¿Hay algo más circular, más extenso y necesario que el ciclo natural del agua en nuestro pequeño planeta Tierra? Este artículo, sin embargo, no está dedicado a este portentoso fenómeno, sino a nosotros que consumimos un recurso prehistórico y que hemos aprendido a captar, potabilizar, transportar, depurar; y en particular a quienes nos representan y que se han elevado a cotas de mayor responsabilidad, ya sea en una empresa, universidad o institución.
Hay un momento en que una pasión colectiva subleva una época; tal pasión anima los actos y los colora con fuerza, los dirige. La época ya no es de tranquilidad y blandura; está enérgicamente afirmada en la acción.
Le Corbusier. La Ciudad del Futuro. 1924.
Situación. Eurostat publica que la superficie de “tierra artificial”, en España, era en 2015 de 16.960 km2; de este valor tomemos conciencia de que la superficie cubierta era de 5.223 km2 y que, por lo tanto, podría haber captado agua de lluvia para consumo con alguna posibilidad de éxito. Miremos al año 2009, cuando para el mismo concepto el valor era de 4.837 km2. El cálculo es obligado: cada año entre 2009 y 2015 se ha dispuesto en España una nueva superficie cubierta de 64 km2.
Planteamiento. Supongamos que se mantiene ese nivel de construcción para el periodo que va de 2020 a 2030. Se ha considerado este 2030 atendiendo a que se ha publicado por el Gobierno de España el borrador del documento España Circular 2030, Por un futuro sostenible. ¿Es razonable que cada uno de esos años, de 2020 a 2030, podamos captar agua de lluvia in situ al menos en el 1% de la superficie cubierta que se construya, y la dediquemos al consumo en alguna de sus formas? ¿Qué lograríamos? No mucha superficie al principio, tan solo 0,64 km2 el primer año, pero al llegar al último el valor acumulado ya sería de 7,1 km2, con lo que habríamos construido el equivalente a una ciudad de 52.000 habitantes con todos sus servicios, donde los 7,1 km2 se corresponden con la superficie cubierta por todos los motivos. Téngase en cuenta que en España en 2030 la superficie cubierta total será de 135 m2 por habitante.
¿Y con esto, qué? Aceptemos que en España la lluvia media es de 648 mm/año (AEMET), y que somos capaces de gestionar el 80% de lo cae en esas cubiertas. En este escenario en 2020 se recogerían 333.000 m3 de agua, mientras que en 2030 serían 3.700.000 m3.
Desenlace. El INE indica que en 2014 el consumo doméstico de cada habitante era de 132 litros/día, valor que se eleva a 189 litros/día considerando la parte que le corresponde del consumo industrial, municipal, etc. ¿Cómo se puede gestionar los 3.700.000 m3 captados para que lleguen al consumo? Aceptemos que de los 189 litros/día que cada habitante consume, se solicita que 2/3 los aporte la lluvia. Para lograrlo al 100% es necesario un tanque de 7.600 litros/habitante; sin embargo, si nos conformamos con cumplir esta exigencia al 75%, más en los meses de invierno y menos en los de verano, es suficiente con un tanque de 2.100 litros/habitante, con lo que en 2030 la ciudad ideal de 52.000 habitantes podría aportar el 50% de todo su consumo.
¿Y hasta entonces? Hasta entonces pongámonos a ello avanzando en el conocimiento y con una hoja de ruta, por ejemplo, como esta.
- A) Determinando el ámbito del uso: particular, comunal, institucional, industrial, agrícola…
- B) Concretando el tipo de uso: inodoros y urinarios; parques; piscinas; limpieza de zonas comunes; riego de campos de fútbol; baldeo de viales; limpieza de contenedores y mobiliario urbano; animales; usos industriales y agrícolas; recarga de pozos y acuíferos...
- C) Identificando los mejores focos de captación de agua de lluvia.
- D) Promoviendo las instituciones sus propias instalaciones replicables y ejemplarizantes.
- E) Abriendo las aguas de lluvia a la gestión, el intercambio, la socialización y el comercio.
- F) Desarrollando normativas y sistemas de calidad técnica para la gestión de este recurso.
- G) Creando un certificado ecológico por su utilización.
Para terminar, un poco más de Le Corbusier: Entre creer y no creer, creer; entre actuar y disolver, actuar; ser juvenil y lleno de salud es poder producir mucho, pero serán necesarios años de experiencia para producir bien.