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Megadesastres: Por qué el aprendizaje es importante

Sobre la Entidad

Banco Mundial
El Banco Mundial es uno de los organismos especializados de las Naciones Unidas, que se define como una fuente de asistencia financiera y técnica para los países en desarrollo.
  • La gestión del riesgo de desastres está cobrando cada vez más importancia a medida que aumenta la densidad de población en las zonas urbanas en todo el mundo.
  • Un nuevo informe titulado Learning from Megadisasters da a conocer las enseñanzas que dejó el gran terremoto y tsunami de Japón oriental.
  • Incluso los países pobres que tienen recursos limitados pueden desarrollar capacidad de preparación para enfrentar las catástrofes naturales.

Ningún país puede prevenir los desastres naturales, pero todos pueden prepararse para ellos aprendiendo tanto como sea posible acerca de los riesgos y consecuencias de los eventos devastadores, y tomando decisiones informadas para poder manejar tales riesgos y consecuencias, señaló un nuevo informe publicado la semana pasada en Londres durante un evento conjunto del Banco Mundial y University College London.

Las catástrofes naturales ponen en riesgo las vidas y el bienestar social y económico

El informe del Grupo del Banco Mundial y el Gobierno de Japón titulado Learning from Megadisasters (Aprender de los megadesastres) planteó que la gestión del riesgo de desastres tiene cada vez más importancia a medida que la economía mundial está más interconectada, las condiciones ambientales cambian y la densidad de la población aumenta en las zonas urbanas en todo el mundo.

“A medida que las ciudades crecen, las vulnerabilidades aumentan debido a la mayor densidad y población, la deficiente construcción de las viviendas informales y la falta de servicios básicos”, dijo Abha Joshi-Ghani, directora de Liderazgo, Aprendizaje e Innovación del Banco Mundial y miembro de un panel de expertos que analizó las conclusiones del informe. Con frecuencia, las personas más pobres son las más vulnerables.

Las fuertes lluvias de 2012 en Kampala, Uganda, por ejemplo, causaron inundaciones en los asentamientos informales de las zonas bajas, o barrios pobres, y desplazaron a miles de personas. “El problema de Kampala es que hay un rápido desarrollo pero no hay planificación”, indicó Musa Ecweru, otro panelista que es ministro de Gestión del Riesgo de Desastres de Uganda. “Las personas construyen casas en tierras marginales, como los canales de agua, y son los primeros en sufrir las inundaciones”.

Las catástrofes naturales ponen en riesgo las vidas y el bienestar social y económico. Los daños son muy locales, pero tienen un gran impacto sobre el producto interno bruto. Se estima que, durante los últimos 30 años, este tipo de desastres ha causado daños por unos US$4 billones. Según el informe mencionado, es fundamental que los conocimientos adquiridos a partir de las catástrofes se traduzcan en medidas.

El documento condensa las principales enseñanzas del gran terremoto y tsunami de Japón oriental, el primer desastre registrado que incluyó un terremoto, un tsunami, un accidente en una central nuclear, fallas en el suministro eléctrico y la interrupción en gran escala de las cadenas de abastecimiento. El informe señala también que esta catástrofe provocó la muerte de 20 000 personas, pero que más vidas y propiedades se habrían perdido si Japón no hubiera invertido en medidas de prevención y desarrollado una fuerte cultura de conocimientos y aprendizaje a partir de los desastres del pasado.

Los enfoques dinámicos de la gestión de riesgos pueden incluir desde tener buenas estrategias de uso de la tierra y códigos de construcción en zonas de alto riesgo hasta el empoderamiento de los miembros de la comunidad para ser los primeros en responder.

Ambas tácticas ayudaron a la población de Christchurch, Nueva Zelandia, a recuperarse de un fuerte terremoto en 2011. Según la alcaldesa de esta ciudad, Lianne Dalziel, “todos pensaban que el terremoto de Nueva Zelandia afectaría a Wellington, y fue una sorpresa cuando impactó en Christchurch... Muchas más personas habrían muerto si no hubiéramos tenido los códigos de construcción en orden”.

Cuando los primeros en responder se vieron desbordados tras el terremoto, cientos de estudiantes y agricultores intervinieron para movilizar a los voluntarios y al personal médico y ayudar a limpiar. “Creo que, después de un desastre de la magnitud del que hemos experimentado, es demasiado esperar que la respuesta oficial pueda llegar a toda la comunidad, y por eso la comunidad tuvo que ayudarse a sí misma”, dijo Dalziel.

El informe sobre megadesastres tiene como objetivo mostrar y ofrecer enseñanzas sobre la creación de una cultura de preparación que puede ser usada incluso en los países pobres que tienen recursos limitados. De acuerdo al documento, estas naciones aún pueden aumentar y desarrollar la capacidad de recuperación y de preparación de sus ciudadanos e instituciones, de modo que puedan reaccionar y proteger sus comunidades.

“Estamos mejorando nuestra capacidad de responder frente a desastres en Uganda. Este aprendizaje es importante”, señaló Ecweru. “Hoy en día, el mundo es una aldea global, y lo que sucede en un rincón del planeta tiene ramificaciones en todos los lugares del mundo... De manera que si hay algo que África puede aprender de cómo los japoneses lo manejaron y cómo están tratando de evitar que vuelva a ocurrir este tipo de devastación... es bueno para Japón y también es bueno para el resto del mundo”.

¿Cuál será el legado de este proyecto? La iniciativa del Banco y de Japón tiene como objetivo ayudar a otros países a protegerse de los grandes desastres mediante la adopción —y adaptación según sea necesario— de algunas de las medidas tomadas por Japón, y la comprensión de las fortalezas y debilidades de la respuesta de ese país al gran terremoto.

“No podemos planificar para una eventualidad como los megadesastres, solo podemos prepararnos para ella”, dijo Joshi-Ghani. “Es realmente esencial aprender de las experiencias de los demás, en cuanto a cómo prepararnos y cómo mitigar los riesgos y los impactos de estos desastres”.

El economista en jefe del Departamento de Energía y Cambio Climático del Reino Unido, Stephen Fries, estuvo de acuerdo en que “aprender de la experiencia de los demás es importante. En efecto, Londres aprendió de la experiencia de Dinamarca en materia de inundaciones”.

“Si se mira hacia el futuro, los temas tratados en el informe sobre el aprendizaje respecto de los desastres van a ser cada vez más importantes a medida que los países en desarrollo se urbanicen, se hagan más compactos, más conectados, pero también potencialmente lleguen a ser más frágiles; aprender a crear capacidad de adaptación en los países en desarrollo será absolutamente central”, concluyó.

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