La gestión de las intervenciones de miles de actores en el territorio de las cuencas y sus fuentes naturales de agua es una tarea dinámica y compleja. Los procesos que hoy se aplican para guiar dichas intervenciones son ineficientes, dispersos, desarticulados, desintegrados y reactivos en lugar de ser preventivas de situaciones.
Muchas veces se afirma que la gestión de intervenciones sobre cuencas y sus recursos hídricos debe ser «integrada» pero en la realidad, lo que debe ser, es articulada, coordinada, monitoreada, evaluada con relación a los resultados obtenidos y no necesariamente «integrada». Para ello se requiere disponer de planes consensuados y hacer un efectivo seguimiento de su aplicación. Los centros de comando y control, la disponibilidad de metas, planes e indicadores de avance y los observatorios de cuenca cumplen esa función.
El objetivo que se busca es obtener resultados efectivos en el territorio, coordinando la aplicación de múltiples instrumentos de gestión cuyos fines son lograr compatibilizar usos y usuarios de recursos hídricos, minimizar externalidades negativas producto de las intervenciones y mitigar los efectos de fenómenos o eventos naturales extremos como sequías e inundaciones.
Estos instrumentos incluyen información e investigación adecuada, otra, tomar decisiones, instrumentos de inducción de comportamiento como son las leyes, normas, fiscalización, información económicas y educación, adecuada organización e institucionalidad a nivel nacional y de cuencas y la aplicación de medidas de infraestructura hidráulica y soluciones basadas en la naturaleza entre muchas otras, opciones técnicas para gestionar las fuentes naturales de agua.
En muchos países estos instrumentos están a cargo de diferentes organizaciones públicas y privadas. No se trata necesariamente de crear una monstruosa organización que sea capaz de hacer todo, sino de al menos coordinar sus aportes en función de las necesidades de cada cuenca y sistema hídrico. La formulación de planes de ejecución por cuenca, con la participación de los diferentes actores que deberían aplicarlo, es el primer paso para coordinación de las acciones.
La realización de auditorías y la vigilancia de la aplicación de las normas aprobadas por usuarios y el estado debe ser un atributo de una organización encargada de gestión de recursos hídricos y agua por cuencas.
En general, una organización de gestión de intervenciones por cuencas debe ser el garante de que las decisiones que se tomen sean efectivamente implementadas en los plazos estipulados, dentro de los costos establecidos y otros pormenores. Para ello debe tener un centro efectivo de comando y control. De lo contrario, los posibles acuerdos de un consejo no se cumplirán.