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¿Cuanta agua necesita Cataluña?

A esta pregunta intenta responder Ramón Folch en un excelente artículo hoy en El Periódico.

Con los actuales niveles de consumo -que podríamos reducir, y mucho-, unos 3.120 hectómetros cúbicos anuales. Solo un 18%, unos 570 hectómetros cúbicos, van al consumo doméstico; la agricultura y la ganadería se llevan el 73%, unos 2.270 hectómetros cúbicos; y la industria, 280 hectómetros cúbicos, el 9%. Lo malo es que la demanda de agua doméstica cuelga de las cuencas internas (los ríos que no van al Ebro), que recogen poca agua: donde está la población, no está el agua. En años secos, se presentan déficits de disponibilidad. Pero si ahorráramos un poco, sobre todo en agricultura, que es donde consumimos más y con menos eficiencia, y si reutilizáramos la mitad del agua depurada que vertemos, saldríamos adelante.

Las Cuencas Internas de Catalunya abastecen las zonas más pobladas (áreas de Barcelona, Girona y, parcialmente, Tarragona-Reus). Es el 92% de la población catalana y el 40% del agua total consumida. De la cuenca del Ebro sale el 60% restante, mayormente dedicado a la agricultura. En años secos, las cuencas internas pueden tener un déficit de 100-150 hectómetros cúbicos, y por eso el extinto Plan Hidrológico Nacional preveía un trasvase de 190 hectómetros cúbicos anuales de la cuenca del Ebro. Pero no hablaba de ahorro, ni de gestión de la demanda, ni de reutilización. Era la vieja cultura del agua: tú gasta lo que quieras que yo ya saco de donde sea lo que haga falta. Ahora hemos adoptado una nueva forma de actuar, pero aún nos faltan infrastructuras para aplicarla. Es un momento delicado, y más en un año seco: tenemos una nueva cultura medio desarmada para hacer frente a una viejo problema armadísimo.

Para hacer de la nueva cultura del agua una realidad, hay que gestionar la demanda, reutilizar agua regenerada y recuperar la captura autónoma, además de desalinizar cuando no haya más remedio. Gestionar la demanda significa marcar límites en el consumo para incrementar la eficiencia y la contención. Escalar los precios es una buena manera de inducirlo. La agricultura deberá avenirse a ello. Hay tanta mejora por lograr que con voluntad y proyectos adecuadamente financiados pueden obtenerse grandes resultados. Basta con mirar a Israel o Marruecos: riegan el doble con la mitad de agua.

Cataluña está siendo el campo de batalla donde se libra la guerra entre las distintas visiones de como afrontar la sequía. Desalación, reutilización y gestión de la demanda luchan por ser la solución a un problema cada vez más acuciante.

Mientras, la ministra Narbona anuncia obras en el puerto de Carboneras para enviar agua a Cataluña y Barcelona reduce su consumo hasta los 110 litros/persona y día.

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