La campaña RadProf0209 finalizó el sábado 14 de febrero con sus objetivos principales cubiertos, aunque ha tenido que reducir una buena parte del muestreo previsto debido a las condiciones meteorológicas, teniendo que realizar arribadas forzosas en Coruña, Santander y Gijón. A partir de las series de registros, se ha constatado un calentamiento local muy acentuado de la columna de agua del mar, especialmente en los primeros 1.000 metros desde principios de los 90 (0.3º C en 15 años).
Gracias a la periodicidad de los datos tomados los últimos años, se ha podido precisar ciertos procesos con mayor detalle, comprobando como la secuencia de años cálidos con eventos fríos en 2005 y 2006 han tenido como resultado una inyección de calor hasta niveles intermedios de 300-500 metros, o como las propiedades de las aguas a niveles en torno a 2.000 metros fluctúan de acuerdo a los cambios meteorológicos en su remota región de origen, el Mar del Labrador.
El frío invierno que estamos padeciendo ha producido una fría y profunda capa de mezcla, con mas de 250 m tanto en el Oeste de Galicia (radial de Finisterre) como en el Mar Cantábrico, con temperaturas superficiales en algunos casos inferiores a 12º C. Se va a efectuar un cercano seguimiento de las condiciones oceanográficas en el próximo mes del Radial de Santander, así como tras el refondeo de la boya AGL, tras su desgajamiento de la posición de fondeo por el temporal del 24 de enero en el que registró una ola de mas de 26m. El análisis detallado de la campaña que se realiza estos días pondrá al día la secuencia de cambios en nuestra región.
El objetivo de la campaña RadProf0209 es mantener un sistema observacional que evite la pérdida irrecuperable de información climática potencialmente crítica durante los próximos años, con la ambición de que en el futuro se establezcan planes de monitorización permanente como parte de una estrategia nacional de observación del clima. En estas campañas se muestrean las propiedades físico-químicas de la columna de agua (temperatura, sales disueltas, oxígeno, carbono, nutrientes) y algunas medidas relacionadas con el plancton a lo largo de tres transectos, en Finisterre, Ortegal y Santander.
Esto se hace tanto a partir de sondas con sensores electrónicos como con la recogida de muestras de agua de diferentes niveles. También se despliegan en Finisterre y Santander dos líneas de correntómetros (un equivalente a veletas y anemómetros submarinos que se dejan sumergidos grabando datos a lo largo de un año). El muestreo se complementa con medidas directas de las corrientes marinas a lo largo del recorrido.
Antecedentes
El océano es un componente principal en la regulación del clima global, pero debido a lo caro y dificultoso que es medir en el mar, el registro histórico es mucho mas reducido que el de la atmósfera. Durante el siglo XX se consiguió dar una descripción general de las propiedades del océano (temperatura, sales disueltas, corrientes etc.) y el incremento de las observaciones en las últimas décadas ha permitido observar tendencias al calentamiento generalizado.
Sin embargo, no existen programas de observación ni redes de medida permanentes del océano similares a los de la atmósfera, así que los registros de que se dispone son un conjunto de resultados de diferentes proyectos con objetivos específicos y de duración limitada. En un contexto de cambio climático, la comunidad científica internacional viene pidiendo el establecimiento de programas coordinados de monitorización permanente del océano, entre otros motivos porque estudios teóricos serios indican la posibilidad de cambios bruscos en el sistema de circulación oceánica.
Los programas de monitorización a medio-largo plazo a escala de cuenca oceánica suponen la única herramienta para poder decir cual es la situación y la variabilidad normal del océano-clima y poder saber si algo cambia de manera anormal y si tales cambios podrían estar debidos a la propia acción del hombre.
España tiene una situación privilegiada para monitorizar regiones clave, pues tiene acceso directo desde sus costas a la cuencas del Atlántico Noreste, la Cuenca Canaria y el Mediterráneo Occidental, además del paso del Estrecho de Gibraltar. En el caso del Golfo de Vizcaya, la plataforma continental es tan reducida que podemos monitorizar una columna de agua de unos 5.000 metros de profundidad a pocas millas de la costa.