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La planificación sin atributos

Sobre el blog

Lorenzo Correa
Webmaster en futurodelagua.com Practitioner PNL. Master en Coaching con PNL. Executive & Life Coach.
  • La planificación sin atributos

Artículo participante en el I Concurso del Blogs sobre Planificación Hidrológica en España

El anuncio de concurso de blogs sobre planificación me despierta las ganas de participar a mi manera, usando esa gran obra de “slow reading”, “El hombre sin atributos (o cualidades)” de Robert Musil como metáfora para tratar nuestra tradicional planificación hidrológica con atributos.

Si hubiere una lista de planificaciones aburridas, quizás la nuestra ocuparía el último lugar, es tradicionalmente bastante distraída

En la lista de los libros más aburridos de la historia, la obra de Musil ocupa la segunda posición. Si hubiere una lista de planificaciones aburridas, quizás la nuestra ocuparía el último lugar, porque nuestra planificación es tradicionalmente bastante distraída. No utilizo el adjetivo aburrido como algo peyorativo, todo lo contrario. La obra de Musil, por su calmosa estructura, por la planicie emocional que dibuja, es una obra confortable, que se lee en paz, dejando pasar el tiempo, degustando cada frase, sin agobios por terminar.

¿En qué se parece a ella nuestra planificación hidrológica? En muy poco, aunque ambas sirvan de cauce a la crisis espiritual de su época y proyecten fielmente la caída del imperio… austro-húngaro. ¿En qué difieren? En que la primera pretende generar un calendario cuyas fechas son ideas y no hechos, una historia de las ideas y la segunda es la historia interminable de los mismos hechos y de la misma confrontación de ideas puestas sobre un calendario que difícilmente o nunca se cumple por falta de consenso en unas ocasiones, dinero en otras y de confianza en todas

En aquel imperio austro húngaro de 1914 languideciente, tan berlanguiano, ahíto de satisfacer los lujos de los mandamases, atosigado por las perennes reclamaciones del sinnúmero de nacioncillas y nacionazas cada una con su cultura incorporada, ser un tipo sin cualidades, levantar la voz solo para decir “aquí estoy”, libre de adhesiones inquebrantables, a sagradas o profanas reivindicaciones, a determinadas creencias y valores inmutables que pretendían ordenar eternamente las generaciones venideras, con la identitariedad de lo idéntico, no solo no era una actitud nihilista ni ilusoria, sino que denotaba una iluminada desconfianza hacia lo deja vu, lo que se acata sin rechistar, lo que tenía que ser. Y una enorme confianza sobre la idea de que el misticismo romántico no está reñido con el positivismo científico de un físico o un matemático. Dejar de debatir sobre el sexo de los ángeles y hacer del ángel en cuestión un hermafrodita.

Dejemos a Musil por un momento y entremos de lleno en el objeto de estas líneas, la planificación y sus atributos o cualidades:

Desde los años 70 del siglo pasado (más o menos), la planificación hidrológica de cualquier signo político, ha generado conflictos territoriales entre regiones, provincias, comunidades o países. Con muy diferentes intereses, entre los que destacan dos puntos de vista contrapuestos de difícil acuerdo: ver un río como el motor del desarrollo agroindustrial o como un elemento de desarrollo de una política con base energética i ambiental. Cruzar la visión antropocéntrica (VA) con la ecosistémica (VE), genera tensiones enormes que solo amainan cuando se toma una decisión. Un atributo o cualidad de la planificación sería entonces la conflictividad territorial y su consecuencia, la desconfianza, que es un arma letal antipactos. Atributo emocional. El hombre sin atributos es confiado. A lo mejor la planificación sin atributos, también

Aumentando el zoom, la planificación ha generado un conflicto de sensibilidades (también emocional), pues los modelos económicos (VA y VE) no se avienen y el sentimiento latente en muchos usuarios de propiedad del agua (que se contradice con la ley), genera la necesidad de tomar decisiones en un ámbito “político” o de fronteras definidas por el hombre, que nada tiene que ver con el ámbito físico de una cuenca, que carece de ese tipo de fronteras.

