La idea que da forma a este artículo surge cuando, como estudiante de un Máster de Ingeniería Química, trato de hacer un trabajo que requiere un conocimiento profundo sobre la calidad de las aguas residuales y la gestión vertidos que emite cada industria en el Parque Tecnológico de Madrid en Tres Cantos.
En medio de esa búsqueda de información me encontré cientos de trabas en la mayoría de las industrias. Por un lado, la archiconocida empresa farmacéutica GSK (GlaxoSmithKline) tenía disponible en internet un informe de sostenibilidad que databa de 2015, en el cual especificaba todos sus vertidos y si cada uno de ellos era eliminado o revalorizado. En segundo lugar, encontré noticias recientes sobre los innovadores sistemas de limpieza y recuperación de aguas de Normon y Danone, aunque no hallé en sus webs ningún dato específico sobre dicho sistema, ni si habían conseguido los objetivos eficiencia marcados en las ruedas de prensa. Teniendo en cuenta la gran cantidad de industrias cuyas aguas residuales van a parar a la EDAR de Tres Cantos, me sorprendió la gran falta de información. Por otro lado, resulta casi imposible encontrar datos recientes sobre la calidad del agua que sale de dicha EDAR, ya que los únicos datos disponibles están en la página de la Cuenca Hidrográfica del Tajo en la Red CEMAS que controla el estado de las aguas superficiales. Los datos más actuales están recogidos en bruto en hojas de Excel, y cabe destacar que no se realizan análisis de Escherichia coli y Enterococos Intestinales, ya que la autorización vertido no incluye valores límite de emisión para estas bacterias, por lo que si existe algún control sobre estos parámetros, es desconocido.
Es por estas múltiples razones y las comparaciones con parques industriales como el de Kalundborg en Dinamarca que comencé a concienciarme sobre la falta de transparencia en la gestión de agua en mi ciudad y probablemente en el resto de España.
Aunque es muy fácil culpar a las empresas de no facilitar los datos mencionados, debo señalar que en realidad no están haciendo nada fuera de la ley. Ya que actualmente en España no existen leyes que obliguen a todas las industrias contaminantes a facilitar un acceso público y sencillo a todos los usuarios. Por lo que este problema deriva en realidad de una carencia de transparencia general en nuestro país, tal y como señala el último informe de Transparencia Internacional (IT).
Transparencia Internacional es una organización no gubernamental que monitorea el desempeño de instituciones claves en cada país cuyo fin es concienciar sobre los efectos de la corrupción. Cuenta específicamente con una sección llamada INTRAG que estudia la transparencia en la gestión del agua en diferentes áreas: Información sobre el organismo de cuenca, relaciones con el público y partes interesadas, procesos de planificación, gestión de recursos y uso del agua, económico-financiera, y contratos y licitaciones. El total de indicadores usados es de 80 y están especificados en su página web. En el último estudio realizado en 2015 se evaluaron catorce organismos: Nueve Confederaciones Hidrográficas y cinco Agencias Autonómicas del Agua. Los aspectos más destacados de dicho estudio fueron que el nivel medio de transparencia en España fue de un 61 por lo que disminuyó en 2 puntos respecto al informe anterior rompiendo con la tendencia a la alta que mantenía en las pasadas ediciones. Lo cual denota un empeoramiento en la falta de transparencia en áreas de Gestión del Agua y Económica-financiera.
Evidentemente no todo son noticias negativas, ya que los gobiernos actuales promueven iniciativas como la Alianza para el Gobierno Abierto puesta en marcha en 2011 que “fomentan la transparencia, la capacitación de los ciudadanos, la lucha contra la corrupción y el aprovechamiento de las nuevas tecnologías para fortalecer la gobernabilidad”. Sin embargo, se echa en falta la actualización de legislación que promueva la transparencia y participación ciudadana.
Es por esto es por lo que aún se necesitan más cambios, como se puede observar por la aparición de diversas manifestaciones y movimientos. Uno de los movimientos que aparece en España en 2016 abogando por dichos cambios es el RAPM (Red de ciudades y pueblos por el Agua Pública de Madrid) que surgió en contra la privatización del Canal de Isabel II, y que actualmente encabeza la lucha por la transparencia en las entidades gestoras del agua. Así como un movimiento general de la ciudadanía mundial por conocer lo que hacen sus gobiernos e impulsar iniciativas por la transparencia de información como el “Open Data”.
Por estos motivos, hay cierta esperanza depositada en los líderes del futuro, para que impulsen este tipo de reformas, y acaben con la opacidad que hay entorno ciertas áreas de gestión del agua.