Las comunidades rurales dependen extraordinariamente de los recursos naturales para sus arreglos sociales y sus métodos de subsistencia. La vulnerabilidad al cambio climático es indudable.
Una nueva administración en los Estados Unidos parece desfavorecer el tema cambio climático, a pesar de que una sustancial mayoría de los habitantes en zonas rurales votaron en favor de una nueva administración presidida por el presidente-electo Donald Trump.
Ya los impactos del cambio climático están afectando actualmente a las comunidades rurales y estos impactos aumentarán progresivamente a lo largo del siglo 21 y perturbaran actividades económicas rurales tales como la agricultura, la silvicultura y la recreación. Las aguas de crecidas fluviales representan una amenaza que enfrentan las zonas rurales con un cambio climático y también las sequias extremas son un peligro en áreas rurales. Igualmente, las mayores tasas de pobreza y la relegada diversidad económica amplían la vulnerabilidad de las comunidades rurales.
Alrededor de 95% de la superficie terrestre de los Estados Unidos se clasifica como rural, pero alberga sólo el 19% de la población. Además es importante destacar que a nivel nacional, menos del 7% de los trabajadores rurales están directamente empleados en la agricultura, pero los dos millones de fincas de la nación ocupan más del 40% de la superficie de los Estados Unidos.
La América rural es importante para el bienestar económico y social del país, no puede ser olvidada. Las zonas rurales proporcionan recursos naturales de los que depende gran parte del resto de los Estados Unidos. Por ejemplo; para aspectos como el agua, la producción de alimentos, la energía y la calidad de vida.
¿Qué hacer para qué los aspectos económicos y la estructura comunitaria rural, que están íntimamente ligadas a los sistemas naturales y que son básicamente vulnerables al cambio climático, no se continúen acentuando? Recordemos, que las áreas urbanas dependen de los bienes y servicios de las zonas rurales y también se verán afectadas por los impactos generados por el cambio climático en la América Rural. Por lo tanto la conexión entre aéreas rurales y la pobladas zonas urbanas sugiere que el mantenimiento de la América Rural sea indispensable y es definitivamente un tema nacional.
¿Cómo están respondiendo las comunidades rurales? En vista de que las comunidades dependen en buena medida de la agricultura y la ganadería, la respuesta de los agricultores ha sido cambiar los patrones de cultivo y alterar el momento de la siembra y cosecha, lo que implica una medida inmediata de adaptación al cambio climático, pero que resulta en un uso adicional de herbicidas y pesticidas que podrían desarrollar riesgos a la salud. Los cambios en la precipitación, en la temperatura y la ocurrencia de eventos extremos incrementaran el riesgo de un pobre rendimiento y de menor rentabilidad de los cultivos. Por ejemplo; el aumento de la frecuencia y la intensidad de lluvias intensas acelerarán las tasas de erosión del suelo, aumentando la deposición de nitrógeno y fósforo en las masas de agua y disminuyendo la calidad del suelo.
¿Qué sucede con la competencia por el uso del agua? Diferentes sectores tales como, los usuarios domésticos, los industriales, los agrícolas (zonas rurales), los urbanos y la minería que también requiere de grandes cantidades de agua; debido a la escasez resultante por sequías asociada al cambio climático se pueden afectar las operaciones en estos sectores que enfrentaran una fuerte competencia. Una reducción de las aguas superficiales y de las subterráneas aumentará el estrés hídrico. Igualmente, los cambios en la estacionalidad y la intensidad de la precipitación aumentarán los costos de la contención de la escorrentía.
¿Qué debemos hacer? Para responder a los desafíos agregados debidos a los efectos del cambio climático, se requerirá una adaptación significativa en el transporte rural y en los sistemas de infraestructura, así como en los sistemas de respuesta sanitaria y de emergencia. Hay que tener en cuenta que normalmente los gobiernos de las comunidades rurales tienen una capacidad institucional limitada para responder, planificar y anticipar los impactos del cambio climático. Aun en comunidades rurales que tienen una gran conciencia en el tema cambio climático e interés en planes de adaptación, la falta de financiamiento, algunas veces la de recursos humanos y de acceso a la información generan fuertes barreras para que las comunidades rurales puedan resolver sus problemas. Por lo tanto, es conveniente y necesario un apoyo total de la administración central.