Si pasamos de lo emocional a lo racional, la planificación calcula y define las posibilidades reales de las aportaciones de un río. Y como estas aportaciones se ven muy influenciadas por decisiones tomadas en ámbitos que se solapan con el hidráulico (urbanísticos, demográficos, legales, agrícolas, turísticos, etc), se han producido errores con consecuencias también emocionales que hacen aún de mayor importancia el atributo de la desconfianza generada. Recordemos que a modo de ejemplo, la planificación de los años 70 preveía que el Ebro aportaría 1.400 hm³/año al trasvase correspondiente, entonces en fase de información pública.

Otro atributo racional sería el precio a pagar (¿cara o costosa?) El que supone poder disponer de las reservas subterráneas, con porcentajes enormes de volúmenes salinizados por intrusión marina o nitrificados por usos agrícolas, ganaderos o pequeñas urbanizaciones y núcleos urbanos sin sistemas de saneamiento. O el que supone reutilizar las aguas domésticas depuradas en el riego o la industria. O el que supone desalinizar el agua y .encontrar un cliente que pague su uso. O efectuar con arreglo a condiciones (DMA) los controles de calidad de las aguas y la certificación continua de su estado ecológico.

La planificación sin atributos tendrá que tomar decisiones relativas al nivel de protección ambiental que nos podemos permitir para cada masa de agua

La planificación sin atributos tendrá que tomar decisiones relativas al nivel de protección ambiental que nos podemos permitir para cada masa de agua, decisiones a adoptar para establecer objetivos de calidad para cada masa y para establecer las excepciones previstas en el artículo 4 de la Directiva. Para ellas los Estados disponen de un amplio margen de discrecionalidad y los planificadores deberán definirlos.. sin atributos.

Si comparamos a los planificadores del siglo XX con los del XXI, encontramos que en el siglo XX, los Organismos de cuenca planificaban los recursos y las obras hidráulicas, ordenaban el Dominio público hidráulico, efectuaban la policía de los cauces, intervenían sobre los aprovechamientos y promovían, construían, explotaban y financiaban las obras hidráulicas.

Mientras que en el XXI, las Autoridades competentes, son los instrumentos mediante los cuales los estados miembros aplican las normas y objetivos de la DMA dentro de su ámbito de competencia, la Demarcación hidrográfica. Ejercen la gestión integral del agua, sus servicios relacionados, el mantenimiento de su buen estado y la implantación de la recuperación de los costes financieros, los ambientales y los derivados del uso del recurso.

La nueva planificación definiría el trabajo a realizar por gestores de patrimonio, independientemente del color o colores del gobierno en el poder, o sea, hombres y mujeres sin atributos

La nueva planificación definiría el trabajo a realizar por gestores de patrimonio, independientemente del color o colores del gobierno en el poder, o sea, hombres y mujeres sin atributos, dotando de competencias adicionales a los actuales organismos de cuenca o creando otros, para garantizar la ausencia de deterioro de nuestras cuencas y conseguir mantener el buen estado de las aguas, así como la intervención y regulación de la gestión integral del agua, desde su captación hasta su retorno al medio en las debidas condiciones. ¿Estamos por la labor?

Las soluciones generalistas, bienintencionadas y plausibles sólo retardan los cambios estructurales necesarios. Esfuerzo común, responsabilidad individual, arrimar el hombro, lucha personal, coraje, son condiciones sine quibus non se es un hombre sin atributos. Ellos son los verdaderos protagonistas cuando toca vivir la quiebra del Imperio Austrohúngaro y de la frágil condición moderna.

La planificación hidrológica pendiente desde hace tanto tiempo, debe desprenderse de sus atributos tradicionales, de sus cualidades generadoras de desconfianza. En el final de la era del impero austrohúngaro de la visión antropomórfica de los recursos hídricos, hay que fortificar la frágil condición de la “moderna planificación con atributos”, tan atada a la ciencia con una buena dosis de emociones que aviven su rancia racionalidad y seduzcan tanto a los confusos como a los convencidos

Debe reducir esa tensión entre positivismo y esteticismo, razón y sentimientos, ciencia y arte, como Musil pretendió en su obra literaria tratar de resolver esa oposición. Sin olvidar que dejó este mundo con su obra inacabada…

"Un hombre que quiere la verdad se hace científico; un hombre que quiere dar libre juego a su subjetividad se hace, posiblemente, escritor; pero, ¿qué debe hacer un hombre que quiera algo de intermedio entre los dos?"
Robert Musil, El hombre sin atributos