El cambio climático, sumado a años de extrema sequía, está situando a España ante una realidad crítica respecto a la seguridad hídrica. Ante este panorama, surge la necesidad urgente de digitalizar el sector del agua para garantizar un futuro sostenible y eficiente. Esta transformación digital debe llevarse a cabo mediante una colaboración público-privada, siendo el PERTE (Proyecto Estratégico para la Recuperación y Transformación Económica) impulsado por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO) la herramienta clave que está comenzando a impulsar inversiones en la digitalización del sector del agua en España.
Sin la implementación de soluciones digitales junto a inteligencia artificial (IA), será imposible afrontar todos los desafíos que se nos presentan para asegurar un futuro en el que el suministro de agua esté garantizado y el control del ciclo del agua sea óptimo. Aunque la inversión actual en España no alcanza los niveles recomendados por los estudios del sector, los programas del PERTE están sentando las bases para el avance en la digitalización.
En este sentido, es esencial que tanto la administración pública como las entidades gestoras y las empresas tecnológicas privadas se comprometan a cubrir las crecientes necesidades del mercado del agua. Este esfuerzo conjunto permitirá desarrollar soluciones de control predictivo y correctivo, que son clave para mitigar los riesgos actuales relacionados con el agua, como el ANR (Agua No Registrada), las fugas y el fraude.
La inteligencia artificial se muestra como un indispensable en el siglo XXI, convirtiéndose en la herramienta tecnológica con mayor potencial
Hoy en día, gracias a los dispositivos Internet of Things (IoT) equipados con tecnologías de comunicación como NB-IoT, LoRa o Long Term Evolution (LTE), es posible medir en tiempo real parámetros como la presión, el caudal o la calidad del agua. Esto proporciona una visión detallada y actualizada del estado de la red hídrica, facilitando la rápida intervención de las empresas gestoras. Como resultado, se pueden reducir las fugas físicas, los costes energéticos, de mantenimiento y operativos, al mismo tiempo que se mejora la eficiencia energética de las redes. Además, si se combinan los datos obtenidos por estos dispositivos desplegados con algoritmos de inteligencia artificial, es posible predecir eventos y mitigar los riesgos asociados a la gestión del agua.
La inteligencia artificial se muestra como un indispensable en el siglo XXI, convirtiéndose en la herramienta tecnológica con mayor potencial. La tendencia sobre IA indica que el 36% de las empresas han adoptado este tipo de tecnologías, lo que supone un crecimiento del 29% desde 2022. De hecho, las empresas que han adoptado servicios de IA reportan múltiples ventajas, entre las que se incluyen la agilización de los procesos empresariales (79%), el ahorro de costes (79%) y una mayor eficiencia (88%). Además, el 72% de las empresas españolas afirman que la adopción de IA ha supuesto un aumento de sus ingresos.
Estudios realizados por la Asociación Internacional del Agua (IWA) y varias gestoras del sector, han demostrado que el uso de dispositivos para monitorear y digitalizar el ciclo del agua, junto con tecnologías de inteligencia artificial, han reducido los tiempos de respuesta ante incidentes en un 80%. Asimismo, se ha logrado detectar fugas en menos de veinticuatro horas, cuando la media era de siete días, y se ha reducido considerablemente la frecuencia de roturas en las infraestructuras, prolongando su vida útil.
Es fundamental destacar la importancia de una correcta gestión de los millones de datos que estos dispositivos IoT generan. Solo mediante una adecuada gestión y análisis de estos datos se podrán maximizar los beneficios que la digitalización puede ofrecer al sector.
En definitiva, la digitalización y la inteligencia artificial se consolidan como pilares indispensables para enfrentar los desafíos actuales y futuros en la gestión del agua. Su éxito dependerá, sin duda, de una estrecha colaboración entre el sector público y el privado.
