La necesidad de aumentar la eficiencia en los servicios de distribución en contextos marcados por una creciente escasez hídrica constituye uno de los principales retos a los que se enfrentan los operadores de servicios de abastecimiento urbano. En el contexto europeo, la Directiva 2020/2184/UE establece un umbral objetivo del 15% para las pérdidas de agua en redes urbanas. Asimismo, la Directiva Marco del Agua (2000/60/CE) fomenta el uso de instrumentos económicos, como la tarificación del agua, para alcanzar los objetivos de conservación del recurso. Las medidas para reducir el consumo final son principalmente: a) la tarificación del agua; b) la concienciación social; y c) las intervenciones de estímulo y de comportamiento para el ahorro. Estas intervenciones inducen cambios en el consumo doméstico, ya sea modificando el comportamiento de los agentes (p. ej., acortando tiempos de uso) o promoviendo la instalación de equipos de mayor eficiencia (p. ej., reductores de presión, electrodomésticos más eficientes). Evaluar la eficacia de estas medidas en términos de ahorro y eficiencia hídrica constituye un importante reto. El estudio desarrollado por Díaz-Cano et al. (2025) y publicado en la prestigiosa revista científica “Water Resources and Economics” aborda este reto.
El caso de la ciudad de Sevilla
El objetivo principal del estudio es cuantificar el impacto de distintas estrategias de política hídrica sobre la reducción de extracciones urbanas de agua, entendida como la cantidad de agua que se capta para ser distribuida a los consumidores. Para ello, los autores proponen un modelo analítico sencillo que permite estimar los efectos de tres medidas clave:
- Medida 1: Reducción de pérdidas en redes de distribución.
- Medida 2: Incremento de precios del agua.
- Medida 3: Campañas de concienciación social.
La metodología se aplica al caso empírico de la ciudad de Sevilla, donde se han implementado durante más de dos décadas políticas activas en favor de la eficiencia hídrica. Entre 1999 y 2022, Sevilla logró reducir su consumo per cápita doméstico de 142 L/persona/día a 109 L/persona/día, lo que supone una reducción del 23%. Esta mejora fue acompañada por una drástica reducción en las pérdidas de red, que pasaron del 33% al 11% en el mismo periodo. El estudio emplea una elasticidad del precio de -0.22, valor representativo para España. Esta estima que una subida de precio desde 1.49 €/m³ a 2.59 €/m³ (precios constantes de 2022) redujo el consumo en 16.3 L/persona/día. Aún así, persistía un ahorro no explicado por la tarifa (de 16.7 L/persona/día), atribuible a factores conductuales y sociales como la percepción de escasez o campañas informativas.
El modelo aplicado permite descomponer las contribuciones de cada medida:
- La reducción de fugas contribuyó entre el 41% y el55 % del ahorro total de agua.
- Las políticas de reducción de consumo (precio + concienciación) explicaron entre el 45% y el 59% del ahorro.
- Dentro de las políticas de demanda, el incremento del precio explicó el 49% del ahorro, mientras que la concienciación social representó el 51% restante.
Este hallazgo es clave para los tomadores de decisiones, ya que subraya que las políticas no tarifarias (e.g., educación, campañas de concienciación) pueden ser tan efectivas como las medidas económicas en contextos adecuados.
Lecciones para la gobernanza del agua urbana
El modelo propuesto por los autores permite simular escenarios de política “stand-alone” (aisladas) o combinadas, lo que constituye una herramienta útil y fácilmente replicable para otras ciudades y regiones. Esta estructura metodológica puede ser utilizada por planificadores hídricos para evaluar la eficacia de intervenciones bajo distintas condiciones. En concreto, los resultados del estudio ofrecen una serie de implicaciones directas para la formulación de políticas públicas:
- La combinación de medidas es más eficaz: la interacción entre inversiones en infraestructura, incentivos económicos y estrategias sociales ofrece resultados más contundentes que la implementación de medidas aisladas.
- La concienciación funciona: las campañas educativas y de sensibilización, sobre todo en contextos de sequía, logran cambios reales y medibles en los hábitos de consumo.
- Los precios tienen límites: si bien el aumento tarifario tiene efectos importantes, su eficacia es moderada en el corto plazo, por lo que no debe ser la única herramienta de gestión.
La imposición del umbral del 15% en pérdidas urbanas (Directiva 2020/2184/UE) exige importantes inversiones en infraestructura y digitalización de redes. El caso de Sevilla demuestra que este objetivo es alcanzable si se combina con estrategias bien diseñadas de reducción de demanda. El trabajo subraya que reducir pérdidas implica un aumento de los costes fijos, que deben ser cubiertos a través de la tarifa del agua conforme al principio de recuperación de costes. No obstante, se advierte que esto puede generar impactos distributivos adversos, por lo que se deben considerar esquemas de protección a los hogares vulnerables. La inclusión de la dimensión social en la gestión de la demanda —a través de campañas de concienciación, intervenciones sobre los hábitos de consumo y retroalimentación— permite alcanzar eficiencias similares o superiores a las logradas mediante aumentos de precio. Estas estrategias son especialmente útiles en contextos de baja elasticidad del precio y altos niveles de pobreza hídrica.
A partir del caso de la ciudad de Sevilla, pueden extraerse varias lecciones de utilidad para otros territorios con condiciones similares (clima mediterráneo, escasez estructural, crecimiento poblacional):
- La gestión integrada de la demanda y la oferta (almacenamiento, eficiencia, uso racional) es más efectiva que una aproximación unidimensional.
- Las ciudades que han experimentado sequías extremas tienen más probabilidades de generar cambios de comportamiento sostenidos si acompañan las medidas de restricciones con campañas de concienciación.
- Las estrategias de tarificación progresiva y los subsidios cruzados permiten compatibilizar sostenibilidad financiera con justicia social.
- La digitalización del ciclo integral del agua a través del uso de soluciones digitales, como sensores y contadores inteligentes, permitirá elevar la eficiencia en la distribución urbana del agua. Estas soluciones facilitan la detección de fugas y la identificación de perfiles de consumo para el diseño de acciones de concienciación e información ciudadana más efectivas.
Referencia del artículo: Díaz-Cano, E., Berbel, J., Montilla-López, N. M., & Expósito, A. (2025). Enhancing water efficiency: Distribution efficiency and consumption synergies. Water Resources and Economics, 50, 100260. https://doi.org/10.1016/j.wre.2025.100260
