La Consellería de Sanidade, a través de la Jefatura Territorial de Pontevedra, inspecciona este verano un total de 197 piscinas de uso colectivo en la provincia a fin de constatar que cumplen las normativas sobre calidad sanitaria. Del total, 30 son cubiertas y 167 descubiertas.
Según explica el departamento autonómico, en el caso de que no se cumplan los requisitos de las normas vigentes se contempla la instrucción de un expediente sancionador e incluso revocar la autorización del recinto.
Los responsables de las piscinas de uso colectivo deben limpiar y desinfectar periódicamente las instalaciones y hacer controles de cloro al menos dos veces al día: uno por la mañana y otro en el momento de máxima afluencia de bañistas.
Además, es necesario realizar controles mensuales de la calidad del agua que estudien parámetros como conductividad, PH, amoníaco y concentración de desinfectante, entre otros.
A ese respecto, Sanidade indica que la cantidad de desinfectante del agua no puede ser irritante para los ojos, la piel y las mucosas de los usuarios de las piscinas y que los productos químicos que se utilicen han de estar homologados por el Ministerio de Sanidad.
Por otra parte, la normativa también establece que una persona formada en mantenimiento de piscinas tiene que ocuparse de vigilar y mantener las condiciones higiénico-sanitarias del recinto y del agua, mientras que un socorrista debe permanecer en las instalaciones mientras estas estén abiertas al público.
Asimismo, el lugar debe contar con un sistema de seguridad que impida el acceso a niños fuera del horario de apertura a fin de evitar accidentes.
Durante el pasado año, en la provincia de Pontevedra se realizaron 286 inspecciones en un total de 192 instalaciones, de las cuales 163 eran piletas descubiertas y 29 cubiertas.