El Heraldo de Aragón publicaba ayer una entrevista (ver completa) con el que fue presidente de la Sociedad Estatal de la Expo Zaragoza 2008. Roque Gistau hace balance en plena resaca de la Expo y sus palabras no son muy alentadoras. Algunos ejemplos:
Con la distancia que pone el tiempo, ¿se lograron los objetivos con los que nació la Expo?
A mí me gusta decir "las verdades del barquero", así que le diré que a corto plazo, sí, porque yo no he visto tanta concurrencia de 'notables', tantos cerebros, tantos pensamientos y reflexiones en torno a un tema como el agua como han pasado por Zaragoza. Tres meses dedicados a esto, y con la presencia de dos mil expertos y muchísima gente, es una notable y feliz circunstancia. Sin embargo, yo esperaba y aspiraba que tuviese una continuación y lo he peleado de todas las maneras que he sabido, pero he fracasado y nadie ha cogido el testigo en serio de este tema, y creo que toda la fuerza de lo que se hizo en Zaragoza en relación con la Tribuna del Agua está un poco perdida.
¿A qué lo atribuye, a que la Expo se ha quedado en una fiesta?
No, no fue un divertimento; no, no, por favor. Ha sido una cosa seria, lo que pasa es que acabada la Muestra no ha habido nadie que haya cogido, de verdad, de verdad, el testigo y a mí me duele. Ya sé que será mal recibido que lo diga yo, pero es lo que pienso.
Usted fue el alma de la Expo.
Mire, Zaragoza ha sido la primera ciudad que ha hecho una Exposición Universal temática, dedicada al agua, el hilo conductor de todos los pabellones en los que cada país exponía y debatía sobre sus recursos hídricos, sobre cómo ha solucionado sus problemas y cómo los aborda hacia el futuro, teniendo en cuenta las condiciones del contorno de cambio climático, las dificultades de medio ambiente, los cambios de población. Además estaban los pabellones temáticos y los de las ONG... todos tenían su espacio para debatir sus problemas sobre esta cuestión. Pero es que también había un macrocongreso que tenía tres planos: científico, divulgativo y artístico. Y todo ese cuerpo era la Tribuna del Agua que hemos resumido sagazmente y con orden en la llamada 'Caja Azul'. Pues, bien, el imbécil de Roque pensaba que eso no podía quedar muerto en esa 'caja', que no fuese un sarcófago de la Tribuna, sino el arranque de algo más.
¿En qué pensaba?
Como en Zaragoza se iba a hacer un Instituto de Cambio Climático, que me parece fantástico, creí, que, en paralelo, podía crearse un centro con esta semilla sobre gestión y transferencia en el conocimiento sobre temas de agua en el mundo y que fuese un referente internacional y para el futuro. Que todos, el Gobierno central, autonómico, europeo… hicieran un esfuerzo ulterior. Insistimos mucho en este sentido e incluso llegamos a hablar con empresas privadas para que se implicaran en una fundación público-privada, porque no creo en lo público cien por cien; impliqué, además, a personalidades relevantes y lo he hablado con todos los ministros que he podido, como un limosnero… pero don Roque no ha tenido ningún eco en su gestión y, por lo tanto, he fracasado.
Quizá no era el momento
No, yo creo que el fracaso es mío porque no he sido capaz, quizás, de transmitir la bondad del mensaje y la ilusión que yo tenía.