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Insurgentes iraquíes usan agua como arma tras hacerse con el control de una presa

  • Nuri al Maliki, primer ministro de Irak, ha prometido venganza contra los insurgentes
  • La toma de control de la presa es un arma con una potencia brutal: puede ser utilizada para causar inundaciones, desabastecer a poblaciones y reducir la producción eléctrica.

Insurgentes iraquíes han añadido el agua a su arsenal de armas después de haberse hecho con el control de una presa, lo que les permite inundar varias regiones y repeler posibles ataques de las fuerzas de seguridad.

Los milicianos cerraron ocho de las diez salidas de agua la semana pasada

La presa ayuda a distribuir el agua del Éufrates en la provincia de Anbar y se encuentra a cinco kilómetros de la ciudad de Faluya, que fue conquistada por milicias insurgentes a principios de año.

Tropas iraquíes han rodeado la ciudad en un esfuerzo por acabar con los clanes antigubernamentales y milicias insurgentes, entre las que se encuentra el Estado Islámico de Irak y Siria (ISIS).

El ISIS se hizo con el control de la región de Nuaimiya en febrero, en donde se encuentra la presa, y empezaron a reforzar sus posiciones creando fortificaciones y trincheras, según tribus antigubernamentales que también han declarado que no hay más grupos involucrados en el asalto.

Los milicianos cerraron ocho de las diez salidas de agua la semana pasada, lo que ha supuesto la inundación de varios terrenos y ha reducido el abastecimiento en las ciudades del sureste del país, por las que pasa el río Éufrates antes de desembocar en el Golfo.

Los combatientes antigubernamentales han declarado que la táctica del ISIS pasa por inundar zonas cercanas a la ciudad para forzar a las tropas a retirarse y aliviar el cerco sobre Faluya.

"Usar el agua como arma, en una lucha que provoca sed en la sociedad, es un crimen atroz", ha declarado el asesor del Ministerio del Agua Oun Dhiyab. "Cerrar la presa y jugar con el agua del Éufrates tendrá consecuencias nefastas", ha añadido.

Los milicianos volvieron a abrir cinco salidas de agua este jueves para suavizar la presión, temiendo que su estrategia podría volverse en contra al inundar el bastión de Faluya, a 70 kilómetros al oeste de Bagdad.

Intervención inminente

Fuentes de las fuerzas de seguridad iraquíes han declarado que una inundación cercana a la ciudad ha provocado que muchas familias hayan tenido que abandonar sus hogares y que se han preparado tropas para ser desplegadas con el objetivo de terminar con la invasión insurgente.

"El ISIS quiere usar las inundaciones para dificultar el despliegue de tropas en esas áreas y trasladar el campo de batalla fuera de Faluya", ha declarado un líder tribal en la ciudad.

La presa de Faluya es también una llave para una gran cantidad de proyectos de irrigación en la desértica provincia de Anbar, que es fronteriza con Siria.

El primer ministro de Irak, Nuri al Maliki, que descartó un asalto terrestre sobre Faluya, ha jurado que habrá venganza contra los milicianos que han interferido los suministros de agua.

"Los asesinos han aprovechado la política de máxima moderación del Gobierno en Faluya, pero parece que la situación se ha complicado y necesita una confrontación", ha añadido el dirigente iraquí.

Dos oficiales del Ejército en Ramadi y Faluya han declarado que los preparativos para realizar un ataque rápido, que devuelva al Gobierno el control de la presa, ya están en marcha.

"Estamos realizando reconocimientos aéreos para localizar las posiciones insurgentes cerca de la presa", ha comentado uno de los oficiales, que ha recibido órdenes de preparar una movilización desde Taji, al norte de Bagdad, hacia Faluya.

Dependencia del Agua

Irak es una mezcla de regiones áridas y fértiles. Las zonas inhabitables son regadas por el agua del Tigris, desde Turquía, el Éufrates, desde Turquía y Siria, y una red de ríos menos caudalosos que nacen en Irán.

La disminución del nivel de agua del Éufrates también ha afectado al abastecimiento eléctrico de ciudades del sur del país, que dependen de la energía producida en la presa, condicionada totalmente a los niveles de agua.

Un portavoz del Ministerio de Electricidad ha comentado que el suministro de energía de la planta de Musayab ha descendido de 170 megavatios a 90.

Fuentes del Gobierno han alertado de los efectos que puede tener el cierre de la presa en la irrigación de una gran cantidad de granjas de regiones del sur del país, entre las que se encuentran Hilla, Kerbala, Najaf y Diwaniya, que dependen del Éufrates.

"Queda poco para las elecciones nacionales y parece que quieren acorralar al Gobierno", ha declarado un alto cargo de la agencia de seguridad que ha preferido permanecer en el anonimato.

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