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URA presenta un informe síntesis del estado ecológico de las masas de agua en Euskadi

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Sobre la Entidad

Agencia Vasca del Agua
El equipo de personas que constituyen la Agencia tiene por objeto llevar a cabo la política del agua en Euskadi y lograr un medio acuático en buen estado, en estrecha coordinación con las Confederaciones Hidrográficas del Cantábrico y del Ebro.

La Agencia Vasca del Agua publica hoy un informe síntesis que muestra la evolución del estado ecológico de las masas de agua en Euskadi a lo largo de los últimos 20 años en los que el Programa de Seguimiento ha ido recabando datos.

Durante este tiempo, el Programa se ha ido ampliando y haciéndo más preciso: mayor número de puntos de control, más tipos de análisis, así como metodologías más precisas y adaptadas a los cambios normativos y a los progresos científicos. Todos los datos e informes recabados están a disposición del público en la biblioteca digital de URA y se han remitido a instituciones y grupos o entidades interesadas a lo largo de los años.

No obstante, ahora se ofrece una visión global sintética de la evolución percibida en las masas de agua de toda la CAPV a lo largo de estos 20 años.

El programa de seguimiento del estado de las masas de agua incluye el análisis de las aguas superficiales (ríos, aguas de transición, aguas costeras, lagos y zonas húmedas), de las aguas subterráneas y de las zonas protegidas de la CAPV.

Su objetivo consiste en ofrecer una visión general coherente y completa del estado de las masas de agua, determinar cuál es el grado de cumplimiento de los objetivos medioambientales para cada masa de agua y determinar el grado de eficacia de las medidas establecidas en los Planes Hidrológicos para su mejora ambiental. Se trata del “termómetro” o del “estetoscopio” con el que se analiza cómo están las aguas, cómo evolucionan, con el que se recaba información para ver qué se podría hacer para que las aguas evolucionen mejor.

Los ecosistemas acuáticos del País Vasco han sufrido históricamente un acusado deterioro. Los vertidos urbanos e industriales provocaron antaño una contaminación extrema en numerosos y amplios tramos de ríos y estuarios, e incluso en algunas zonas de la costa, lo que alteraba de forma drástica las condiciones del medio. A su vez, las obras de defensa contra inundaciones —necesarias para corregir la ocupación de zonas inundables—, las captaciones de caudal o los obstáculos a las migraciones de peces modificaron el hábitat de la fauna y flora local.

Si hubiera de fijar un punto de inflexión en esta sistemática degradación de los ecosistemas acuáticos, habría que recordar la trasposición de la Directiva del año 1991 sobre tratamiento de las aguas residuales urbanas. Y es que la entrada en vigor de la misma impulsó la construcción y explotación de los sistemas de saneamiento y de las depuradoras de aguas residuales urbanas en Euskadi, labor inacabada a fecha de hoy. A su vez, la industria comenzó a contaminar menos, en parte por la desaparición de algunas industrias muy contaminantes y en parte por la implantación de procesos depuradores específicos en muchas de ellas.

A medida que entraban en funcionamiento estos nuevos sistemas de saneamiento, era necesario recabar datos para conocer su impacto real en el medio acuático. Tanto para evaluar el rendimiento de estos sistemas una vez puestos en funcionamiento, como para planificar correctamente nuevos sistemas de saneamiento, depuradoras…

Es decir, se necesitaba un instrumento para ver si las medidas adoptadas de mejora del saneamiento cumplían con el objetivo de recuperación de los ecosistemas acuáticos y en caso contrario, determinar por qué y poder corregir la situación.

Y es que la red de control de la CAPV trató de ir más allá de la “calidad de las aguas”: la red procuraba entender el funcionamiento de los ecosistemas acuáticos, para lo que incluía determinados indicadores biológicos. Además, la red comenzó a incluir puntos de control en los diferentes tipos de sistemas -ríos, estuarios y costa-, con un control cada vez más extendido: el número de masas de agua controladas se ha triplicado desde el comienzo en 1994 hasta la actualidad.

El esfuerzo en el seguimiento de la evolución del estado ecológico está justificado por la magnitud del objetivo de la mejora del ecosistema acuático que las administraciones de la CAPV buscan. Sirvan a modo ilustrativo las previsiones de los planes hidrológicos de las demarcaciones hidrográficas de la CAPV hasta el 2027. Para solventar los diversos problemas detectados, la inversión prevista por todas las administraciones asciende a casi 1.540 millones de euros. La inversión correspondiente al cumplimiento de objetivos ambientales supone cerca del 50% del total (el cumplimiento de objetivos ambientales se centra, fundamentalmente, en la ejecución de los sistemas de saneamiento y depuración de aguas residuales que todavía faltan y los costes de explotación de las mismas —dos tercios de esta línea de presupuestos—, así como otras actuaciones de mejora del medio acuático).

La Agencia Vasca del Agua URA invierte alrededor de 2 millones de euros anuales en el mantenimiento de las redes de control del estado de las masas de agua y de las zonas protegidas ligadas al medio acuático de la CAPV. A este esfuerzo se unen los que de otras entidades que también llevan redes de control en el País Vasco, como las Confederaciones Hidrográficas del Cantábrico y Ebro, las Diputaciones Forales o los consorcios de aguas.

Este informe síntesis del estado de las masas de agua —está previsto elaborarlo anualmente—, forma parte de las líneas de trabajo de la Agencia Vasca del Agua para mejorar la difusión de la información sobre el agua entre el público interesado y entre las administraciones.

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