El título de este artículo fue el reto que se me planteó hace unos meses para impartir un MOOC de Ciudades Inteligentes del Ministerio de Industria y Turismo español. El objetivo del curso es dar a conocer y respuesta a los principales retos de la gestión integral del agua en las ciudades y analizar el estado del arte de la gestión integral del ciclo del agua, sin entrar en tecnicismos y de forma amena.
Para introducir el tema: la rápida urbanización y el cambio climático sumado al mantenimiento no óptimo de las infraestructuras del ciclo integral del agua pueden dar lugar a inundaciones y a su vez, escasez del recurso agua por su contaminación. Los efectos son adversos para la salud, suponiendo altos costes de rehabilitación e inversión que pueden desbordar la capacidad de adaptación de las ciudades a los retos del futuro.
Según el Foro Económico Mundial, más de un tercio de la población del globo habitará en 2025 en zonas donde el agua será escasa, mientras que la demanda de esa agua habrá aumentado un 40%, acorde con el crecimiento económico.
La rápida urbanización y el cambio climático sumado al mantenimiento no óptimo de las infraestructuras del ciclo integral del agua pueden dar lugar a inundaciones y a su vez, escasez del recurso agua por su contaminación
Respecto al Ciclo del Agua Urbana en España, con datos de AEAS de 2014, el consumo medio del agua en los hogares ha subido ligeramente, alcanzando los 139 litros por habitante. La factura del agua solo supone el 0,9% del presupuesto familiar y se sitúa muy por debajo del 3% marcado por la ONU como cifra límite de asequibilidad del Derecho Humano al Agua. Los servicios de agua urbana en España están a la cabeza de Europa en tecnificación.
La protección del medio ambiente debe ser uno de los objetivos principales de las ciudades del futuro; por tanto, un servicio adecuado de abastecimiento y saneamiento se establece como necesidad básica que toda ciudad debe cubrir.
El concepto “inteligente/smart” aparece cuando se ofrecen formas innovadoras de aprovechamiento y reutilización del recurso agua, haciendo partícipe al ciudadano de todo el sistema, conociendo lo que demanda y permitiéndole interactuar en el proceso, logrando así capacidad de previsión y anticipación.
Las TIC en este nuevo paradigma juegan un papel fundamental. El objetivo de estas tecnologías es obtener información sobre el uso del agua y mejorar su gestión. Por otra parte, debido al impacto del cambio climático, los datos históricos se vuelven menos importantes y menos útiles. Por esta razón, un rápido acceso a la situación actual en tiempo real y condiciones actuales se convierte en una herramienta fundamental para la toma de decisiones.
Otro reto del mundo del agua es su encaje dentro del nuevo paradigma de la Economía Circular
Pero, ¿en qué estado están las ciudades en el desarrollo del “Agua Inteligente”? En el marco del proyecto de la realización de un estudio y guía metodológica sobre Ciudades Inteligentes realizado por el ONTSI, se hizo un análisis para municipios de más de 100.000 habitantes, donde para el servicio de consumo y calidad del agua, se obtienen las conclusiones que la interacción con el ciudadano, transparencia y automatización de procesos deben ser objetivos de futuro en el sector.
¿Y cuáles son los Retos del futuro del mundo del agua en relación a las TIC?
Obviamente, el primero es la Transformación Digital, donde los servicios de agua de las ciudades no están siendo ajenos al tsunami digital que supone el uso de impresión 3D, los robots, la inteligencia artificial, el Big Data o el Internet de las Cosas (IoT).
Otro reto del mundo del agua es su encaje dentro del nuevo paradigma de la Economía Circular, simple y convincente estrategia que tiene por objeto reducir la entrada de los materiales y la producción de desechos, cerrando los bucles o flujos económicos y ecológicos de los recursos. La reutilización de materias primas que actualmente se eliminan como residuos es uno de los principios clave del paquete de la economía circular adoptado en diciembre de 2015 por la Unión Europea.
A modo de conclusión del artículo, a medida que las economías crecen, también lo hace la demanda de agua. La decisión de asignar más agua a la energía, los alimentos, la industria o de fabricación es una decisión implícita que provoca que haya menos agua disponible para otros usos económicos, suministro público de agua y otros servicios.