Superaría el aforo de esta publicación recoger los méritos cosechados por Don Ramón Tamames; como, afortunadamente, no requiere presentación alguna, bastará con recordar que este Pater Patriae ha trascendido más allá de vacuos posicionamientos políticos y de cualquier influjo sesgado, para entregarse con intensidad inaudita al estudio de las actividades productivas. Con autoridad e independencia de criterio, el Dr. Tamames compartió con nosotros algunas de sus reflexiones sobre la situación del sector del agua en España.
Pregunta: Ramón, a vueltas con el Plan Hidrológico Nacional, una cuadratura del círculo, ¿cómo crees que debió ser o debe ser?
“Con los excedentes que podemos tener en el Ebro, que en Levante se hagan desaladoras, es un poco, yo diría que, por lo menos, prematuro”
Respuesta: Alcanzar un buen conocimiento de los recursos y de los usos y consumos de agua en cada confederación hidrográfica, fue una gran idea de Lorenzo Pardo y Rafael Benjumea, Conde de Guadalhorce, durante la dictadura de Primo de Rivera, en 1926 concretamente; ahí empezó la verdadera concepción del aprovechamiento del agua de la cuenca fluvial de un gran río y el objetivo de corregir las desigualdades hídricas de la península y, a día de hoy, casi un siglo más tarde, los planes hidrológicos, son indispensables; de las 16 confederaciones hidrográficas peninsulares, 14 tienen exceso de agua y, en cambio, sólo hay 2 con déficit, una es el Júcar y la otra es el Segura.
P.- La vertebración autonómica, ¿ha podido generar unos reinos de Taifas del agua?
R.- La Constitución dice que el agua es propiedad de la Nación, creo que ese principio a veces es ignorado, creo que el Consejo Nacional del Agua tendría que tener muchos más poderes, la autoridad tendría que ser nacional, tantas historias como ha habido entre la Comunidad de Valencia, la Región de Murcia y Castilla-La Mancha… A mí me parece que son muestra de falta de vertebración. Las decisiones hay que tomarlas sobre la base de informes científicos y donde haya mayor rendimiento se debe favorecer más el regadío: el agua hay que ponerla donde rinde más.
“Las decisiones hay que tomarlas sobre la base de informes científicos y donde haya mayor rendimiento se debe favorecer más el regadío”.
P.- Un sudeste peninsular sediento que no encuentra una solución definitiva. La dicotomía trasvase-desalación, ¿la considera que es real o ficticia?
R.- Yo creo que es irreal, en los países con baja pluviometría, menor de 150 l/m2, y en Oriente Próximo tienen zonas con mucho menos que eso, es lógico que la desalación sea la gran solución; pero en España, con los excedentes que podemos tener en el Ebro, por ejemplo, que en Levante se hagan desaladoras, es un poco, yo diría que, por lo menos, prematuro.
Si dices que hay que mantener unos flujos ecológicos adecuados, estamos de acuerdo en eso; pero el problema del Ebro es que el Delta del Ebro, que tanto se ha dicho que hay que conservarlo, pues al fin y al cabo el Delta del Ebro, y yo no estoy en contra de él, es una creación histórica, porque en tiempos de Roma, no había Delta. Los barcos romanos atracaban en Tortosa, y Tortosa está a 40 km de la costa, ¿qué ha pasado?, pues ha crecido el Delta por los arrastres del Ebro, como consecuencia de la deforestación de la cuenca del Ebro. Históricamente se sabe que los árabes deforestaron toda la zona de los Monegros, que se llamaban Montes Negros, y los arrastres han sido brutales, pero se han parado con las presas de Ribaroja, Mequinenza y Flix. Ahora el arrastre que llega a Tortosa es el 1% de lo que había hace 80 años. No hay arrastre porque el nivel del cauce del Ebro antes de Mequinenza está subiendo y, por eso, cada vez hay más inundaciones y va habrá más. Lo que hay que hacer es aprovechar el trasvase para hacer una obra, que no es tan costosa a largo plazo, para que vuelvan los arrastres y el Valle del Ebro de Zaragoza a Navarra no tenga esas inundaciones anuales; además, los embalses de cabecera del Pirineo y del Sistema Ibérico tendrían que recrecerse.
“Tenemos una política muy pacata, poco atrevida, y se podría hacer algo importante en la materia”.
Entonces, a mí me parece que tenemos una política muy pacata, poco atrevida, y se podría hacer algo importante en la materia, incluso se podría negociar con Francia un trasvase de aguas del Ródano, que son de altísima calidad, es casi un agua mineral de los glaciares de los Alpes, que podría dedicarse a consumo humano. El Ródano tiene unos 55.000 hm3 al año de flujo que van a dar a la mar; para hacerse una idea, pensemos que en España tenemos 53.000 hm3 de embalses. El Ebro será entre una tercera o cuarta parte del Ródano, es un río de cuenca mucho más seca, pero también con excedentes importantes que, sin desproveer de flujo ecológico, podrían trasvasarse. Yo soy un convencido de que los 1.000 hm3 que prevé el trasvase del Ebro cambiarían la faz de Alicante y Murcia y reforzarían la potencia de Almería.
P.- El agua en las ciudades, ¿Cómo valora la gestión del agua en los núcleos urbanos?
“Las tarifas son demasiado bajas, con lo cual, se están descuidando el mantenimiento de algunas inversiones”
R.- En los núcleos urbanos yo creo que la situación, en general, es buena, predomina la situación de concesionalidad. Lo que pasa es que de cara a la gestión a largo plazo, las tarifas son demasiado bajas, son las más bajas de Europa; el excedente del consumidor, el beneficio del consumidor, es el mayor de Europa también, con lo cual, se está descuidando el mantenimiento de algunas inversiones y eso, a medio y largo plazo, no es bueno y luego pues, también hay que decirlo, hay una tendencia de remunicipalización, las compañías de suministro de agua tienen una visión mucho más social, también el agua, es verdad, es el 0,5% del presupuesto familiar, mientras que la electricidad debe estar en el 2,4%. El agua, por mucho que suba, no va a representar nunca más del 1% del presupuesto familiar. Hay que concienciar a la gente, que el bloque básico tenga un precio bajo y luego el aumento de consumo per cápita se cotice más alto en las tarifas y, también, que todo el mundo tenga un medidor de consumo. Conviene tener en cuenta en todo momento que hay 700 millones de personas sin agua potable en el Mundo y 2.500 millones de personas, que es la tercera parte de la humanidad, sin saneamientos.
