Las actividades humanas tienen un impacto significativo en las masas de agua, la biodiversidad acuática y la calidad de los recursos de agua potable. Para el profesor Mathieu Lapointe, del Departamento de Ingeniería de la Construcción de la École de technologie supérieure (ÉTS), es posible tratar ciertos tipos de aguas residuales -que actualmente no se tratan- a escala mundial utilizando métodos in situ más sostenibles y asequibles.
Según un estudio realizado por el profesor Lapointe y publicado en Nature Water, la tasa de vertido al medio ambiente de determinados tipos de aguas no tratadas -las escorrentías urbanas y rurales, así como las generadas por la industria- varía de un país a otro. En los países con rentas más bajas suele haber más vertidos que en los de rentas más altas. Más concretamente, las tasas de tratamiento de aguas residuales pueden variar del 4% al 95%, según el país.
Las depuradoras no sólo son costosas, sino que también consumen mucha energía. Además, no resuelven los problemas asociados a la impermeabilización del suelo en zonas urbanas ni a los fenómenos de precipitaciones extremas provocados por el cambio climático. Además, la escorrentía agrícola y urbana se considera a menudo insuficientemente contaminada para justificar el coste del uso de plantas de tratamiento convencionales. En consecuencia, la escorrentía permanece sin tratar a pesar de que puede contaminar los ecosistemas acuáticos.
Patrón de flujo y ejemplos de (eco)interceptores pasivos para tratar de forma sostenible la escorrentía agrícola in situ. Imagen: Nature Water (2023)
El profesor Lapointe recomienda soluciones pasivas, modulares, baratas y descentralizadas capaces de retener ciertos contaminantes. Entre ellas figuran las celdas de biorretención, los sistemas de decantación y las zonas de infiltración a través de suelos para esta función. También propone recurrir en mayor medida a los "servicios pasivos de los ecosistemas", como los microorganismos, la oxidación, la fotodegradación y la inactivación, por citar algunos.
"Para tratar aguas que actualmente no se tratan por razones tecno-económicas, como la escorrentía de las aguas pluviales, las autoridades gubernamentales y las organizaciones ecologistas harían bien en promover sistemas pasivos, que pueden combinarse o integrarse con procesos más convencionales de recogida y tratamiento de aguas residuales."
Aunque se necesitan estudios en mayor profundidad para evaluar mejor las ventajas y la relación coste-beneficio de esta solución que combina tecnología con métodos pasivos, el profesor Lapointe es optimista sobre la viabilidad de esta alternativa.
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