga a buscar las soluciones más adecuadas para garantizar un adecuado equilibrio entre el agua y la energía. Cada vez necesitamos más energía para producir, depurar y transportar el agua. Tenemos que emplear más energía en los nuevos sistemas de depuración o para utilizar fuentes no convencionales de agua. Pero además, se da la paradoja de que gran parte de los procesos energéticos necesitan agua como conductor, refrigerante o en el ciclo de vapor. Se estima, según la Fundación Botín, que en España el ciclo del agua consume entre el 7 y el 10% del total de la energía eléctrica. Más de 23.000 GW/hora al año. Además, según la OCDE, la UE y NNUU, la tendencia es creciente.

Pero el agua es también un generador de energía. Desde esta perspectiva, conviene destacar el papel estratégico que desempeña en España la energía hidroeléctrica, clave en el debate sobre el binomio agua-energía. Nuestro país ocupa el quinto lugar por su producción hidroeléctrica en la UE-27, gracias a los 55.000 Hm3 de volumen de embalse de las aproximadamente 1.200 grandes presas inventariadas (40% hidroeléctricas), es decir, nuestro país ostenta una de las capacidades más altas de Europa y del mundo. Por aumentar la seguridad de suministro, por reducir las emisiones de CO2 y la dependencia exterior y por contribuir a la sostenibilidad, así como por su reducido coste (que propicia una mejora de la competitividad), la energía hidroeléctrica tiene un importantísimo papel como regulador de todo este sistema.

La demanda de energía en los nuevos planes hidrológicos

España, de acuerdo con las obligaciones asumidas en el marco de la Unión Europea, se encuentra en estos momentos dando comienzo a la revisión de sus actuales planes de cuenca. En este proceso que acabamos de iniciar se nos plantea el reto de cómo incorporar esas demandas de energía en los nuevos planes hidrológicos. La Comisión Europea considera que el análisis del nexo agua-energía es clave a la hora de conseguir los retos descritos en la estrategia Europa 2020 en el desarrollo económico ambiental sostenible. Por ello, MAGRAMA trabaja para que la relación entre agua y energía sea abordada correctamente en el segundo ciclo de planificación hidrológica. Es primordial integrar la gestión de estos dos recursos porque ello permite mejorar el ahorro y la eficiencia tanto en el uso del agua, como en el consumo de energía. Esta necesidad es más acuciante en los países mediterráneos, donde la disposición del recurso es menor y la competencia por los usos del agua mayor.

Conviene destacar el papel estratégico que desempeña en España la energía hidroeléctrica, clave en el debate sobre el binomio agua-energía.

Resulta necesario, por otra parte, incorporar a nuestra política de I+D+i la búsqueda de soluciones tecnológicas e innovadoras para hacer frente al reto que plantea la gestión del binomio agua-energía. Desde MAGRAMA estamos trabajando para alinear nuestros objetivos de I+D+i con las necesidades de tecnificación de los sistemas de gestión del ciclo del agua con la finalidad no sólo de ahorrar agua sino también energía así como para encontrar soluciones que nos permitan garantizar la seguridad hídrica y la eficiencia. Ello es fundamental para contribuir al esfuerzo del conjunto de la economía por reducir las emisiones de Co2. Porque si algo pone de relieve el binomio agua-energía es la vinculación que existe entre el empleo del agua para los distintos usos y la transición hacia una economía baja en carbono.

 A las soluciones innovadoras que se vienen desarrollando en materia de eficiencia energética, eficiencia en el uso del agua, como parte de un modelo de gobernanza que apuesta por el consumo responsable apoyada en el empleo de instrumentos de mercado, deben sumarse las soluciones que aportan las infraestructuras hidráulicas en la gestión del agua, en la promoción del desarrollo sostenible y en la gestión de los episodios meteorológicos extremos. Por ello, la planificación hidrológica española otorga un papel estratégico que desempeñan las infraestructuras hidráulicas, en particular, las presas, capaces no sólo de atender las demandas de agua en época de sequía y de gestionar las inundaciones, sino también de almacenar el agua suficiente como para poder jugar un papel clave de reserva energética cuando la demanda lo requiera. El binomio agua-energía pone así en valor, una vez más, el papel estratégico de estas infraestructuras en los países de clima mediterráneo, un papel reconocido por el propio Banco Mundial en su reciente informe “Thirsty Energy”

La gravedad de los desafíos que nos plantea la escasez del agua en el mundo exige soluciones innovadoras, sí, pero también soluciones pragmáticas. Hay que trabajar en la búsqueda de nuevas herramientas que nos permitan ser más eficientes, por supuesto. Pero no podemos desdeñar lo que ya tenemos. Nuestra apuesta es el llevar ambas, una gobernanza innovadora del agua y un uso adecuado de las infraestructuras hidráulicas de regulación, a nuestros planes hidrológicos de cuenca, base de una gestión responsable, eficaz y medioambientalmente sostenible del agua.