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La sequía estival de 2016 afecta a un 2,2% de los bosques catalanes

Sobre la Entidad

CREAF
El CREAF es un centro público de investigación en ecología terrestre y análisis del territorio que genera conocimiento y metodologías para la conservación, la gestión y la adaptación del medio natural al cambio global. 
  • sequía estival 2016 afecta 2,2% bosques catalanes
    Bosque de encinas y robles afectado por la sequía, Osona. Fuente: Agents Rurals
  • Casi un 60% de las zonas forestales afectadas por la sequía corresponden a afectaciones nuevas del año 2016. Cerca del 75% de los bosques que se han visto afectados se encuentran en zonas donde llovió menos de la mitad de lo habitual. 
  • El Pallars Jussà, Anoia y la Alta Ribagorça son las comarcas más afectadas. Por especies, los robles y las encinas son los más perjudicados.

El CREAF ha presentado el informe anual DeBosCat del 2016, un año especialmente cálido y seco durante el verano y bastante complicado para los bosques catalanes. Desde el 2012 la afectación no era tan severa, por lo que 2016 revierte la tendencia de recuperación de los bosques. Este año, el 2,2% (30.051 ha) de la superficie boscosa de Cataluña presenta mortalidad, decoloración o defoliación de los árboles. “No es un porcentaje muy elevado, pero sí es una tasa bastante más alta que en los últimos años. Si se fuera repitiendo cada año y no se recuperaran entonces sí que tendremos que preocuparnos”, explica Mireia Banqué, coordinadora del proyecto en el CREAF.

El informe DeBosCat, la Red de monitorización del estado de los bosques de Cataluña, revela que, de las 30.000 hectáreas afectadas en toda Cataluña, cerca de un 60% (unas 17.500 ha) son nuevas, no presentaban afectación del año anterior. El resto, son hectáreas que ya se encontraban también afectadas en 2015. “Esto se debe a que el 2016 ha sido un año seco y cálido en la mayor parte del territorio”, comenta Banqué. Esta diferencia respecto a los últimos años se nota especialmente en comarcas como la Noguera, Baix Empordà y el Berguedà, donde las zonas afectadas han aumentado mucho en 2016.

Encina con parte del follaje seco. Autora: Mireia Banqué

Además, casi un tercio de estas 30.000 hectáreas corresponde a árboles que se habían recuperado después de la sequía de 2012, y que muestran de nuevo síntomas de decaimiento. “Si se va produciendo esta recurrencia cada pocos años, el árbol se debilita muy deprisa, no tiene tiempo de reponerse”, explica la investigadora del CREAF. En 2012 el número de hectáreas afectadas ascendió hasta las 40.000, pero durante los tres años siguientes el 84,5% se habían recuperado.

La mayoría de bosques afectados se encuentran en zonas donde ha llovido muy por debajo del promedio

Las zonas de Cataluña donde el verano ha sido anormalmente seco son las que concentran una mayor superficie de bosques afectados. “En los lugares donde ha llovido menos de la mitad de lo habitual es donde está casi el 75% de la superficie forestal afectada”, comenta Banqué.

Mapa del porcentaje de precipitación acumulada durante el verano de 2016 respecto a la media climática (1961 a 1990). Sobrepuestas en azul, las zonas de bosque afectadas en 2016. Fuente: DeBosCat

Las zonas más afectadas se encuentran en la mitad norte del país

La mitad norte de Cataluña es la que concentra la mayor afectación, como ya ha ocurrido otros años. Esto se debe a que en la mitad sur hay menos bosques y éstos están dominados por especies mediterráneas más resistentes a la sequía, como el pino blanco.

Por comarcas, el Pallars Jussà (7.000 ha), Anoia (3.700 ha) y la Noguera (3.600 ha) son las que presentan una mayor superficie de bosque afectada. Y especialmente la sierra del Montsec, entre el Pallars Jussà y la Noguera, se encuentra bastante afectada.

Gráfico con las hectáreas de afectación por comarcas. En azul, la superficie afectada durante el 2016; en naranja, la superficie de bosque que ya estaba afectada en años anteriores. Fuente: DeBosCat

Si nos fijamos en la proporción de bosque afectado en cada comarca, vemos que un 12,9% de los bosques del Pallars Jussà están afectados por sequía, un 10% en la Anoia, el 8,2% en la Segarra y el 7, 9% en la Alta Ribagorça.

Los árboles de hoja ancha son los más afectados por la sequía

El 75% de los árboles afectados por la sequía estival de 2016 corresponden a especies de frondosas, con hoja plana y ancha. Cerca del 7% de los robledales, el 5% de los hayedos y el 2,5% de los encinares de Cataluña muestran síntomas de decaimiento. En cuanto a las coníferas, que tienen hojas en forma de aguja, el 5% de los bosques de pino piñonero de Cataluña están afectados por la sequía, unas 1.700 hectáreas, casi tantas como las afectadas de pino albar (2.000 ha).

Superficie afectada total, nueva y antigua de frondosas y coníferas. Fuente: DeBosCat

Sin embargo, es normal que la afectación por sequía sea más evidente en robles y encinas, ya que su estrategia es perder las hojas ante la falta de agua prolongada, algo muy visible. “Son especies que tienen una respuesta a la sequía a corto plazo, pero si la primavera es normal, rebrotarán sin problema”, asegura Mireia Banqué.

En cambio, las bosques de coníferas presentan mucha menos superficie afectada. La estrategia de los pinos para aguantar las condiciones adversas es diferente, por lo general no pierden todas las hojas, excepto en casos de mucha sequía, como ha ocurrido este año. “La afectación de los pinos se ve a más largo plazo, y cuando sucede, ya no se recuperan”, alerta la investigadora del CREAF.

Gráfico con las hectáreas de afectación por especies. En azul, la superficie afectada durante el 2016; en naranja, la superficie de cada especie que ya estaba afectada en años anteriores. Fuente: DeBosCat. * Incluye las especies de roble pubescente, roble cerrioide y quejigo.

El séptimo año del DeBosCat

El DeBosCat es un seguimiento anual del estado de los bosques catalanes en relación a la afectación por sequía. Es un proyecto que promueve el Departamento de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación y que coordina el CREAF, y donde el cuerpo de Agentes Rurales proporciona los datos que recoge sobre el terreno. El muestreo se lleva a cabo desde 2010, cada septiembre, justo después de la época más crítica de calor estival y pocas precipitaciones, y antes del inicio de la pérdida de hojas de los caducifolios.

El objetivo de los impulsores es ser capaces de detectar qué zonas y qué especies son más vulnerables a los efectos de la sequía, un fenómeno que parece que irá en aumento en frecuencia e intensidad. De este modo, se dispondrá de información para diseñar estrategias de gestión que ayuden a los gestores a adaptar los bosques al cambio climático. “Conociendo qué especies y qué zonas son más vulnerables podremos pensar dónde es más conveniente invertir esfuerzos”, concluye Mireia Banqué.

Haya gravemente afectada por la sequía,  Montseny. Autora: Mireia Banqué

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