(Agbar) El presidente ejecutivo de Agbar y presidente de Aqualogy, Angel Simón, dedica un artículo de opinión, publicado este sábado en El País, a concienciar sobre la necesidad de mejorar la gestión del agua mediante la colaboración entre todos los agentes implicados. El directivo aboga por la cooperación, el conocimiento y la mejora de la gestión del agua y contrapone estos conceptos al actual modelo hídrico, al que define como “ecológicamente inviable y humanitariamente insostenible”.
En el artículo, “El agua de la desigualdad”, Angel Simón aborda la necesidad de comprender la importancia del agua en la historia de la humanidad desde un punto de vista holístico y que valore las diferentes facetas que lo componen. El presidente ejecutivo de Agbar explica que 2013 es considerado Año Internacional de la Cooperación en la Esfera del Agua por la ONU, una organización que, sin embargo, definió el agua como derecho fundamental hace apenas dos años.
En contraste con afirmaciones tópicas, unidireccionales o burocratizadas, Angel Simón defiende que “hay que conectar el discurso con la realidad de las personas y debemos saludar que, en esta ocasión, se haya puesto el acento en la cooperación porque implica lealtad, alude a la gestión y el uso de los recursos hídricos entre protagonistas diversos, invita a actuar juntos con el objetivo común de alcanzar beneficios colectivos. Será una oportunidad para debatir, divulgar determinados temas y consensuar prioridades”.
Debemos poner el conocimiento atesorado al servicio de la humanidad: aplicar lo que sabemos y aprender, de nuevo, cada vez que aplicamos algo para revertirlo en otros lugares
Angel Simón incide en que la mejora de la gestión del agua llegará gracias al conocimiento compartido para poner en el centro de las prioridades el bienestar humano: “El agua requiere un nuevo enfoque que pasa por poner en el centro de las preocupaciones a las personas, porque es vital para su alimentación y calidad de vida. Motivos más que suficientes para combatir cualquier veleidad especulativa o depredadora. Por el contrario, debemos poner el conocimiento atesorado al servicio de la humanidad: aplicar lo que sabemos y aprender, de nuevo, cada vez que aplicamos algo para revertirlo en otros lugares”.
Para lograrlo, el directivo defiende la interrelación entre tres vectores: agua, energía y alimentos, e insiste en la necesidad de cooperación entre todos los agentes implicados y, especialmente entre los sectores público y privado, ya que, afirma, “los problemas del agua en el mundo no se deben tanto a la escasez como a una mala gestión del recurso”. “Son tiempos nuevos, —concluye— en los que el bienestar, el progreso y la calidad de vida solo podrán abrirse camino compartiendo talento, tecnología y conocimiento”.