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Una segunda oportunidad para el río Bogotá

Sobre el blog

Alberto Justel
Responsable de Comunicación y Marketing Internacional en Aqualia
  • segunda oportunidad río Bogotá

Montar en el funicular de Monserrate (esa exquisita obra de ingeniería del año 1929) y ascender ladera arriba entre el dominante bosque andino para divisar una de las más majestuosas vistas de Bogotá que pueden contemplarse es algo que tiene tintes casi místicos. Subir desde los ya de por sí elevados 2.640 m de altitud media de la capital colombiana hasta los 3.150 m del cerro de Monserrate en pocos minutos y contemplar una de las panorámicas más fascinantes de toda Sudamérica predispone el alma a meditaciones y aperturas trascendentales. Desde la cima de la colina un viajero ocasional puede asombrarse y dejarse hipnotizar por un horizonte infinito en el que la ciudad parece extenderse sin límite. Allí arriba la sensación de inmensidad es imponente; la vista de Bogotá, que cuenta con casi 8 millones de habitantes, se presenta diáfana en su altiplanicie.


Vista de Bogotá desde el Cerro de Monserrate

Los seres humanos hacen cosas raras. Entre ellas, la de agruparse en megalópolis para, en teoría, mejorar sus condiciones de vida huyendo de los entornos rurales. No hay más que echar un vistazo desde Monserrate para confirmarlo. La belleza de la vista nace en gran medida del extraordinario e incansable trabajo de aglomeración de las sociedades modernas. Sin embargo, estas grandes agrupaciones urbanas muchas veces no llevan asociadas ninguna mejora sustancial en la calidad de vida de sus habitantes pero sí provocan dificultades importantes en la gestión de los recursos medioambientales.

En la capital colombiana, la concentración de población en el área metropolitana ha tenido una incidencia nefasta en el entorno. El río Bogotá, sufre en la actualidad una importante polución por la recepción de las aguas de sus afluentes Salitre, Fucha y Tunjuelo tras su paso por la capital que lo convierten en un río muerto en determinados tramos.

Para paliar este problema, la CAR (Corporación Autónoma Regional) de Cundinamarca, Departamento en el que se encuentra Bogotá, presentó un concurso público internacional para la ampliación de la PTAR El Salitre. Tras el proceso de licitación y tras obtener la ‘No Objeción’ por parte del Banco Mundial (entidad que con 250 millones de dólares financia en gran medida el proyecto), la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca adjudicó la construcción de las obras para la ampliación y optimización de la planta al Consorcio Expansión PTAR Salitre, conformado por Aqualia, la compañía griega Aktor y la colombiana Cass Constructores por un valor superior a los 430 millones de dólares.


El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, en una visita al río Bogotá englobada en la presentación del proyecto "Adecuación Hidráulica y Recuperación Ambiental del Río Bogotá"

La ampliación aumentará la capacidad de tratamiento de la planta de los 4m3/s actuales hasta los 7,1m3/s. Además, se añadirá al tratamiento primario existente un tratamiento secundario y una desinfección de las aguas tratadas. Se trata, por tanto, de un proyecto fundamental para la mejora del saneamiento de la ciudad.


Infografía del proyecto de ampliación PTAR Salitre

Aunque tras la ejecución de El Salitre será muy difícil que desde lo alto de Monserrate puedan apreciarse las mejoras que este proyecto traerá asociadas, sin duda alguna los beneficios para la población y el medioambiente serán incuestionables.

Según Zafar Adeel, director del Instituto para el Agua, Medio Ambiente y Salud de las Naciones Unidas (Inweh), solo el 46 % de la población de la región latinoamericana tiene acceso al saneamiento, casi 36 millones de personas siguen sin acceso a fuentes de agua potable adecuadas y más de 110 millones de personas no tienen acceso a servicios de saneamiento apropiados. En este contexto, una obra de depuración de la magnitud de El Salitre supone un avance fundamental en la consecución del derecho humano al saneamiento tal y como lo establecen las Naciones Unidas (saludable, limpio, accesible y asequible para todos) y esto es algo que el jurado de los #premiosiAgua ha visto con claridad. Los jueces han sabido reconocer, en esta edición del 2016, el valor medioambiental y social de este proyecto otorgando el galardón al mejor contrato a Aqualia, parte integrante del consorcio de ejecución.

Este premio, que nace este 2016 para distinguir a la mejor iniciativa de Colaboración Público-Privada que dé respuesta a los retos del tratamiento del agua en España y Latinoamérica, fue recogido por Luis de Lope, Director del Área Internacional de Aqualia y entregado por Carlos Vázquez Cobos, Responsable de Agua del Foro PPP. En palabras de Carlos Vázquez, los mecanismos de Colaboración Público-Privada aumentan la posibilidad de inversiones, mejoran la creación de empleo, buscan financiación, optimizan la gestión, permiten la transferencia tecnológica y todo esto sin poner en duda los principios básicos de la titularidad pública del recurso y la titularidad del servicio así como el derecho humano al agua.

Dentro del megaproyecto de “Adecuación Hidráulica y Recuperación Ambiental del Río Bogotá”, las obras de ampliación de la PTAR El Salitre, suponen un exitoso ejemplo de colaboración público-privada y beneficiarán a cerca de 3 millones de bogotanos así como a un ecosistema con una biodiversidad sorprendente.


Salto de Tequendama (157 m) en el río Bogotá

... Pensando en todo esto, estoy seguro de que cuando vuelva a montar en el funicular de Monserrate y suba la colina a comerme un helado o una arepa, me vendrán a la cabeza todos estos temas: Aqualia, El Salitre, iAgua, sus premios… pero, sobre todo, que al margen de los galardones y reconocimientos, lo más importante del esfuerzo y la actividad que desempeñamos en Aqualia diariamente es poder contribuir a preservar la belleza natural del entorno en el que viven las personas.

Una belleza como la de la vista desde Monserrate.