Un estudio de “Global Water Partnership” (2010), nos muestra que uno de los mayores retos al cual se enfrenta la eficiente gestión del agua asociada a la seguridad hídrica es su inminente adaptación al cambio climático, el cual ha sido reconocido como un verdadero problema a escala global y no tan sólo como una simple percepción. Y es precisamente a través del agua y los fenómenos meteorológicos asociados como se manifiesta el cambio climático, véase las grandes sequías, tormentas, inusuales cambios de temperatura, inundaciones, etc. Es pues, un gran desafío para la sociedad del siglo XXI no sólo diagnosticar los fenómenos que pueden llegarle a afectar, sino sobre todo diseñar planes de acción y gestión de los recursos hídricos para disminuir de alguna manera los efectos y adaptarnos a ésta nueva realidad.
La seguridad hídrica busca precisamente éste objetivo, aunque ha sido erróneamente definida tan sólo como el acceso seguro y suficiente de recursos (similar a la seguridad energética o alimentaria), siendo su concepto más amplio, ya que debe ser entendida como: “la capacidad de aprovechar el potencial productivo del agua y limitar su potencial destructivo”, definición que se acopla a la de Grey & Sadoff (2007), como la “provisión confiable de agua cuantitativa y cualitativamente aceptable para la salud, la producción de bienes y servicios y los medios de subsistencia, junto con un nivel aceptable de riesgos relacionados con el agua”.
La inversión en investigación y desarrollo de proyectos asociados a la seguridad hídrica es urgente
Una de las vías propuestas para alcanzar la seguridad hídrica se basa en el cumplimiento de las tres “i”, que consisten en: a) información accesible y adecuada (levantamiento de información y actualización periódica de la misma); b) institucionalidad (fortalecimiento y capacidad institucional de los órganos gestores); y, c) infraestructura natural y artificial para almacenamiento y transporte de agua. Sin embargo, su aplicación y desarrollo se traduce en cuantiosas inversiones, que si bien es cierto pueden llegar a ser costosas, es preferible invertir en éste tipo de proyectos que usar los mismos o mayores recursos para remediar los efectos negativos de desastres naturales relacionados con el agua (inundaciones), la agricultura (cultivos en general), la urbanización e industrialización asociadas a la creciente demanda de agua, y la salud, en particular enfermedades como el cólera y la malaria en grandes asentamientos humanos.
En mi opinión, la inversión en investigación y desarrollo de proyectos asociados a la seguridad hídrica es urgente, pues ésta abarca desde la protección del medio ambiente, el estrés hídrico, la mitigación y adaptación al cambio climático, el acceso a agua potable segura, así como la distribución equitativa de los recursos hídricos; por lo que coincido con el Reporte de Naciones Unidas del Desarrollo Mundial del Agua (2006), que señala que los verdaderos problemas que amenazan la consolidación la seguridad hídrica son: la concentración de poder, los altos niveles de pobreza y la desigualdad, más que la falta de disponibilidad del recurso hídrico.