Los avances tecnológicos en el sector del regadío y la mejora de las infraestructuras ligadas a la modernización del regadío permiten alcanzar elevados niveles de precisión en el manejo de las instalaciones de riego, así como en el control del momento y la cantidad de agua aplicar según el objetivo productivo y la cantidad de agua disponible, tratando de aplicarla el agua en la etapa de desarrollo del cultivo que maximice su productividad agronómica y económica. En este sentido, mientras que los automatismos y los software diseñados para el control remoto de los equipos de riego han sido rápidamente incorporados por el sector, no se ha conseguido el mismo nivel de implantación con las otras metodologías. Así por ejemplo, aunque con la teledetección es posible determinar las necesidades de agua de los cultivos y conocer la distribución espacial del estado hídrico de las plantas a nivel de parcela, el número de usuarios que utiliza esta tecnología es muy reducido. De la misma manera, tampoco es habitual encontrar explotaciones que dispongan, además de estaciones meteorológicas próximas, de modelos de ayuda en la optimización de la programación de los riegos, junto con sondas de humedad del suelo y transductores de presión y/o contadores para poder conocer el volumen realmente aplicado en cada riego, dato fundamental para poder alimentar esos modelos y optimizar el uso del agua de riego
A esta situación habría que añadir que la mayoría de las explotaciones no realizan evaluaciones periódicas de los sistemas de riego, a pesar de que la cantidad de agua aplicada y la uniformidad de distribución van modificándose con el tiempo, normalmente siempre a peor. Además, el manejo del agua en muchas explotaciones también está condicionado por otros factores relacionados con el precio de la energía, las limitaciones del sistema de riego y/o de la comunidad de regantes, o la normativa imperante en la cuenca hidrológica en la que se encuentra.
A pesar de todo, y gracias al buen hacer de los agricultores, puede decirse que las explotaciones consiguen una relativamente alta productividad del agua. En cultivos anuales este resultado suele conseguirse a costa de sobrerregar los cultivos y mantener una elevada disponibilidad de agua en el suelo en todos los puntos de la parcela, lo que implica unas mayores pérdidas por evaporación, pérdida de nutrientes por percolación, favorecer enfermedades y un mayor consumo energético. En cultivos leñosos no suele darse esta situación dado que se manejan bajo condiciones de riego deficitario, siendo el principal problema desconocer la cantidad de agua a aplicar en cada etapa de desarrollo del cultivo para conseguir la mejor relación rendimiento vs. calidad, a pesar de la gran cantidad de estudios disponibles en la bibliografía.
Aunque existen medios para mejorar la productividad del riego, muchos no están siendo utilizados, reduciendo la competitividad
Por lo tanto, la sensación es que a día de hoy existen medios para mejorar la productividad del agua, pero muchos de estos no están siendo utilizados por el sector. Los principales motivos de ello pueden ser el coste que supone disponer de ciertos servicios o adquirir el equipamiento necesario, unido a la complejidad que implica la interpretación de los datos y tomar las decisiones adecuadas. Por ejemplo, en España disponemos de una excelente red de estaciones meteorológicas distribuidas por las principales zonas regables, cuya información es de poca utilidad para los agricultores si no es convertida en necesidades de riego de los cultivos. Este es uno de los principales servicios que tradicionalmente han ofrecido los Servicios de Asesoramiento al Regante (SAR).
Desde nuestro grupo de investigación pensamos que una manera de incrementar notablemente la eficiencia en el uso del agua y su productividad es poniendo a disposición de los regantes un software que les ayude a realizar una adecuada programación de riegos, particularizada a las características de su explotación y cultivos. Tenemos constancia de la elevada demanda de un servicio como éste en muchas zonas regables y no sólo de Castilla-La Mancha. Sin embargo, a pesar de que ya han habido intentos previos, estos han tenido un éxito relativo al no estar las herramientas totalmente adaptadas a las necesidades de los agricultores y ofrecer, en ocasiones, resultados poco creíbles para las características de la zona.
Por lo tanto, conseguir resultados realistas implica el calibrado de los modelos para los cultivos de la zona donde vaya a utilizarse, introducir ciertos parámetros para caracterizar la explotación, conocer la cantidad real de agua aplicada por los sistemas de riego, e instalar pluviómetros con el fin de corregir los datos de precipitación de la estación climática disponible en la zona. En consecuencia, los costes de utilización de estas herramientas son prácticamente nulos para los agricultores y muy bajos para las administraciones.
En este sentido, los resultados obtenidos al comparar el manejo tradicional del riego con el realizado al utilizar el software desarrollado por nuestro grupo de investigación (disponible en crea.uclm.es), muestran una clara mejoría en los indicadores de productividad del agua, rentabilidad y sostenibilidad. En consecuencia, ayudar a los agricultores a realizar una adecuada programación de riegos debería ser una prioridad dado que, actualmente, existen medios para ofrecer este servicio y difícilmente se puede realizar un uso eficiente del agua si ésta no se aplica en el momento y en la cantidad adecuados.
Figura 1. Captura de pantalla del modelo “MOPECO-programador de calendarios de riego”.