La Dirección General de Aguas del Ministerio de Obras Públicas, comenzó la actualización del balance hídrico nacional, el cual es una de las herramientas a nivel país para definir políticas de planificación del territorio y el desarrollo de actividades que requieren del agua como principal insumo.
Carlos Estévez, Director General de Aguas del MOP, explicó que “en una primera fase se elaborará una metodología que permita la estimación del balance hídrico a escala de cuenca, en función del nivel, calidad y extensión de datos hidrometerológicos y climáticos disponibles. Esta metodología será aplicada en cinco cuencas piloto, correspondientes a los ríos Loa, Choapa, Maipo, Imperial y Aysén. Posteriormente se extenderá al resto de cuencas, hasta cubrir las 101 existentes en el país”.
La metodología está basada en la ecuación general de balance, donde la diferencia entre las entradas y salidas al sistema se igualan a la variación temporal en el volumen almacenado
A cargo de la elaboración del estudio están la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas dela Universidad de Chile, en unión con la Escuela de Ingeniería de la Pontificia Universidad Católica de Chile, quienes se adjudicaron el contrato.
El proyecto considera un análisis crítico de la información disponible, el levantamiento de brechas de esta información, elaboración de la metodología para el cálculo del balance, y posterior validación y aplicación de la metodología en las cuencas piloto.
La metodología está basada en la ecuación general de balance, donde la diferencia entre las entradas y salidas al sistema se igualan a la variación temporal en el volumen almacenado. Este último término ocurre en distintos compartimientos de la cuenca, tales como los acuíferos, glaciares, cuerpos de agua, entre otros.
La información hidrometorológica que se utilizará en la estimación del balance, corresponde a observaciones de distintas variables realizadas con estaciones en el lugar, tales como precipitación, temperatura, caudales, entre otras. Además, se emplearán nuevas tecnologías, como la técnica de percepción remota, que permite la obtención de información de un lugar geográfico sin hacer contacto físico, para lo cual se utilizan sensores instalados en satélites. Otra herramienta serán los reanálisis climáticos, los cuales se basan en modelos numéricos del clima, que permiten estimar variables como precipitación, temperatura y nivel del suelo, los cuales son validados con observaciones reales.
Los resultados de esta actualización, que considera una estadística de los últimos 30 años, podrán ser comparados con el balance hídrico de 1987, el cual abarcó datos entre 1951 y 1980. Esto permitirá tener una mirada global de los impactos del cambio climático, posibles alteraciones en los regímenes de escurrimiento de ríos o en los patrones de distribución espacial y temporal de lluvias y temperatura.