Según el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), en los últimos 60 años al menos el 40% de los conflictos internos han tenido alguna relación con la explotación de los recursos naturales, tanto por ser considerados de "mucho valor", como la madera, los diamantes, el oro, los minerales o el petróleo, como por ser escasos, por ejemplo, la tierra fértil y el agua. Cuando surgen conflictos relacionados con los recursos naturales se duplica el riesgo de recaer en el conflicto.
Las Naciones Unidas conceden gran importancia a garantizar que la actuación sobre el medio ambiente sea parte de la prevención de los conflictos.
En 2001, la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró el 6 de noviembre de cada año Día Internacional para la prevención de la explotación del medio ambiente en la guerra y los conflictos armados.
Aunque la humanidad siempre ha contado sus víctimas de guerra en términos de soldados y civiles muertos y heridos, ciudades y medios de vida destruidos, con frecuencia el medio ambiente ha sido la víctima olvidada. Se contaminan los pozos de agua, se queman los cultivos, se talan los bosques, se envenenan los suelos y se sacrifica a los animales con el fin de obtener una ventaja militar.
Las Naciones Unidas conceden gran importancia a garantizar que la actuación sobre el medio ambiente sea parte de la prevención de los conflictos, del mantenimiento de la paz y de las estrategias de consolidación de la paz, porque no puede haber una paz duradera si se destruyen los recursos naturales que sostienen los medios de subsistencia y los ecosistemas.