Las toallitas húmedas, de gran uso diario para millones y millones de personas, suponen una de las grandes problemáticas a las que se enfrentan las EDAR. La falta de información en el embalaje de las mismas provoca un desconocimiento de su repercusión si no es desechada correctamente; y es que, la mayor parte de los usuarios que consumen este producto lo desechan por el inodoro tras su uso, lo cual es un gravísimo error dado que tiene el mismo nivel de degradabilidad que el papel
Entonces, ¿qué diferencia hay entre las toallitas y el papel higiénico?
Las toallitas húmedas no están hechas de papel, sino de un entramado textil compuesto de poliéster y algodón, con fibras de celulosa, humedecidas con materiales limpiadores como la glicerina. Eso implica que son más parecidas al plástico y a los textiles que al papel.
Así que no son igual de biodegradables como el papel y tardan cerca de 600 años en desaparecer si llegan al entorno natural. Además, como están compuestas por microplásticos, uno de los principales enemigos de los mares y océanos donde pasan a ser consumidos por animales marinos y terminan entrando en la cadena alimenticia.
¿Y, que pasa si llegan a las EDAR?
El problema es que las fibras de las toallitas generan atascos en la maquinaria y en toda la red de tuberías, provocando averías y reduciendo la vida útil de los equipos. Así, antes de que las aguas residuales accedan a los digestores de fangos con estas toallitas, hay que apartar los restos de toallitas casi manualmente, tratarlos y llevarlos a un vertedero aparte. Estos pasos y la inversión que requiere se ahorrarían si se tiraran directamente a la papelera.
“Bueno, seguro que no es para tanto, no?” Pensarán algunos...
Por ejemplo: cada año, las depuradoras de Barcelona recogen unas 4.400 toneladas de residuos sólidos, en su mayoría toallitas húmedas. Esto supone un kilo y medio de residuos sólidos por persona y año. Cada año hay que invertir unos 60.000 euros en retirar los restos de estas toallitas .
Como se puede observar las toallitas suponen un gran problema para las EDAR. Es muy importante concienciar al consumidor de la diferencia que existe entre éstas y el papel higiénico y que de este modo se puedan desechar correctamente. Esto se puede conseguir incluyendo más información y de forma más explicita en los paquetes de toallitas, ya que muchos consumidores ignoran su poca biodegradabilidad.