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Los regantes, magos del agua en el siglo XXI

Sobre el blog

Rubén Olalla Salmón
Grado en Ciencias Ambientales por la Universidad de Alcalá. Máster en Hidrología y Gestión de Recursos Hídricos. Máster en Sistemas Integrados de Gestión. Apasionado de todo lo que gira en torno al mundo AGUA.

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  • regantes, magos agua siglo XXI
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Ya es mi séptima entrada en el blog, y cuando me paré a pensar, me sorprendí a mí mismo que aún no hubiera dedicado un artículo a un tema actual y tan importante en la sociedad y gestión hídrica actual: los regantes.

Pongámonos en situación primero, hablar de regantes es hablar de producción agrícola, y de regadío. En España, la superficie actual ocupada por este sistema de cultivo es del 15%, casi la quinta parte de la superficie agraria útil de todo el territorio nacional. Estos datos unidos a una creciente inversión en capital y mejoras en la productividad de las tierras, hacen que signifique en España algo más del 35% del Producto Bruto Agrícola.

Las comunidades de regantes (como así se organizan), son corporaciones de derecho público, adscritas a los organismos de cuenca, y que se responsabilizan de gestionar los aprovechamientos colectivos de aguas públicas (superficiales y subterráneas). Tienen su origen ya en la época romana y árabe, cuando los agricultores se reunían con el fin de mejorar la distribución del agua de un modo eficaz y equitativo en todo el trazado urbano. En la España actual, mención especial, sin duda, a la Federación Nacional de Comunidades de Regantes de España (FENACORE), que es la asociación que agrupa a todas las comunidades de regantes en nuestro país y la encargada de establecer un criterio común en las actuaciones que implican al agua en la gestión y administración del riego.

Y es que en la sociedad actual, en el momento actual que vivimos de sequía, estas figuras podrían ser conocidas perfectamente como los magos sin varitas del siglo XXI en la gestión del agua. En España, entre el 80% (épocas pasadas) y alrededor del 70% (épocas actuales) de los recursos hídricos consuntivos disponibles son demandados por el sector de regadíos. La Comunidad de Regantes han experimentado una evolución y papel notable en la gestión del agua, situándose en cifras en torno a 7.200 comunidades según el Plan Nacional de Regadíos.

España constituye un ejemplo mundial en la gestión del agua en lo que respecta al regadío modernizado. Tal y como establece las Naciones Unidas a través de su organismo internacional encargado de la alimentación y agricultura (FAO), establece que la productividad agrícola eficiente hay que incrementarla más de un 40% antes del año 2030 y más del 70% antes de 2050, y es que el regadío produce a nivel mundial seis veces más que la superficie de secano. En España, pese a que solo ocupa un 15% de la superficie agraria útil, es responsable del 60% de la producción final agraria, por lo que resulta útil pensar que este cambio favorezca la disminución del secano, sistema que en algunos casos favorece la disminución de selvas y bosques, lo que supone un impacto medioambiental negativo.

La evolución en las últimas décadas en el aprovechamiento y eficiencia del agua en el sistema del regadío es patente. En los últimos quince años, se ha pasado de usar más del 80% del agua, a concentrar en la actualidad el 63%, y con una tendencia a la baja en previsiones futuras. El uso de infraestructuras eficientes provoca además una mejora en el rendimiento, en la demanda del agua y equilibra el balance de agua en las cuencas, con lo que es una medida positiva que beneficia a todos. El sistema de riego por goteo (más eficiente) se ha incrementado en un 31 % en apenas 10 años (1.197.465 hectáreas por 1.756.138 hectáreas actuales), y el sistema de automotriz incrementado en un 13% (259.434 hectáreas por 304.254 hectáreas actuales). Por el contrario, el sistema de gravedad (con mayor consumo de agua) ha disminuido en un 20% (1.197.465 hectáreas a 986.463 hectáreas actuales), por lo que es una evolución que refleja la coherencia de las políticas de regadío, en busca de una agricultura sostenible y eficiente, que busque cuidar y priorizar el recurso hídrico.

En los últimos quince años, se ha pasado de usar más del 80% del agua para fines agrícolas, a concentrar en la actualidad el 63%, y con una tendencia a la baja en previsiones futuras

El valor del regadío, aporta también ventajas en la ordenación del territorio rural. La irregularidad de las precipitaciones, propias de un clima mediterráneo, el escaso caudal de los ríos, consecuencia de unas cuencas reducidas superficialmente, y el predominio de un modelo territorial hizo que se implantase la presencia de regadíos, generando una actividad en ese territorio, fijando población, generando empleo y evitando la proliferación de la población hacia las grandes urbes, provocando un desequilibrio y abandono que hubiera resultado fatal para nuestro país.

Las actividades que llevan a cabo las comunidades de regantes, son:

  • Adaptar la oferta a la demanda tanto como sea posible.
  • Distribución del agua para riego.
  • Mantenimiento de las infraestructuras.
  • Supervisión de los suministros.
  • Seguimiento de las actividades de mantenimiento y asistencia a los regantes.

Y es que cuando digo que los regantes son los magos de la gestión del agua, hago referencia a la Directiva Marco del Agua (2000/60/CEE), cuando menciona que es preciso establecer un escenario de protección de las aguas superficiales continentales, costeras, subterráneas y de transición. En este marco, la Comunidad de Regantes pasa a ser directamente responsable de los ecosistemas asociados al agua, lo que conlleva como consecuencia una necesaria gestión de las demandas de agua frente a la tradicional gestión de la oferta. Los regantes (además de constituir un grupo importante en la producción agrícola), son los nuevos reguladores de la demanda y gestión del agua en las comunidades. Proporcionar alimento, mejorar las producciones haciéndolo de la manera más eficaz y con el menor volumen del agua posible. Los auténticos magos del agua en el siglo XXI.