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La Universidad en transición: ¿seremos capaces de estar a la altura?

Sobre el blog

Alberto Garrido
Director del Observatorio del Agua de la Fundación Botín. Vicerrector de la UPM. Investigador del CEIGRAM. Profesor de la ETS Ingeniría Agronómica, Alimentaria y de Biosistemas

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  • Universidad transición: ¿seremos capaces estar altura?
    ETSI de Agrónomos, UPM.

Las Universidades españolas no aparecen en los ránkings universitarios en las posiciones que correspondería de acuerdo con nuestra historia y nivel de desarrollo. Somos el décimo país en producción científica, el primero europeo en ERASMUS, el tercero en número de proyectos y el cuarto en recursos captados en el programa H2020. Pero estamos muy abajo en las ligas europea y mundial de Universidades.

Sin embargo, es un hecho cierto que nuestros egresados en grados y másteres y nuestros doctores alcanzan un nivel homologable al de los países de nuestro entorno. Mi experiencia como docente, investigador y gestor universitario me sugiere que la gobernanza de las universidades acarrea pesadas cargas, y está lastrada por la falta de rendición de cuentas a la sociedad sobre su desempeño en lo más fundamental de sus funciones: formar los buenos profesionales que demanda la sociedad. Hay frenos al dinamismo, la innovación y una gobernanza más ágil y eficaz.

Las Universidades españolas no aparecen en los ránkings universitarios en las posiciones que correspondería de acuerdo con nuestra historia y nivel de desarrollo

Pero esto está cambiando y muy rápidamente. En estas fechas de 2016, la inmensa mayoría de los grados de cuatro años (graduados en ingeniería de…, ciencias de,…) están siendo evaluados por paneles externos de la ANECA o agencias de calidad de las CCAA. La ley exige que la acreditación que permite a una Universidad impartir en grado de cuatro años sea renovada a los seis años desde su implantación; y en el caso de los Másteres Universitarias a los cuatro años. Se trata de un proceso de evaluación serio, profundo, estructurado y realizado por terceras partes. Si, de su resultado, se concluye que un grado no alcanza los mínimos exigidos, la Ley autoriza al Estado a revocar a la Universidad la acreditación para impartir un título; que, es como si le quitaran su ITV. Muchas universidades además están acreditándose para obtener sellos de calidad americanos y europeos (sellos de ABET y EUR-ACE), con exigencias adicionales a las que exige la legislación española.

En el caso de estudios que abordan la gestión del agua, existen en España numerosas titulaciones. Numerosas universidades imparten grados de ingeniería civil, química, industrial y agronómica, geología, geografía, ciencias ambientales, todos ellos formando a los estudiantes en diversos aspectos relacionados con los recursos hídricos. También se ofertan algunos Másteres en gestión de aguas y suelos (UA Barcelona; U Navarra), Ingenieros químicos, Grado en Geografía y Gestión del Territorio (U Sevilla), Máster Universitario en Ingeniería del Agua (U Coruña), Máster en Tecnología del Agua en Ingeniería Civil (U Córdoba), Máster en Tecnología y Gestión del Agua - Dual City (Bcn / Mad), de Aqualogy, Máster Ingeniería Hidráulica y Medio Ambiente (U Politécnica de Valencia), El Agua en el Medio Natural. Usos y Gestión (UPM) o Master en Gestión Sostenible del Agua (U Zaragoza), por citar unos pocos.

La formación universitaria atraviesa en todo el mundo un proceso de cambio, motivado entre otras cosas por el acceso masivo a información digital, desarrollada con fines docentes e ilustrativos, y la necesidad de cubrir competencias transversales (creatividad, trabajo en equipo, idiomas, comunicación, liderazgo,…). Los sectores económicos -empresas y especialistas-, colegios profesionales y administraciones deben ser más consultados sobre las competencias que deben adquirir los estudiantes. No se trata de cambiar los planes cada año, pero sí de ir adaptándolos En el sector del agua, se aplican numerosas técnicas, procedimientos y procesos en continua evolución. El reto de la Universidad y la educación superior es equilibrar la formación en las ciencias básicas con el conocimiento de las técnicas modernas aplicadas. Por ello, las administraciones deben exigir el máximo de transparencia a las universidades para publicar toda la información referente a sus títulos y la inserción laboral de sus egresados. De lo contrario, los futuros estudiantes no podrán discriminar entre centros y títulos, y la competencia por la excelencia no se desarrollará en pie de igualdad. Desde esta tribuna, hacemos un llamamiento a la industria y los sectores relacionados con el sector del agua para que demanden de las universidades una formación adecuada a sus necesidades de profesionales.