Año tras año sufrimos en todo el mundo desastres naturales, desde un tsunami en Indonesia hasta un brutal seísmo en Haití o Chile, que conllevan el despliegue de toda una marea de ayuda humanitaria. Garantizar el acceso a agua potable y a saneamiento a las poblaciones afectadas en estas situaciones se convierte en una ardua tarea por parte de los equipos de apoyo.
Por ello, en este #Almaps queremos mostraros algunos de los mayores desastres naturales acaecidos en los últimos cinco años incluyendo el último desastre, el tifón Haeyin, o más conocido como tifón Yolanda, a principios del mes de noviembre.
El proyecto Esfera: agua y saneamiento
El agua y el medio ambiente juegan un papel esencial en el desarrollo y transmisión de muchas enfermedades así como en la aparición de brotes epidémicos en este tipo de zonas de emergencia. Las enfermedades diarreicas, en su mayoría ocasionadas por la pobre higiene y por la carencia de agua segura, son la mayor causa de morbilidad entre poblaciones desplazadas y refugiadas. Como patrón de referencia, las actuaciones en estas situaciones se basan en El Proyecto Esfera, y más concretamente, en uno de sus cinco capítulos, dedicado exclusivamente a Agua y Saneamiento.
El proyecto Esfera es el resultado de una iniciativa internacional puesta en marcha en 1997 por el movimiento de la Cruz Roja, Media Luna Roja y un grupo de ONGs dedicadas a la asistencia humanitaria. Se basa en dos convicciones principales: la primera, que se han de tomar todas las medidas posibles para aliviar el sufrimiento humano producido por catástrofes y conflictos; y la segunda, que las personas afectadas en los casos de desastre tienen derecho a vivir con dignidad y, por lo tanto, tienen derecho a recibir asistencia humanitaria.
En primer lugar, es necesario localizar un punto de dónde poder captar el agua. De forma general los ríos y lagos suelen estar altamente contaminados tras los desastres y precisarían de un tratamiento bastante completo. Por ello, se suele utilizar las aguas subterráneas, las cuales, generalmente a mayor profundidad, poseen mejores características químicas y biológicas.
Con el fin de potabilizar el agua rápidamente en casos de emergencia y abastecer al mayor número de personas posible, se establecen unos criterios mínimos sobre la calidad del agua a tratar y la cantidad indispensable que se destinará a cada persona, 15 litros por persona y día – para beber, cocinar y lavarse.
Las medidas esenciales para determinar la calidad del agua son la turbidez, medición de la cloración, el pH y un análisis microbiológico mediante un pequeño laboratorio portátil. Los estudios químicos no están incluidos dentro de estas medidas debido a su coste, tiempo de elaboración y accesibilidad en zonas poco desarrolladas. Por esto, la determinación de sustancias tóxicas en el agua de consumo no es una tarea fácil de realizar en emergencias.
Una vez captada el agua es indispensable su potabilización. Dos de los principales problemas son la presencia de partículas sólidas en suspensión y el sabor, parámetros que no tienen porqué ir ligados a la contaminación, pero que pueden generar desconfianza en las personas que deben consumirla. Estos tratamientos pueden realizarse en diferentes balsas imitando los procesos de una ETAP: 1. desbaste mediante una rejilla y decantación, 2. clarificación del agua pudiendo añadir coagulantes -floculantes y 3. desinfección mediante desinfectante residual, como el cloro es vital para garantizar un agua segura.
En ocasiones, es factible el empleo de equipos autónomos que realizan de forma integral el tratamiento de agua, desde la captación hasta la desinfección. Por ejemplo, actualmente Cruz Roja Española dispone de una Unidad de Respuesta a Emergencias (ERU) de Agua y Saneamiento que consta de un sistema móvil que produce, almacena y distribuye unos 200.000 litros de agua por día. Provee agua de máxima calidad y saneamiento ambiental a poblaciones de hasta 20.000 personas y a instalaciones de salud.
Esta entrada ha sido publicada originalmente en el blog de GaiaEMA y replicado aquí con su expresa autorización.