Un error común al que nos enfrentamos a la hora de estudiar la calidad en la prestación de los servicios públicos, es centrarnos en “quién” lo debe gestionar: ¿público o privado?, siendo realmente importante el “cómo” se lo hace, a fin de satisfacer las necesidades de los ciudadanos.
Si a esta particularidad le sumamos un problema adicional, y es “qué” gestionamos, en éste caso el agua potable, la discusión se vuelve más compleja por obvias razones, al tratarse de un recurso limitado, esencial para la vida y también un derecho humano fundamental.
Expertos del sector debatieron la gestión pública y privada, poniendo énfasis en que el objetivo final es garantizar un acceso a los servicios de manera universal
Es en éste contexto, que la Universidad del País Vasco (Euskal Herriko Unibertsitatea), UPV/EHU, desarrolló hace unos días el Curso de Verano: “El Abastecimiento de Agua: Gestión pública o privada”; el cual se desarrolló en la ciudad de San Sebastián, en el Palacio de Miramar (antiguo lugar de veraneo de la Corte) a orillas del mar Cantábrico; formación académica a la cual tuve la suerte de asistir conjuntamente con una veintena de profesionales e investigadores en el área de agua, saneamiento e higiene, WASH (por sus siglas en inglés).
La agenda programada permitió que expertos del sector, defiendan y cuestionen tanto la gestión pública como privada, poniendo énfasis en que el objetivo final en uno y otro caso es garantizar un acceso a los servicios de manera universal, uniforme, eficiente, responsable, regular, continua y de calidad.
Los ponentes que participaron procedían de diversas áreas: pública, privada y tercer sector, entre ellos de la Asociación Española de Abastecimiento y Saneamiento, Acciona Agua, UPV/EHU, Universidad de Zaragoza, y empresas públicas locales (Aguas del Añarbe). Situación que permitió contrarrestar argumentos, pero sobre todo valorar los beneficios que tanto la gestión pública como privada pueden prestar en un sistema que insistimos debe preocuparse de los parámetros del “cómo” se lo hace, más allá del “quién” lo haga, puesto que los hechos han demostrado que los dos modelos pueden convivir e incluso volverse complementarios, mas no exclusivos peor aún dominantes, fruto de un obvio monopolio natural.
En mi opinión, la formación que ofrecen los cursos de verano tienen la ventaja de diseñar propuestas que como la narrada, responden a la actualidad y novedad en un sector como el agua y el saneamiento en el que sus profesionales, técnicos e investigadores deben estar en constante actualización, y debido a sus actividades propias de sus cargos, no pueden o no disponen del tiempo suficiente para cursar estudios completos de cuarto nivel como especializaciones o maestrías. Sumado a ello, la libertad para escoger los temas a ser tratados en las formaciones como los cursos de verano, permiten no sólo escoger temas actuales, sino que además abre las puertas para que expertos, funcionarios y empresarios sean quienes durante unos días se tomen las aulas para compartir sus experiencias y debatir con los asistentes.